One Piece World | ZoLu | O. P.

𝐙𝐨𝐋𝐮: Zoro como padre

One-shot
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Bien, la pequeña había nacido. Tenía el cabello verde y alborotado como su padre, y tal parecía que iba a ser tranquila.

Parecía.

A los primeros meses se portó bien, no lloraba casi nunca y la mayoría del tiempo estaba quieta y dormida; pero a medida que pasaba el tiempo se ponía cada vez más revoltosa, haciendo casi imposible para los mugiwaras el poder tranquilizarla. De hecho, Luffy era el único que podía hacerlo; aunque la mayoría de veces siempre la dejaba hacer lo que quisiera y terminaba jugando con ella.

Pero ese no es el punto. Habían aparcado en una isla y Zoro tenía que cuidar a la pequeña, por lo que ahora mismo estaba caminando a Dios sabe donde con la peliverde en brazos.

De un momento a otro, la niña comenzó a moverse con inquietud, confundiendo al espadachín. ¿qué hacía?; Miró a la dirección a donde la bebé parecía querer irse y una gota cómica recorrió su frente.

Comida.

Era una glotona, comía más que toda la tripulación junta, siendo superada únicamente por Luffy; Soltó un suspiro y se dirigió al puesto para satisfacerle el capricho a la niña que aplaudía emocionada.

Le dio el helado y la niña había comenzado a devorarlo en cuanto se le fue entregado. Zoro la miró raro, pero había cariño en su mirada de todas formas. Después de todo era su hija.

La pequeña terminó el helado, casi se comía la servilleta también, pero Zoro no se lo permitió, causando un puchero en la pequeña; pero eso no lo iba a ablandar, no la dejaría comer papel.

Se alejó del sitio sin saber a dónde se dirigía hasta que la peliverde volvió a moverse inquieta.

—Zoé, ya cálmate que pareces un mono. —le dijo con el ceño fruncido. Zoé lo miró mal y Zoro conocía esa cara. Estaba preparando una rabieta. —Como te decía mi niña preciosa, ¿a dónde te gustaría ir?

Zoé quitó la mala cara y apuntó a un lugar que parecía un teatro improvisado para niños pequeños. El espadachín observó la escena por un momento y luego comenzó a caminar hacia allá; La niña aplaudía contenta por el acto junto con los otros niños mientras Zoro miraba todo con una expresión que reflejaba indiferencia. El acto acabó y se llevó la niña de ahí; y aunque era ateo, rezándole a todos los santos porque la niña no volviera a tener un deseo más.

Los santos le traicionaron. ¡Por eso era ateo!

La peliverde apretó un poco la camisa de su papá y sonrió alegre. Zoro miró frustrado hacia la dirección en la que apuntaba la niña, cambiando la expresión por completo al ver que se trataba de su esposo, el cual estaba huyendo de unos Marines. Casi inconscientemente, esbozó una sonrisa al ver que se dirigía hacia ellos. El azabache hizo lo mismo hasta llegar hasta donde estaban ellos para tomar a la niña en brazos y sonreirle nuevamente a su esposo.

—Corre, shishishi —dijo riendo comenzando a correr mientras cargaba a Zoé en su espalda.

Zoro soltó un suspiro con cariño para después empezar a correr detrás de su capitán.