XIX

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***** ADVERTENCIA: Este capítulo contiene desencadenantes emocionales.









Psicosis posparto: la psicosis posparto es uno de los trastornos, como la depresión posparto. Los síntomas de la psicosis puerperal suelen aparecer rápidamente y, en muchos casos, comienzan poco después del nacimiento, pudiendo producirse episodios de pánico, depresión, agresividad y dificultad de la madre para conectar emocionalmente con el bebé.




¿Qué sería más cruel que la muerte de la carne, sino la muerte del espíritu? —Camila (fanfiction)


Confundida por su propia certeza, ya no estaba segura de nada. No hay nada más misterioso que lo que parece tan obvio. —Camila (fanfiction)





Tres días después, el jueves por la tarde, viento helado, calles poco pobladas, llovizna fina y casi imperceptible... eso sí, la lluvia volvió tímidamente en poco más de 24 horas. Madison estaba mirando el horizonte a un lado, y yo estaba allí, mientras mi cuerpo repetía a cada momento la conversación con el Sir Martin de manera electrizante, aunada a la conversación que tuve con Allyson la tarde que tuvimos en casa de los Hansen.

—Apuesto mi motocicleta a que tus pensamientos tienen ojos marrones y un trasero grande.

La miré torcidamente, incómoda por su comentario puramente verdadero.

—No, no lo tienen. Su cuerpo no es lo único interesante allí.

—Pero tú misma dijiste que solo tenías un crush en ella, si es una atracción banal lo único que debería importarte es lo físico. ¿Ahora lo ves, Lauren? Admite de una vez por todas que estás enamorada de la chica rica engreída. Vi la forma en que tus ojos le disparaban a su novio todo el tiempo en clase. —Mencionó con altivez, haciéndome respirar profundamente.

—¿Te importa? Ah, es cierto, no te importa. —Amenacé con levantarme de la acera, pero unas manos bronceadas me impidieron completar el acto.

—Oye, oye, ¿por qué estás tan aburrida hoy?

Exploté.

—¡Porque realmente me gusta! —Grité haciendo que ella me mirara sorprendida. —Y sale con el chico perfecto, con esa maldita barba que le da el aspecto perfecto de sinvergüenza recatado y santo, que tiene un cuerpazo, ¡joder, por eso estoy enojada, Madison! ¡Porque no puedo decirle nada! ¡Porque siempre huyo de ello! Porque... me gusta... —Solté su agarre y me levanté, marchándome hacia casa, después de todo estábamos sentadas en la calle de abajo, viendo pasar el tiempo como dos hermosas adolescentes ociosas después de clase.

Me sequé las lágrimas.

—Oye, exaltada, está bien, lo siento. —Me agarró de nuevo de la muñeca. —Discúlpame. —Ella repitió. —No sabía que era tan serio, solo estaba bromeando, lamento mucho que ella te guste mucho y que esté en una relación con otra persona.

—Yo también lo siento por mí. —Ironicé, tan ácida como los limones a los que aquella era alérgica.

—Tengo la cura para tus problemas: llama a esa Becker e invítala a salir.

—¿Un jueves?

—A la mierda las reglas, no me importan ellas, me importas tú. —Dijo solemnemente, y este descubrimiento me impactó intensamente. —Envíale un mensaje de texto a la chica de una vez por todas, han pasado tres días y hasta ahora lo único que has hecho es guardar su número en tu teléfono.

—Está bien... Yo... Lo pensaré. —Negué con la cabeza.

—Hagámoslo así, llamaré a unos amigos también y vamos a un bar latino, ¿vale? —Con guiños y saludos, corrió hacia la parada del autobús, mientras desesperadamente hacía señas al conductor para que se detuviera, en medio de risas aún desanimadas, vi desaparecer la figura femenina vestida de negro entre tanta gente abarrotada, no tardando en abandonar el lugar conmigo misma, sola.

Camila - Camren (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora