Capítulo 3

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Renjun podía escuchar la voz de su hermano en su cabeza. "Has perdido la maldita cabeza". Junhui siempre era la voz de su cabeza. Su subconsciente. Su Pepito Grillo. El fantasma en su máquina. Sin embargo, Junhui. El Fantasma tenía razón. Renjun había perdido la cabeza. ¿Estaba realmente dispuesto a acostarse con Seo Jeno por una noticia? No, no acostarse con él, dejar que Jeno lo persiguiera, acechara y follara. ¿Con la remota posibilidad de que pudiera encontrar algo que le diera una pista sobre lo que hacía exactamente Seo Johnny durante su tiempo libre?

Sí, definitivamente lo haría.

Renjun podía fingir que todo esto venía de la necesidad de conseguir una noticia, pero la fría y dura realizar era que Jeno era el hombre más sexy que Renjun hubiese visto de cerca, y la idea de ser sujetado y follado sin sentido, sonaba exactamente como lo que estaba necesitando para esta noche. O cualquier noche, la verdad. Había pasado mucho tiempo desde que alguien había mirado a Renjun como si fuera digno de ser cazado.

Y si husmeaba un poco después de eso, entonces que así fuera.

Jeno se había ofrecido a llevar a Renjun en la limusina, pero Renjun había querido llevar su propio auto. Deseaba una opción de escape viable si esto pasaba de ser sexo kinky a una agresión criminal. Jeno no había pestañeado cuando Renjun le dijo que prefería conducir él mismo. Le había dado su dirección con una sonrisa, rozando sus labios contra la mejilla de Renjun de una manera que no debería haberle causado una erección.

Cuanto más lejos de la ciudad conducía Renjun, más contemplaba dar la vuelta e irse a casa. Jeno vivía en una gran propiedad a treinta minutos de la ciudad, en una casa que él mismo había diseñado. Su hermano también vivía allí, pero también tenían un apartamento en la ciudad. Renjun había pensado que Jeno lo llevaría a su departamento, en donde habría vecinos y un portero. Personas que sabrían que Renjun había estado allí.

Renjun cantó junto a Bon Jovi mientras contemplaba sus opciones de vida. Sus manos temblaban cada vez que las retiraba del volante. No quería morir en una casa que había aparecido en la portada de Architectural Digest. Pero tampoco había dado la vuelta, ¿Por qué no había dado la vuelta?

Porque había perdido la puta cabeza.

Le había dicho a Jeno que podía desnudarlo y perseguirlo. No, cazarlo. Jeno dijo que lo follaría en donde cayera. Y eso no debería haber sonado tan caliente, ¿Verdad? Había algo fundamentalmente mal con Renjun. Ser cazado y reclamado por Jeno no debería haber sido la mejor fantasía que hubiese escuchado en su vida. Pero lo era. Realmente lo era. Bajó la temperatura del aire acondicionado hasta que prácticamente produjo escarcha en las ventanas. El sudor de nervios no era nada sexy. Tampoco tener la boca seca. Tomó un sorbo de agua de la botella que había dejado antes dentro del auto, haciendo una mueca por la temperatura tibia.

Cuando entró en el sinuoso camino, se enderezó en su automóvil durante diez minutos completos tratando de sofocar el temblor de sus entrañas. La limusina no estaba allí, pero el Maserati que Jeno había mencionado antes estaba estacionado en el frente y al centro. El Maserati en el que Jeno había dicho que quería inclinar a Renjun encima. Su pene latía detrás de su cremallera. Cristo. Renjun no tenía miedo. Renjun estaba jodidamente excitado. No era el miedo lo que lo tenía temblando sino la adrenalina.

Cuando llegó a la puerta principal, esta se abrió antes de que pudiera llamar. Jeno estaba allí, los puños metidos en los bolsillos de sus pantalones negros hechos a la medida, aferrándose a los muslos bien formados. Estaba descalzo y con el pecho descubierto, luciendo perfectamente cómodo mientras estudiaba a Renjun.

Santa María, madre de Dios. Ningún ser humano debería verse así de sexy de cerca. Se había quitado el espeso cabello oscuro de la cara, como si se hubiera pasado los dedos unas cien veces entre ellos, las luces brillantes del vestíbulo resaltaban los pómulos perfectos y los ojos oscuros que lo seguían cada vez que Renjun se movía.

✾𝖕  𝖊  𝖗  𝖙  𝖚  𝖗  𝖇  𝖆  𝖉  𝖔✾  ||ɴᴏʀᴇɴ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora