[Capitulo -4-]

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ONU había llamado a los hijos de cada uno, pero en el caso de URSS era solo Rusia quien tendría que llegar. Horas han transcurrido y aún falta poco para que llegue la alemana y el ruso. Mientras tanto, la pareja problemática estaban esposados nuevamente, y esta vez esperando en una habitación la hora en que llegarían sus hijos, siendo el tiempo muy lento para Third Reich, estaba impaciente de ver a su querida niña la cual es ya una adulta.

Su alta ansia de ver a su hija lo llevaba a caminar por toda la habitación, dando vuelta y vuelta por el lugar que hasta al soviético le causaba dolor de cabeza de tan solo verlo así.
—¿Quieres dejar de moverte como el gusano que eres?.—. Habló URSS fastidiado con solo ver la actitud del contrario.

—Vete al diablo, no me importa.—. Respondió sin detenerse de caminar.

El mayor solo soltó un suspiro de cansancio, él simplemente estaba sentado en un sofá de la habitación no esperando a nadie como el Alemán, simplemente sabía que nadie quería hacerse cargo de él, será dejado y olvidado.
El ambiente callado de la habitación hacía que el pobre Reich lo agobiara, pasos y pasos de sus botas resonaban en el vacío y solo lugar, pero que afuera había guardias cuidando que no se escaparan. Chasqueó la lengua al recordar esa parte, mientras seguía caminando sin calmar su inquietud.

Entre la seria mirada del gran ruso, era notorio cómo no le quitaba el ojo encima al contrarío, pero aún así no decían nada. Era mejor así puesto que en realidad, entre la tranquilidad y seriedad de ambos, detrás había la tensión entre los dos.
—¿Quieres dejar de mirarme?...—. Preguntó el joven alemán ya molesto.

URSS solo desvío la mirada a otra parte y sin responder, eso calmó al contrario quien continuó con sus vueltas por el lugar pero que apenas volvió a detenerse cuando sintió aún la mirada del otro.
—Está bien, ¿Cuál es tu puto problema?—. Cuestionó ya molesto.

—Que estoy encerrado con el peor tipo que conocí.—. Respondió serio, devolviendo su mirar sobre él.

Eso lo ofendió, ¿Quién se cree tan importante para ser llamado así?, aunque hay peores formas de ser llamado. A pesar de aquello, el menor simplemente trató de ignorarlo pero:
—Ella no querrá sacarte de aquí —. Habló primero el ruso.

El comentario hizo que parara drásticamente de caminar, rompiendo toda paciencia suya de alguna forma.
—¿De que mierda hablas?—. Preguntó.

—No te emociones por verla, tu hija no se hará cargo de ti.—.

—Tus hijos tampoco... tienes como cuatro y ni han llegado—. Respondió con indiferencia.

—Hijo de- —.

—Mi hija Alemania me ama. Y seguramente me ha extrañado mucho, más que los tuyos.—. Dijo con total seguridad y egocentrismo de su parte, dándole la espalda al sovietico.

Que confiado de su parte creer que su hija lo extrañaba y de que seguramente lo sacaría de ahí, siendo esto un poco... preocupante para el mayor. Tan ilusionado estaba el alemán que el soviético se preguntaba, ¿de verdad cree que sigue siendo la misma persona su hija?.
—Seguramente extraña el tipo quien la abandonó.—. Comentó el ruso.

Third Reich detuvo su caminar al escuchar ese comentario, y luego, apretó sus puños hasta escucharse crujir sus nudillos.
—Yo no la abandoné...—. Respondió con una voz amenazante, estaba apunto de partirle la cara al mayor.

—Disculpa, olvide que el gran Reich peleó hasta la muerte por defenderse. Qué heroico de tu parte, pero no lo suficiente.

—¡Nunca abandone a mi hija!... y tú mismo sabes lo que me hiciste.—.

Ecos del pasado [Countryhuman] (TReich x Soviet Union)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora