Capítulo 8 - No, no existe el amor

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Lori estuvo preguntando entre todas sus amigas para ver quién podía darle asilo y estuvo pasando uno o dos días con una y con otra, pero nadie tenía la posibilidad de alojarla por mucho tiempo, mientras tanto, la escuela y el trabajo se volvían difíciles gradualmente, pero finalmente, una compañera del equipo de golf le avisó que podía quedarse con ella, al menos hasta fin de semestre; Lori acogió esta noticia con alegría y se dispuso a reiniciar su vida desde aquí; la amiga quiso saber el porqué de esta salida rápida de su casa, pero Lori solo argumentó vagamente el que había tenido una fuerte pelea con su hermana y necesitaba tiempo y espacio para pensar la situación, al parecer la respuesta fue suficiente para su anfitriona y no volvió a preguntar.

Lori jamás contaría todo lo que había pasado en su antiguo departamento y pareciera que se había olvidado de todo, pero realmente seguía muy preocupada, ella era el sostén principal de esa casa y pensaba que Leni no sería capaz de sacarlos adelante, Lucy era una chica difícil si no le encontrabas el modo y Lincoln... aquí era donde sus ojos se arrasaban en lágrimas, su pequeño hermanito, su amado peliblanco, Lori realmente estaba enamorada, pero entendía que era un imposible y sabía que lo lastimaría mucho si se empeñaba en intentar algo con él, así que decidió tratar de borrar esa parte de su vida.

En casa de sus hermanos nada iba bien, Leni notaba que los menores estaban tristes y muy distantes, Lucy intentó establecer un lazo con su hermano, pero Lincoln era reacio a todo, ya no la acompaña de ida o de regreso de la escuela, se escondía o de plano escapaba para no verla y procuraba llegar antes o después de ella a casa solo para comer y salir de nuevo o estar encerrado, no dejó la escuela ni el trabajo en el campo de golf, pero no había ya pláticas ni actividades comunes con nadie; la rubia veía a Lincoln callado y siempre enojado o triste, no salía de su habitación más que a comer y evitaba estar en el mismo sitio con alguna de ellas, las pocas comidas en las que coincidían estaban marcadas por un silencio incomodo que los asfixiaba y los hacía aislarse cada vez más. Leni no tenía idea de cómo manejar la situación y pensó que tal vez, dándole su espacio a sus hermanos, lograría que todo se calmara y posiblemente pudieran hablar para tratar de resolver las cosas, pero el efecto fue justo el contrario, el silencio y la indiferencia que mostraban entre ellos los iba separando más.

Lucy había encontrado las cartas que su hermana mayor les dejara y en un acto de egoísmo, las guardó sin dárselas a sus hermanos, pero tampoco se molestó en leerlas siquiera, pensaba, con rabia y resentimiento, que Lori solo diría mentiras y trataría de justificar su indecencia y su abuso; estuvo tentada a tirarlas a la basura, pero en el último momento, decidió no hacerlo, la pelinegra pasó algunas horas muy enfadada, estaba indignada por lo que consideraba el acto final del descaro de su obscena hermana mayor, pero una curiosidad nacida de estar mirando las hojas de papel dobladas le pudo demasiado y terminó abriéndolas; la suya era una larga serie de disculpas, Lori decía lamentar todo y queriendo poder terminar en paz, se despedía en un tono que hacía pensar en un adiós definitivo; Lucy rompió la carta y la tiró a la basura, sentía un algo de desprecio y mentira vil en ese tonito condescendiente de la misiva; luego estuvo rumiando su enfado por un rato, aunque miraba de reojo los demás mensajes; después de unos momentos de pensarlo, decidió abrir el destinado a Leni, en este, el tono era diametralmente distinto al usado con ella, cosa que la hizo enojar más, a ella sí le explicaba todo lo sucedido con la seriedad que el asunto ameritaba, le pedía disculpas por su proceder y su locura, entendía el odio desatado y se declaraba culpable única y absoluta, se dolía en un tono tan lastimoso de lo que había hecho, que casi la convence de que se arrepentía, luego se despidió, hablando largamente de todo lo que fue su vida juntas y de nuevo pedía disculpas; la pelinegra, dudó entre tirar la carta o dejarla para su hermana, aunque se decidió por esto último y la dobló de nuevo, más tarde la entregaría.

Largo y sinuoso caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora