«Cita. Parte 1»
Anne no se encontraba bien.
Si bien al principio sentía mucha emoción y alegría, justamente en ese momento toda esa felicidad había desaparecido por completo.
Primero que todo: estaba lloviendo, tanto que pareciese que el cielo se caería en cualquier momento.
Y en segunda: el vestido sencillo de color azul plomo, que le llegaba un poco más arriba de las rodillas, de mangas cortas y un poco de escote, que le sentaba tan bien en su cuerpo; se mojó. El día anterior lo había dejado afuera para que se terminara de secar bajo el claro sol, y claramente fue la peor idea que pudo ocurrirle.
¡No fue su culpa que la meteorología no estuviese a su favor!
Al final, tuvo que decidir rápido y optó por ponerse unos pantalones formales de color negro y liso, que le llegaban justo hasta sus tobillos; una blusa manga larga de color rosado pálido. Y por zapatos, optó sus converse negras totalmente limpias, lucían hasta nuevas. Por encima se puso una chamarra para resguadarla del frío.
Le gustaba como le quedaba, sí. Sin embargo, le gustaba más como le quedaba el vestido.
Estaba a punto de llorar, era su primera cita, con su primer amigo, con la persona que le gustaba, y justamente ese día tenía que llover a cantaros. Lo peor, no sabía que hacer, como comportarse o que esperarse. Leyó muchos libros en donde la protagonista tenía citas con su chico enamorada, pero la realidad era muy distinta que en los libros. No tenía una mejor amiga que le aconsejara como vestirse, ayudarla a maquillarse; tampoco tenía una madre que le advirtiera sobre cuidarse a sí misma de las manos de los hombres; mucho menos a un padre que amenazara a su pareja con tocarla de más y que la trajera temprano a casa.
Le faltaba muchas cosas en su vida, especialmente personas que le ayudaran y amaran realmente.
Sin embargo, para su sorpresa, no le había llegado ningún mensaje de Michael avisándole que se cancelaba la cita; al contrario. Ese día, pero más temprano, le cayó un mensaje del pelinegro:
"Justo hoy tenía que llover... pero no te preocupes, podría estar la tercera guerra a la vuelta de la esquina y siempre tendríamos la cita <3"
Era tan bueno para ser real.
Tanto era el amor que le tenía a Michael, que le dolería el rechazo que recibiría cuando le contase toda su verdad. Se ha imaginado y sobre pensado, millones de escenas en su cabeza, contándole sus problemas, los abusos y su inestabilidad emocional y mental.
Y en ningunas de ellas resultaba bien.
En todas, Michael termina riéndose, burlándose, y la peor, alejándose y pidiéndole que jamás le buscara. Aunque, a veces siente, que en el muy fondo de su corazón, Michael reaccionara bien, no se burlaría, ni mucho menos se alejaría.
Confiaba en Michael, mucho más de lo que creía. Pero no confiaba en ella misma. Era muy insegura y desconfiaba mucho de su mente.
Suspiró mientras intentaba hacerse una trenza doble en su cabello. La realizó sin ningún ánimo. Cuando finalmente la termina, observa que no le quedó nada mal como se imaginaba, más hizo una mueca de disgusto. Abrió un cajón del mueble viejo que estaba situado al lado de su cama, y en lo más profundo encontró un labial de color melocotón. Le gustaba, ella se lo había comprado a ella misma hacía poquito. Más lo escondió en lo más profundo, porque si uno de sus padres lo encontraba, la matarían, era seguro.
Cerró los ojos, recordando hace unos cuantos años, cuando sucedió. Justo en el día que le encontraron que le había regalado su abuela materna a sus catorce años. Estaba iniciando su adolescencia, y su abuelita pensó que sería buen idea.
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Dear Diary
Short StoryAnne Brown, es una chica adolescente normal. Le gusta leer, la química, y es muy callada. Sin embargo, su vida no es del todo buena. Así que acompañanos a leer la triste historia de la chica depresiva y triste por medio de su diario y a veces por...