08.- Lusiurandum.

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Nunca estaba solo

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Nunca estaba solo. Si no estaba su papi, su padre, su tío Tony, la tía Nat o algún otro de los tíos. Incluso Wanda había empezado a mostrar interés en él. Tal vez porque Pietro adoraba al niño y ella amaba a su hermano.


Pero probablemente lo que hizo que la mujer jurará su lealtad y devoción al rubio niño, fue la muerte de Pietro en Sokovia.


El equipo había regresado a la Torre con el cuerpo inerte del muchacho, todos sucios golpeados y con Wanda destrozada llorando de tal manera que Dragón se despertó. Bajar de su cuna era fácil.


Su tío Tony la había diseñado para eso. Pero por obvias razones no querían que el bebé, que para todos era un bebé. Se enterará de la muerte de Pietro.


Los Avengers y sus padres querían ahorrarle cualquier dolor y sufrimiento. Pietro Maximoff era una de las personas favoritas de Dragón.


Por eso en cuanto Steve lo vio aparecer por el pasillo corrió a su lado. Lo tomo en brazos y oculto su rostro en su cuello.


—Es mejor que no veas esto, Dragón.– le susurró.


—Quiero verlo.– forcejeo con su padre —Vino a decir adiós. Pero no lo he dejado que se vaya...


Steve se separó de su niño y lo miro a los ojos. Loki se golpeó la frente, El Dios de la Muerte. Su jodido hijito era el Dios de la Muerte.


Pero era muy pequeño para usar tanto poder. Podría lastimarse, pero si conocía de algo a Draco, haría su santa voluntad y varios de los presentes lo apoyarían.


El niño se acercó y cargado aún por el Capitán puso sus manitas en los ojos y la boca de Pietro, era muy joven para canalizar el poder solo con su voluntad. Pero lo haría cuando creciera un poco más.


—Quiero que vuelvas ahora– dijo Draco y una luz verde salió de sus manitas.


Tony sujetó a la Bruja que quería intervenir al ver cómo el cuerpo de su hermano se tornaba de pronto putrefacto, la frente de Draco tenía gotas de sudor, sus manos estaban rojas y su piel blanca como la cal.


Loki, Tony y todos los Avengers presentes hicieron acopio de fuerza de voluntad para no separar al niño de inmediato.


El cuerpo de Draco se veía más delgado, como si le hubieran extraído varios kilos. Pero Pietro se veía bien de nuevo, como humano y no un cadáver.


De golpe sus ojos se abrieron y miro a todos lados.


—Padre, ahora sí quiero dormir– dijo el niño recargando su cabecita en el hombro del Capitán y quedándose dormido de inmediato.


Todos pasaron la noche velando los sueños del bebé, esperando que despertará y Wanda aferrada a su hermano llorando aún más. No podía creer que Pietro estuviera vivo. Que pudiera abrazarlo fuertemente y que su gemelo la consolara mientras se enteraba de lo que había sucedido tras su muerte.


—Ese pequeño Dragón no deja de ser sorprendente– dijo Pietro con su raro acento.


—Y muy poderoso– dijo la Viuda orgullosa y preocupada.


—Es mi ahijado y mi sobrino favorito. Es obvio que sería sorprendente.– dijo Tony cortando la tensión.


—Pero si ese poder cayera en las manos equivocadas...– dijo Banner de manera sombría.


—¿Manos equivocadas?– dijo Clint —Es hijo de Loki. Peores manos no puede haber.


—Me refiero a villanos que usarían el poder de Draco para el mal. Es decir Loki a pesar de ser un narcisista, asesino, conspirador, demente y todo lo demás. Ama a su hijo. Nunca le haría daño y creo que tampoco al Capitán. Habló de otros enemigos.


—Creo que todos somos un poco de la forma en que describes a Loki. En especial Stark– dijo Nat señalado al millonario.


—Para llegar a Draco deberán matarnos a todos– dijo muy segura Wanda —Porque aún con mi último aliento de vida defenderé a ese niño. Tengo con él, una deuda que no le podré pagar jamás y mi lealtad eterna, es lo único que puedo darle.


—Lo mismo va por mí– dijo Pietro.


Aquella afirmación era un mudo juramento de proteger a Draco, por eso cuando se desató el escándalo de los Acuerdos de Sokovia ningún superhéroe lo acepto.


Un registro era como poner una diana en la frente de su niño y eso ninguno de ellos lo aceptaría.


Draco tuvo problemas de peso por un tiempo, también se fatigaba y dormía por varias horas al día, al menos en un par de meses. Pero todos los que sabían cocinar y Tony que conocía de memoria los teléfonos de los mejores restaurantes de Nueva York. Le hacían los mejores platillos al rubio.


Loki que solo los veía como esclavos gustosos de su hijo, se preocupaba de su educación mágica.


Quería que Draco aprendiera todo lo que él sabía y que Thor le enseñará a luchar a la manera de Asgard. Secretamente, deseaba que su hijo pateara el trasero de Thor y sus estúpidos amigos. Vengaría todas las veces que esos trogloditas lo tiraron de culo al suelo.


Steve aunque era fuerte, era blando con su hijo... Bueno todos en esa Torre lo eran.


Pero el segundo incidente de magia llegó a los 5 años de su hijo y esta vez Loki estaba furioso.


Su hijo recitaba un texto antiguo de Jotunheim cuando su mirada de plata se oscureció, su niño ya no estaba allí, sus ojos estaban vacíos.


La piel de su espalda comenzó a dejar escapar un olor a quemado y gritó de manera desgarradora.


Loki lo sujetó entre sus brazos mientras los otros llegaban corriendo.


El Dios del Engaño descubrió la espalda de su niño y vio la palabra "bastardo" en claras letras estilizadas.


La furia se apoderó del pelinegro y con cuidado de no herir la mente de su hijo ingreso en sus brumosos recuerdos.


Quién se había atrevido a dañar a su bebé y marcar su perfecta piel lo pagaría.


Lo pagaría; los haría conocer el infierno en la tierra y suplicarían por su muerte.

Renacer: La Venganza de un Dios.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora