Capítulo 11 - ¿Qué hacer con los pedazos?

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Mientras el avión cruza el cielo nocturno, Lori no puede hacer nada más que pensar, su miedo y urgencia de huir eran tales, que nunca pensó en todo lo que dejó sin cuidado, se sentía culpable por solo haberse ocupado de sus asuntos sin pararse a pensar en lo que sería de sus hermanos, sabía a Leni tan capaz de encargarse, que simplemente escapó sin mirar atrás, ahora se daba cuenta de la tontería que cometió; el terror a que sus hermanos fueran separados y ella detenida, la mantuvo despierta todo el viaje.

Apenas bajando del avión, Lori llamó para preguntar por una habitación en un hotel, no se quedaría con ningún conocido y planeaba hablar con Demetrius para ver si se podía hacer el cambio de responsable de los menores ese mismo día y regresar a Providence, ella tenía la idea de que cada segundo que pasaba en Detroit le haría cada vez más difícil irse, tenía miedo de encontrarse con alguien que la reconociera, tenía tanto miedo. Lori caminó por el aeropuerto pegada a las paredes, como escondiéndose, se dio prisa en subir a un taxi y al llegar al hotel subió a su habitación de inmediato, apenas ahí fue que se tranquilizó un poco, pero las ideas obscuras sobre sus problemas no la abandonaron y no durmió casi nada.


La noche anterior fue la más dura que Lucy enfrentó desde el infarto de Albert, aunque la decisión ya estaba tomada, salir de esa casa le era muy duro, dejar a Leni le parecía una traición pues su hermana mayor fue quien más cuidó de ella y dejar a Lincoln era más difícil aún, lo amaba y su idea de vida sin él no era muy prometedora, le costó todo el llanto que tenía convencerse de que lo que hacía era lo mejor para todos, de otro modo, ella seguiría siendo una carga, un estorbo, alguien que era un cero a la izquierda y que no valía nada; todo esto y otras razones fue lo que quedó escrito en una carta que deslizó por debajo de la puerta de su hermana, también había una breve nota para él, para su amado hermano, no explicaba nada extra de lo que dijera en la misiva anterior, esta era mucho más corta pero más emotiva, en ella le declaraba de nuevo su amor eterno y le deseaba la mejor vida, le decía adiós con un beso y una pequeña calavera mal dibujada. En la madrugada, Lucy comenzó a prepararse para su escape, todo el dinero que tenía ahorrado de sus pequeños trabajos a medio tiempo, más algo que le había robado a Leni, lo que la hizo sentir aún peor, pues le estaba robando a su máxima benefactora y después de meter en una mochila algo de ropa, comida y algunas otras cosas de valor sentimental, la pelinegra salió del departamento poco antes del amanecer, y así, en ese día que despuntaba, mientras Lori, recién llegada de Providence, trataba de conciliar un intranquilo sueño en un hotel de negocios en Detroit, su hermana desaparecía por entre las calles de la ciudad.


A la mañana siguiente, lo primero que hizo Lori, fue llamar al inspector Demetrius para comunicarle su llegada

— me alegro de que haya podido llegar tan pronto... —le dijo el inspector en un bostezo, al parecer era muy temprano para él —... y espero que haya tenido un buen viaje, Loraine, ahora lo importante es arreglar el gran problema que tiene, pero no se preocupe, yo estaré con usted, nos veremos a la once en la oficina distrital de Servicios Infantiles, está en Wyoming y Castle, en Eastborn, justo junto al mercado de frutas, si me pregunta, el peor lugar que pudieron escoger; pregunte por la oficina de la señora Kimberly Waid y dígale que va de mi parte, ella sabe de su caso y me hará el favor de tratarlo y espero en dios que podamos arreglar todo sin que usted pise la cárcel, hasta luego —

Después de colgar, Lori se metió al baño desganadamente, pensaba en que el panorama no se veía muy prometedor y tenía miedo de todo lo que podría pasar, pero la sensación del agua corriendo por su cuerpo la fue sacando de su desánimo poco a poco, pese al tono del inspector, adivinaba una posibilidad de poder arreglar la cosas y pensó que, si tenía que enfrentarse a la ley, lo haría de la mejor manera posible, pelearía por mantener a sus hermanos juntos e irse con el menor daño, le escribiría una carta a Leni disculpándose y explicándole sus nuevas obligaciones como cabeza de familia, aunque seguro ya las tenía muy claras, esto le dolió un poco pero ya no había marcha atrás; Lori terminó de ducharse y salió reanimada, se vistió tarareando una tonadita y bajó a desayunar algo en el restaurante del hotel, escribió a sus compañeros de escuela agradeciendo todo lo que habían hecho para ayudarla y se preparó para la batalla.

Largo y sinuoso caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora