Capítulo 12

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Jeno suspiró, moviéndose en su asiento una vez más, observando a Renjun por el rabillo del ojo. Estaban sentados en el todoterreno de Jeno, ante las puertas de la casa de su padre. A su lado, Renjun estado sentado mientras tenía un agarre mortal en el pomo de la puerta, como si le preocupara que alguien pudiera abrirla de un tirón y arrastrarlo afuera. A Jeno le parecía tanto confuso como divertido.

La idea había sido de Renjun, pero llevaba al menos quince minutos dándole vueltas. Toda la bravuconería que había tenido cuando le había dicho a Jeno que lo llevara a Johnny parecía haber desaparecido en los treinta minutos de viaje por la ciudad. Jeno comprendía su recelo, pero no sabía si debía insistir o esperar. Nunca había tenido que preocuparse por los sentimientos de alguien. Era... extraño.

—Así que... ¿Quieres que mi padre se reúna con nosotros aquí afuera o...? —se burló Jeno.

—Sólo necesito un minuto —espetó Renjun.

—Un minuto para, ¿Qué? —preguntó Jeno entre risas—. Sabes que mi padre no es el que mata a la gente, ¿Cierto? Lo hago yo. Ya sabes, el que ha estado dentro de ti. Dos veces. ¿Aquel a cuya cama te esposaste voluntariamente anoche? Soy yo a quien deberías temer —Renjun le lanzó una mirada molesta, arqueando una ceja, dejando que Jeno pusiera los ojos en blanco—. Ya sabes a que me refiero. Escúchame, mi padre no se va a enojar con nadie más que conmigo.

—Sí. Bueno —dijo Renjun—. Hagamos esto.

Jeno reprimió una carcajada ante el repentino y falso placer de Renjun, pero salió del vehículo, yendo alrededor del carro para abrirle la puerta. Entrelazó sus dedos, caminando directamente hacia la entrada y subiendo los escalones de piedra hasta las amplias puertas dobles de cristal.

Dentro, Jeno gritó: —¿Papá?

La casa era enorme, pero la acústica era fantástica. Además, a esta hora del día, su padre solía estar en su oficina. Excepto hoy.

—La cocina —respondió Johnny.

Jeno dirigió a Renjun a la cocina, deteniéndose en seco con una mueca cuando se dio cuenta de que su padre no estaba solo. Su hermano, Jisung, y su prometido, Chenle, estaban sentados en los taburetes de la isla.

Mierda.

En cuanto vieron a Renjun, Chenle y Jisung empezaron a sonreír, y la mirada de Chenle se dirigió al instante hacia donde estaban unidas sus manos. Jeno resistió el impulso de soltar la mano de Renjun. Lo sabían. Definitivamente lo sabían. Mierda

—¿Quién es tu amigo? —preguntó Chenle, con la voz llena de falsa inocencia, una sonrisa se extendió por su cara cuando vio los chupetones en la garganta de Renjun—. Jesús, Jeno. De verdad eres un animal.

Sí, lo sabían. Jaemin se lo había dicho a Hendery, y Hendery se lo había dicho a los demás.

—¿Qué? ¿Qué está pasando? —preguntó Johnny, mirando entre los dos.

—Este es Renjun. Renjun, este es mi padre, Johnny, mi hermano, Jisung, y su prometido, Chenle. Van a empezar a ser súper invasivos.

Renjun parpadeó.

—Oh, bueno.

Johnny estudió detenidamente a cada uno de sus hijos, Chenle incluido, antes de decir: —Encantado de conocerte, Renjun —Su voz renuente, como si se reservara el derecho de retractarse más tarde.

Jisung entrecerró sus ojos en dirección a Renjun, formando una sonrisa de satisfacción mientras se inclinaba hacia atrás.

—Entonces, Renjun. ¿A qué te dedicas?

✾𝖕  𝖊  𝖗  𝖙  𝖚  𝖗  𝖇  𝖆  𝖉  𝖔✾  ||ɴᴏʀᴇɴ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora