02.- Desiderium

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Había sido expulsado a Midgard, pero el estúpido de Odín no contemplo un pequeño detalle; los jotun debían procrear un hijo al menos una vez en su vida o corrían el riesgo de enloquecer o en el peor de los casos de morir

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Había sido expulsado a Midgard, pero el estúpido de Odín no contemplo un pequeño detalle; los jotun debían procrear un hijo al menos una vez en su vida o corrían el riesgo de enloquecer o en el peor de los casos de morir.



Pero en Midgard no había un solo prospecto de padre para su hijo, no iba a tener un bebé de un sucio mortal, no permitiría que su hijo fuera débil y patético como esas criaturas. El Dios del engaño iba tan ensimismado que no se dio cuenta cuando aquel hombre de cabello negro que le cubrían el rostro se chocó con él.



El hombre parecía muy enfermo y agotado, se miraron a los ojos por largos minutos y el desconocido había arrastrado a Loki a un callejón, se dejó caer al piso y Loki se sintió curioso, no era común que un midgardiano se le acercara, el instinto de supervivencia les gritaba lo que él era.



—Vas a tener un hijo pronto– susurró el hombre y Loki lo miró aún más curioso.



Sabía que esa no era una condición que los midgardianos tuvieran, de hecho, era extraño que lo entendieran. Se puso de pie pues se había inclinado junto al hombre.



—El alma de Draco eligió bien entonces– fue lo último que dijo antes de exhalar un último suspiro y morir, pero de pronto una luz verde vaporosa comenzó a llenar el lugar, Loki trato de alejarla, pero no pudo así que chasco los dedos y se desvaneció, apareciendo de nuevo en la torre de Stark, donde vivía y era vigilado por el soldado de otro tiempo, que desde luego, no perdió oportunidad para reprenderlo por irse de esa manera, Loki de pronto sintió mucho calor y dejo de oír lo que el Capitán decía.




Se dirigió a su habitación, pues necesitaba con urgencia un baño de agua fría. No podía sacar de su mente los músculos marcados del rubio soldado y su piel comenzó a arder, su propia magia le estaba jugando una treta, ya que él no había dado su brazo a torcer para tener a su futuro hijo la magia ya había encontrado al candidato perfecto, que le daría al bebé, la resistencia para todo el poder de su legado.



La puerta se abrió de improviso, iba a mandar a volar al atrevido que osaba entrar de esa manera, pero de pronto lo sintió, un líquido resbalando de su entrada, era el lubricante natural de su cuerpo, levanto la vista con dudas y frente a él, estaba el soldado rubio, su cuerpo estaba sudando por el esfuerzo de resistir los embates de la magia de Loki, pero en cuanto vio al Dios desnudo, ya no pudo luchar más.



Los azules ojos de Steve se tornaron grises oscuros, tomo a Loki y lo echo a su hombro desnudo como estaba y lo llevo a la cama, lo dejo caer sin delicadeza, lo que hizo gemir al Dios, ¡mierda! sí que estaba caliente.



Steve prácticamente se arrancó la ropa delante de Loki, que permanecía con las piernas abiertas donde el rubio lo había dejado caer, la verdad sea dicha lo que más deseaba era que lo poseyera de inmediato.



Pero el rubio o ya tenía experiencia o (cosa que no dudaba viviendo con el degenerado de Stark) simplemente la magia lo guiaba para complacerlo por completo.



Steve estaba dándole atención a los pequeños y rosados pezones que se habían endurecido  y luego lo beso con lujuria, enredando su lengua con la del Dios del engaño, con su pierna el rubio separo más la de Loki para hacerse espacio y se separó de esa boca pecaminosa que le nublaba la razón, sujeto las caderas del pelinegro y lo arrastro hacia él, la entrada de Loki resbaladiza por todo ese líquido que la lubricaba solo hacía que Steve perdiera más y más la conciencia, quedo rozando el miembro ya duro y erguido de Rogers.




Sintió el empuje y gimió, era doloroso, pero no le importaba, quería más, lo quería todo dentro de él. Se empujo él mismo y oyó un gruñido.




—Si haces eso de nuevo voy a tomarte de una buena vez– dijo Steve con voz ronca.



Loki lo hizo de nuevo, esperando que el rubio cumpliera con su amenaza. Sin poder controlarse, Steve se enterró en el cuerpo de Loki sujetándolo con más fuerza de las caderas, espero casi nada antes de comenzar a embestirlo con fuerza y sin detenerse, Loki gemía y se retorcía de placer, no podía negar que el tamaño de Steve Rogers era considerable, se corrió dentro de él, el semen caliente aplacó un momento la necesidad de sus entrañas, pero solo fue unos minutos Steve se giró y sin salir de Loki lo dejo empalado sobre su miembro que de nuevo estaba duro, Loki sabía que esa noche iba a ser muy larga. Pero no le importaba, empezó a subir y bajar sobre ese miembro sosteniéndose del pecho del Capitán, contraía la pelvis arrancando jadeos lujuriosos del soldado.



Toda la noche se corrieron Loki manchando con su esencia el abdomen duro y marcado de ese hombre, mientras que el rubio lo lleno varias veces y cuando por fin Steve Rogers salió del cuerpo de Loki, por su entrada resbalaban algunos residuos de semen.



Steve le acaricio con dos dedos el pequeño anillo que en ese momento se encontraba dilatado y Loki gimió al sentir los dedos, Rogers sonrió de lado y mando la cordura de paseo, volvió a levantar el trasero de Loki, poniéndolo boca abajo y se introdujo en él de un golpe certero.



Loki ya no tenía fuerza para seguir, solo se dejó hacer por el soldado jadeando su nombre entrecortadamente, mientras Steve lo seguía follando sin parar, ahora entendía porque demonios su magia lo había escogido.



—Ya... ya no puedo...– gimió Loki agotado.



La noche casi concluía pues el cielo se estaba tornando claro.



—Aún tenemos un rato más– dijo Steve levantando a Loki en brazos mientras lo llevaba al baño. —Y te prometo que esta noche estarás de nuevo en mi cama.



Lo beso de manera posesiva, mientras le lavaba todo el cuerpo con suavidad.



¿Qué demonios le había pasado al gentil y tímido capitán Rogers?

Renacer: La Venganza de un Dios.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora