[Capitulo -2-]

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Pasaron horas desde que URSS dejó su antiguo hogar, del cual casi se vuelve a morir al encontrarla en ese terrible estado; ahora, solo tenía que hallar otro lugar desconocido para vivir tranquilamente en sus tierras heladas.

La congelante brisa lo acompañaba en el andar, teniendo como fuente de calor solo su abrigo y gorro puesto, y la suave neblina formada en el bosque que no le impedía visualizar de lejos, aunque solo veía lo mismo; las maderas de los altos árboles, unas que otra rocas, y el paisaje más blanco y puro, nada más interesante.

Se detuvo al quedar frente a una subida algo empinada, no tal alta pero miró arriba notando que estaba lleno de arbustos. No impidiéndole el paso subió sin dificultades, atravesando aquellas ramas que tapaban su camino, salió de los arbustos y se percató de que había una carretera, una vacía y callada zona pavimentada.

Volteo a ambos lados observando que solo era la nublosa atmósfera junto con el silencio. Al no ver nada, comenzó a cruzar por el congelado concreto, serio y sin ánimos de seguir fue cuando de pronto, como una ráfaga veloz, llegaron a él varios recuerdos y no precisamente lindos. "No de nuevo ...".

Se detuvo al cubrir sus ojos con su mano, mientras suspiraba exhausto, ahí va, quizás al no tener a alguien o no sentir nada en especial, era perseguido por sus memorias en todo el camino, quienes lo culpaban una y otra vez por sus errores, ¿Cuánto tiempo estará así?, la verdad es que ni siquiera sabe en qué pensar, solo era un vacío en él.

De entre la neblina salió un auto que conducía en el otro carril donde ya había cruzado el ruso, poco o nada le importó esto, sin voltear ni inmutarse a si lo atropellaran. Regresó su mirada indiferente hacia el frente y siguió con su paso. Sin embargo, el frenar drástico del auto hizo que se detuviera también, el vehículo quedó quieto en la carretera y él se quedó esperando a que sucediera algo, sintiendo una atmósfera de misterio. "¿Qué estoy haciendo?", regañó internamente.

Iba a continuar pero el sonido de la puerta del auto lo volvió a detener, la puerta del lado del piloto se abrió y de ahí bajó la silueta de alguien, entrecerró sus ojos tratando de enfocar la figura que salía de entre la neblina; un hombre de traje negro con un abrigo beige se asomó provocando al ruso un arrepentimiento de haberse quedado a adivinar quién era, pues terminó por amargar su día.

Agh, solo eres tú...—. Expresó con desagradado.

Aquella organización tenía su expresión estupefacta, moviendo sólo sus ojos al estar analizando de cabeza a pies a URSS, quedándose estático sin poder creerse lo que estaba viendo delante suyo.

—¿U-URSS?... ¡¿De verdad eres tú?!, ¡ooooh, no, no puede ser! —. Dijo ONU sin poder creerlo, mientras daba vueltas en su lugar intentando comprender si estaba en un sueño o algo así, hasta que se detuvo. —, ¿¡Cómo es posible?!... espera, ¿Si eres tú?—. Preguntó.

No, soy solo un delirio tuyo. Hasta luego. —. Respondió sin más para luego seguir con su camino hacia el bosque.

Está bien, si eres tú—. Dijo aún sorprendido —...¡Espera, espera!, ¡¿Dónde vas?!, Estás vivo y ¿te vas así no más?. —. Siguió al mayor por detrás.

Si, ¿Y?... Maldito sea el que me revivió, ahora estoy condenado a vivir de nuevo en este jodido mundo. —. Su voz grave demostraba lo molesto que estaba.
Pero la curiosidad de saber que hacía dicha organización en este lugar le ganó. Se detuvo el soviético y preguntó:
¿Qué haces aquí?—. Cuestionó regresando su mirada hacia el menor —, Que yo recuerde... esto es Rusia. —.
Precisamente acabo de ir a Moscú para hablar con Rusia de unos temas. —. Contestó sin mentiras.
Aquel nombre le recordó a uno de sus pequeños hijos; Rusia, el niño más tímido que tuvo que criar, pero que ahora seguramente ni en pintura lo ha de querer ver. URSS se sintió melancólico al recordarlo, vaya desgracia ser odiado como para ya no quererte ver jamás, apoyado a ser derrocado del mundo y llevado a la muerte más sola y deprimente que haya tenido.
Te llevaré con él. —. Dijo ONU sacándolo de sus pensamientos deprimentes.
No. —. Habló serio, desviando su mirar del contrario.
P-pero URSS, ¡estás vivo!, ¿No quieres volver co- —. Trató de convencerlo pero fue interrumpido.
—¡No volveré!. —. Dijo alzando la voz. Pegó la vuelta y se marchó para dejar aquel hombrecillo azulado atrás.
—¡Oye!, al menos sabes en qué año estamos?. —.
No me interesa. —. Remarcó desde lejos.

Ecos del pasado [Countryhuman] (TReich x Soviet Union)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora