Capítulo 12 - De dolores y olvidos

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La noche fue muy larga para Lori, ahora que se sabía despreciada por Leni y se creía culpable de la huida de Lucy, ya no le quedaban muchos ánimos para nada; regresó al hotel con el alma arrastrando, apenas cenó algo en el restaurante y subió a su habitación, una vez ahí se tiró a la cama y lloró hasta quedarse sin lágrimas, se sentía mal, un sentimiento de culpabilidad enorme la embargaba, si le pasaba algo a Lucy, ella sería la principal responsable, sabía que todo era por su imprudencia y entendía el desprecio que Leni le tenía, ella que fue su confidente, la más confiable de las hermanas Loud y quien jamás permitió que el odio anidara en su corazón, ahora se permitía dejar que ese negro sentimiento entrara en ese santuario de amor solo para que su nombre quedara tachado porque estaba segura de que su otrora alma gemela jamás volvería a quererla, Lori les hizo mucho daño. La luz del día la encontró sentada, echa un lío con sus sentimientos y las mantas, no quiso levantarse hasta pasado el mediodía, cuando la empleada le insistió para que la dejara arreglar la habitación, entonces se bañó a regañadientes y bajó a comer algo, tenía hambre, pero se sentía indigna aún de comer, así que solo tomó un café acompañado de pan tostado y mantequilla, y luego salió, caminando sin rumbo fijo por esa ciudad que durante algún tiempo consideró suya.

La tarde se le pasó deambulando como fantasma hasta que las primeras luces encendiéndose la hicieron darse cuenta de la hora, los pies la estaban matando y el hambre, que apenas se calmó un poco con el frugal almuerzo, de nuevo la atacaba, Lori decidió que comería en el primer lugar que encontrara y aprovecharía para descansar, así que comenzó a buscar con la mirada un restaurante o al menos un café, afortunadamente para ella, no tuvo que buscar demasiado, en esa misma cuadra por la que caminaba vio un pequeño local, una especie de cafetería, y entró sin pensarlo, se sentó en la primera mesa que vio libre y muy discretamente se quitó los zapatos, estirando piernas y pies tanto como pudo por debajo del mantel y mirando la pequeña carta que estaba ante ella, impresa en una especie de mantelito de papel, en cuanto levantó la cara para buscar quien la atendiera, ya estaba una chica a su lado, pero un grito la hizo saltar

— ¡¿LORI?! ¡¿LORI LOUD?! ¿DE VERDAD ERES TÚ?... — la rubia saltó espantada y sus ojos casi se salen de sus órbitas mientras la otra chica la abrazaba y le decía —... ¡NO PUEDO CREERLO! ¿QUÉ ESTÁS HACIENDO AQUÍ? —

— ¿G-Geraldine? — dijo Lori apenas mientras aquella la zarandeaba, para entonces la chica ya lloraba y la abrazaba apretadamente, la rubia tuvo que emplear lo que le quedaba de paciencia para tranquilizar a su amiga y ex compañera de oficina, esto era algo que había estado temiendo que pasara, que alguien la reconociera, aunque al menos fue una amiga muy cercana, una de las pocas personas en quien creía podía confiar

— tranquila, Geri, vamos, cálmate — repetía Lori mientras la otra suspiraba hondo y sorbía la nariz ruidosamente, cosa que asqueó un poco a la rubia, pero Geri siempre fue así, escandalosa y sin cuidado de ciertas cosas, aunque por eso era su amiga, no era hipócrita ni estirada, le recordaba mucho a Lana...

Un rato después ambas amigas platicaban mientras Lori devoraba con mucho apetito un club sándwich y una naranjada

—... y así pasó, Lori... —parloteaba la chica —... en cuanto te fuiste, Anderson se volvió un ogro y un pervertido de lo peor, yo creo que tú lo frenabas —

— la única vez que me dijo algo sucio lo paré en seco y le dije cuatro frescas, además, lo amenacé con llevarlo a la policía, es un cerdo... — decía la rubia entre bocado y bocado —... ¿entonces por eso ya no trabajas allá? —

— en parte, pero además me salí de la oficina porque mis hermanos y mi papá están queriendo hacer una cadena de cafeterías en la ciudad y no había quien se hiciera cargo de este, el trabajo es pesado, aunque el 75% de lo que se gana aquí es mío y no tengo un jefe que me grite o me persiga, estoy mil veces mejor ¿y tú que tal, Lori? ¿Cómo te va en... donde estés —

Largo y sinuoso caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora