Cap. 16

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Todas se fueron en completo silencio durante el viaje. Eloise, necesitaba hablar con Penélope, sabía que debía estar muy preocupada. Primero, el aviso de la reina y, después, el fallecimiento de Marina. Además, del compromiso con su hermano. Eran muchas cosas sucediendo en muy poco tiempo.

En la casa Bridgerton intentaron despertar a Colin. Pero, él no respondió. Así que lo dejaron dormir. Cuando despertó ya era muy tarde. Estaba nervioso, debía ir a buscar a Penélope, bajó corriendo y lo detuvo el mayordomo. Le dijo que su madre tenía algo importante que decirle. Preocupado, fue en busca de su madre y ella le entregó la nota de lady Portia. Colin cayó sentado en el sillón.

-No tengo sentimientos por Marina, pero es impactante saber que ya no está. -Respondió Colin. -Es como si una parte de mi vida se cerrará. -Agregó mirando la nota en su mano.

-Lo siento mucho cariño. -Dijo lady Violet, sentándose al lado de Colin.

-Se sabe algo más, ¿Estaba enferma? –Preguntó Colin.

-Esa nota, es todo lo que sé. -Respondió su madre.

-¿Por qué no me despertaron? Necesito estar con Penélope y apoyarla. Ella y Marina eran cercanas. -Dijo Colin poniéndose de pie.

-Lo intentamos, pero dormías profundamente. -Respondió su madre. -Eloise, las acompañó. -Agregó.

-Eloise siempre se me adelanta. Me preocupa que quiera impedir la boda. -Dijo Colin fingiendo seriedad.

-Acaba de recuperar a su amiga. Dales un tiempo para que realicen los preparativos del funeral tranquilas. Mañana podremos partir juntos al funeral. -Respondió lady Violet.

-Está bien, madre. Le mandaré una carta a Pen. -Dijo Colin, mientras veía a su madre. -Ahora ella responderá, estoy seguro. Dijo antes de salir.

Cuando las Featherington y Eloise llegaron a la casa de los Crane, notaron que todo seguía funcionando con normalidad. Los niños no se veían tristes, Sir Philip venía llegando de su invernadero con dos ramitos de flores. Él les dio la bienvenida. Les mostró el dormitorio de Marina. Ella ya había sido vestida por las criadas. Estaban esperando a que llegara el ataúd. Le había avisado a su familia, los esperaba mañana, porque los padres y hermanos de Marina vivían más lejos.

-¿Dormían en habitaciones separadas? -Preguntó finalmente Portia, mientras tomaban el té.

-Sí. Nuestro matrimonio solamente fue un documento escrito. Después del nacimiento de los mellizos, Marina no fue la misma. -Dijo Sir Philip con tristeza. -Un montón de médicos vinieron de visita a la casa. Pero, ella seguía igual. Uno de ellos, me dijo que su enfermedad no estaba en su cuerpo, sino que en su alma o en su cabeza. -Continuó.

-¿Cómo es eso? ¿Qué le pasaba a Marina? -Preguntó Penélope interrumpiendo a Sir Philip.

-Cuando los mellizos crecieron, comenzó a ver a mi hermano en sus rostros y eso le hacía daño. Dejó de hablarme, dejó de ver a los mellizos. Para ellos, Marina no es la figura de una madre, sino que la de una tía que los venía a visitar de vez en cuando... Cuando se encontraba bien...

-¿Hay algo que todavía no nos dice? -Preguntó Portia.

-La verdad es que Marina intentó muchas veces ahogarse en el lago. En todas las oportunidades, las criadas me avisaron a tiempo. En cada oportunidad ella me maldecía, por no permitirle estar con George... La última vez que lo intentó fue hace dos días por la noche. Me preocupé porque no la sentí llorar, como acostumbraba. Y fui a verla... Como no estaba n su habitación, salí rápidamente con dirección al lago y la encontré flotando. Llegué a tiempo. La saqué y reanimé. Ella volvió en sí y se puso a llorar. Me pidió que la dejara, pero no pude. La traje a la casa y se enfermó. Desde ese día tuvo una fiebre muy alta... no pudimos hacer nada más. Finalmente, sucedió. Ahora ella está con mi hermano... O al menos eso es lo que quiero pensar. -Finalizó Sir Philip.

No necesito un amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora