En tiempos remotos un profeta advierte un caos eminente. Mónica descubre un secreto que su familia y el gobierno ocultan ¿Será capaz de descifrar la profecía?
Su deber es salvar al mundo contra ángeles y demonios, para ello debe reunir a otros chico...
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Todo esto ocurrió mientras el equipo de Mónica estuvo en Nueva York.
La élite del Dragón Rojo planeó su siguiente ataque contra Mónica, su objetivo principal. Duncan había estado leyendo el libro que escribió Lobo Solitario.
—¿Sigues leyendo ese libro? —Karla se volvió a acercar a él.
Duncan puso una hoja marchita como separador —este no es un libro común y corriente, se trata de los grandes secretos de la humanidad y de nuestra élite ¡Maldito filósofo!—. Maldijo Duncan, se puso de pie e intentó volver activar su teletransportador portátil.
Karla agarró su arco.
—¿Todo listo?
Duncan asentó con la cabeza.
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—Estoy lista para el segundo round con la hija de Semyazza —Karla incrustó una flecha en la arena —. Esta vez no voy a fallar.
Caleb se dirigió hasta su capitán, sus pisadas quedaron impresas en la arena, las olas del mar que tocaban la suave arenisca fueron borrando sus pisadas.
—Veo que ha reparado el teletransportador, mi señor. ¿A dónde vamos ahora?
Duncan hizo los últimos ajustes y localizó su objetivo.
—Si queremos al pez gordo, debemos hacer que muerda el anzuelo —volteó a ver a Caleb—. Vamos por su familia. Ella no tendrá otra opción que dejar su grupo de salvadores para venir por los suyos, en este libro, su perfil psicológico está escrito; cada debilidad de los integrantes del Escuadrón de la Justicia. Su empatía será su fin.
—¿Conoce todas nuestras debilidades?, ¿qué clase de loco haría eso?
—Un narcisista, Caleb. Uno que no sería capaz de revelar sus puntos débiles, pero si el de sus compañeros, maldito arrogante.
Karla merodeaba la orilla de la playa, cuando una enorme sombra la cubrió, era un ángel.
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