Capítulo 13

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Jeno ya estaba duro, mirando a Renjun con una sonrisa que debería haber encontrado humillante pero que, en cambio, hizo que su polla palpitara y su corazón se acelerara. Jeno le quitó el gorro a Renjun de la cabeza, enhebrando los dedos en sus rizos. Renjun hurgó con avidez el borde de la polla de Jeno a través de la tela del pantalón antes de que sus dedos se apresuraran a liberarlo de ellos, demasiado excitado como para sentirse avergonzado por su atrevimiento.

Era difícil sentirse avergonzado cuando Jeno lo miraba con el suficiente calor como para hacer que explotara de la nada, como si Renjun fuera digno y sexy y algo que Jeno realmente deseaba.

—Estás tan jodidamente caliente. Te he estado imaginando de rodillas para mí desde el momento en que te vi —canturreó Jeno, pasando el pulgar por el labio inferior de Renjun—. Adelante, amor. Sé bueno conmigo. Intentaré no ser demasiado malo contigo.

El pulso de Renjun se disparó ante las palabras de Jeno. El antiguo Renjun podría haber estado furioso por ser tratado como una muñeca sexual, pero este Renjun no tenía suficiente, no tenía suficiente de Jeno y de la forma en que lo miraba. Provocaba que Renjun fuera audaz. Lo hacía sentirse sexy y deseado.

—No quiero que seas amable conmigo.

—No tienes ni idea de lo que estás diciendo —advirtió Jeno con una risita, agarrando los rizos de Renjun con más fuerza—. Ya de por si tengo cero control a tu alrededor. Si me quitas la correa, no puedo prometer que no te haga daño.

El calor floreció en lo más profundo de Renjun. Se acomodó sobre sus talones, encontrando la mirada de Jeno desafiante.

—Entonces hazme daño. No sería la primera vez.

Renjun dejó caer su boca, con la lengua fuera, dejando claras sus intenciones. Vio el momento exacto en que Jeno dejó caer su máscara, ese falso exterior humano que todos llevaban para convencer al resto del mundo de que estaban seguros a su alrededor.

Pero nadie estaba seguro cerca de Jeno. Excepto Renjun. Llevaban poco de conocerse, pero Renjun sabía, en el fondo, que Jeno destriparía a cualquiera que lo mirara mal, y ese conocimiento hacía que Renjun quisiera hacer cosas muy malas por Jeno. Le hacía estar dispuesto a sentir dolor por él, a degradarse por él.

Jeno pasó su polla entre los labios de Renjun, sin forzar su entrada, sólo frotándose sobre sus labios y mejillas, como si lo estuviera marcando, haciéndole saber que haría lo que quisiera, cuando quisiera. Empujó la cara de Renjun hacia los rizos de la base de su polla, haciéndolo gemir. ¿Era normal estar hambriento por el olor de una persona? ¿Especialmente así, con la cara enterrada en su muslo, donde el olor era más fuerte?

A Renjun no le importaba. No le importaba si parecía necesitado o desesperado mientras frotaba su cara contra Jeno, incapaz de detener los gemidos que brotaban de sus labios mientras usaba su boca en las bolas de Jeno.

—Vamos, amor, chúpamela —Jeno tironeó la cabeza de Renjun hacia atrás, forzando su polla entre sus labios—. Muéstrame lo bueno que puedes ser.

Renjun cerró la boca sobre su longitud, saboreando el sabor de su piel y el peso en su lengua cuando Jeno comenzó a follar su boca, lentamente al principio, pero luego con más fervor.

Jeno gruñó en voz baja mientras Renjun gemía a su alrededor, el sonido iba directo a su polla hasta que goteó a través de su ropa interior. Jeno no había mentido, no tenía intención de ser amable. Tal vez sólo había estado calentando a Renjun, facilitándole lo que estaba por venir. La mano de Jeno se quedó dónde estaba, enredada en sus rizos, pero la otra se cerró alrededor de su cabeza. Dio un paso adelante, forzando su polla hasta el fondo de la garganta de Renjun con un rápido movimiento.

✾𝖕  𝖊  𝖗  𝖙  𝖚  𝖗  𝖇  𝖆  𝖉  𝖔✾  ||ɴᴏʀᴇɴ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora