Renjun parpadeó rápidamente para espantar el sueño, estirándose más de lo necesario antes de dejarse caer de espaldas y mirar al techo. La cama de Jeno era mucho más lujosa cuando Renjun no estaba esposado al cabecero. No estaba seguro de cuánto tiempo había dormido, pero la luz de la luna que brillaba a través de la ventana dividía la habitación, que por lo demás estaba oscura.
Se arrastró hasta sentarse y frunció el ceño ante la pila de ropa doblada ordenadamente en el borde de la cama. Era su ropa. De su apartamento. ¿Había ido Jeno a recuperar la ropa de Renjun mientras él dormía? Su corazón hacía esa extraña cosa que hacía cada vez que Jeno hacía algo considerado. Lo cual era sorprendentemente frecuente para un psicópata al que le gustaba cazar a sus compañeros de cama en lugar de seducirlos.
¿Johnny les había enseñado a ser tan atentos? ¿Era todo parte del... plan de estudios? Tal vez todos los hombres deberían ser obligados a tomar la clase de Seo Johnny "Cómo ser un humano". Debería enviar a su futuro suegro una cesta de frutas.
"El hombre te trajo ropa, no un riñón. ¿Son tan bajos tus estándares, Renjun?"
Renjun puso los ojos en blanco.
—Sí, bueno, también puedes culpar a mamá por eso. Ahora, si me disculpas, voy a entrar en su baño del tamaño de un apartamento y hacer uso de su elegante ducha. No estás invitado —dijo en voz alta a la habitación vacía.
Una vez bajo el agua, Renjun se dio cuenta de que Jeno también había traído su jabón y su champú. Renjun tenía que haber estado cansado. Había dormido a través de la conmoción de Jeno por el dormitorio. Ignoró su propio jabón, y en su lugar se enjabonó con el caro jabón corporal especiado de Jeno. Había algo en envolverse en el aroma de Jeno que hacía que toda esta situación se sintiera más real y menos como una especie de sueño febril.
Apoyó la frente en las frías baldosas, dejando que los chorros golpearan su piel. Si esto era un sueño, Renjun no tenía ningún interés en despertar. Nunca había sido impulsivo, no hasta Jeno. Ahora sólo se dejaba arrastrar por la marea de la caótica existencia de la familia Seo, y nunca había estado más tranquilo.
Jeno había dicho que debería abrir un canal de YouTube para empezar a diseccionar los asesinatos. Los asesinatos que su propia familia había cometido. Ahora, la familia de Renjun, también. Había una especie de genio malvado detrás del plan. No era que Renjun estuviera mintiendo. No estaba inventando los crímenes que las víctimas habían cometido. Las personas que habían matado se lo merecían.
La verdad era que los Seo no eran asesinos, eran el karma. Y Renjun podía ser parte del problema o parte de la solución. Ser parte de la solución significaba tener la carrera con la que siempre había soñado, un hombre con el que no podía imaginarse haber tenido una oportunidad, y una vida sacada de un maldito cuento de hadas. Y estaba en el lado correcto de la historia. No había ninguna desventaja.
La idea de estar frente a una cámara era un poco intimidante, definitivamente tenía una cara para la radio, pero no era que Renjun no estuviera acostumbrado a las críticas. Su madre se había asegurado de ello. Resopló al pensar en ello mientras cerraba el agua y salía de la ducha para secarse con una toalla antes de ponerse una camiseta y unos pantalones de chándal.
Renjun salió de la habitación, escuchando los sonidos de Jeno mientras bajaba las escaleras trotando. Vivir en estas casas era un juego constante de Marco Polo. Ladeó la cabeza, su pulso se disparó al captar el sonido de la voz de Jeno y lo siguió.
Estaba en su oficina. Parecía que esta vez estaba hablando de negocios reales, algo sobre presupuestos y límites de tiempo. Era extraño oír a Jeno hablar de cosas mundanas como los costes de construcción como si fuera un tipo más y no... bueno, un Seo.
