capítulo 3 - la maldición - 1ra. parte

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Lori regresó del trabajo sumamente cansada, la oficina había estado con muchas operaciones y los ayudantes como ella eran quienes tenían que quedarse hasta terminarlas, y además de eso, el trafico estuvo muy pesado, afortunadamente en casa tenía todo lo que necesitaba, una buena cena, un baño calientito y un buen masaje de Leni, quien se metió a un curso de quiropráctica y se había convertido en una más que capacitada masajista. Al llegar, Lincoln la recibió con un gran abrazo mientras le tomaba el saco y el portafolios, pero le dio la noticia de que Leni se quedaría en casa de una amiga de la escuela para terminar un trabajo, Lori le dijo adiós a su masaje, pero nadie le quitaría la cena y el baño, así que se alzó de hombros y se dejó consentir por su hermano.

La comida fue deliciosa; Lincoln descubrió el gusto por la cocina y generalmente era él quien preparaba almuerzos y la cena para ellos tres, aunque ellas también lo hacían, turnándose para cocinar al menos dos días a la semana; luego de esto, la rubia se dirigió a la alcoba y una vez ahí, se desnudó, se puso su bata y después entró al baño, Lori estaba cansada pero muy contenta, su vida era buena, tranquila y estaba de nuevo sobre los objetivos que se había propuesto... bueno, casi todos; Lori se metió a la bañera mientras pensaba que la parte de casarse y tener una familia estaban detenidos y casi olvidados, la verdad es que Lori todavía pensaba en Bobby, él no era un mal sujeto, su debilidad y dependencia hacia ella eran, hasta cierto punto, aceptables y si la perrita de su hermana no hubiera causado todo el alboroto con su familia, tal vez ella habría regresado con él, una risita amarga salió de sus labios al pensar en que posiblemente ella habría aceptado mantenerlo si él se ocupaba de la casa y los hijos, también la divirtió el hecho de que antes tuviera la idea de tener una prole tan numerosa como sus padres.

— ¿Lori, estás bien? — la preocupada voz de Lincoln la hizo salir de sus ideas

— ¿qué pasa, Link? —

— perdona, es que tienes más de una hora en el baño y te escuché... ¿llorar? —

Lori piensa en lo considerado que es su hermanito, siempre pendiente y preocupado por ellas, ojalá que hubiera alguien como él para cuidarla y quererla, sería ideal que Link no fuera su hermano, así ellos podrían... la rubia sacude la cabeza, ¿qué ideas son esas?

— n-no Linky, no estaba llorando... — Lori sale deprisa de la tina y después de ponerse la bata y envolver en una toalla su el pelo mojado, abre la puerta para encontrarse frente a frente con el preocupado chico —... no lloraba, tonto, más bien me estaba riendo de... —

Lori se calla cuando ve a su hermano totalmente rojo con la vista puesta en ella, o más bien en la abertura de su bata, la cual no está cerrada y deja ver un seno, sigue la separación de la tela pasando por su vientre, su ombligo y un atisbo del vello rubio de su...

— ¡LINCOLN! —

grita ella, cerrando su bata de prisa mientras el chico da la vuelta y corre a la sala, Lori se queda ahí parada, también ruborizada al máximo, esto fue muy embarazoso, pero realmente ella tiene la culpa por salir de prisa; entonces respira hondo, se calma , y después de revisar que su bata este perfectamente cerrada, se dirige a la sala, donde Lincoln está echado boca abajo en el sofá, con la cara enterrada en un cojín

— Lincoln... — llama ella sin que él se mueva —... ¡hey, Linky!, vamos, no es como si nunca hubiera pasado antes, en casa esto era común... perdona, yo tuve la culpa por salir tan de repente del baño —

el chico se incorpora poco a poco, y se sienta, pero sigue sin mirar a su hermana, ella se sonríe y se levanta

— voy a vestirme —

Lincoln apenas escucha los pasos descalzos de Lori, alejándose, piensa en lo que vio hace apenas unos instantes, su hermana tiene razón, no es como si alguno de esos accidentes no fueran algo "común" en su familia, pero esto es diferente, esto fue muy diferente, él sintió algo distinto; antes, era muy común que por prisa, ignorancia o flojera, alguna de sus hermanas mostrara "algo de piel" sin quererlo, a veces él se sentía afortunado, otras apenado y las menos, hasta asqueado (ver la ropa interior llena de manchas amarillas de Lana o a Lynn Jr. rascándose la entrepierna mientras tiraba gases no era para nada agradable); pero esto era distinto, Lori era hermosa y tenía un bello cuerpo, Lincoln siempre agradeció a su suerte cuando lograba verla en ropa interior y las veces que la miró desnuda eran diamantes en su memoria, lo avergonzaba aceptar que se había masturbado pensando en ella, por otra parte, le molestaba que Clyde hubiera estado enamorado de ella y todas esas imágenes protoeróticas que se le escapaban a su amigo le parecían turbias; cualquiera diría que eran celos de hermano, pero el peliblanco ya no estaba tan seguro de que fueran solo eso.

Largo y sinuoso caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora