En tiempos remotos un profeta advierte un caos eminente. Mónica descubre un secreto que su familia y el gobierno ocultan ¿Será capaz de descifrar la profecía?
Su deber es salvar al mundo contra ángeles y demonios, para ello debe reunir a otros chico...
No permitas que los prejuicios de otros te definan, eres mucho más que eso.
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Dentro de las instalaciones del Proyecto Anunaki, el tiempo límite de la barrera invisible se agotaba. Por fuera, un batallón de Jesuitas esperaba para atacar. Entre ellos estaba Nataniel, manipulado por control mental —Ahí están, puedo sentir el aura de Abril —señaló el apuesto Nefilim.
Las olas del mar se turbaron, chocando contra las instalaciones del Proyecto Anunaki. La marea empezó a subir repentinamente. Una columna en espiral de agua emergió de las profundidades del mar, formando un torbellino de agua. Dentro de la corporación, Mochuelo graznaba inquietante, dio vueltas por las enormes máquinas de computadoras.
Elsy notó el torbellino que se dirigía hasta ella; alrededor del remolino, cinco helicópteros que volaban en la otra dirección corrieron para dar aviso a los demás. Nataniel logró penetrar la barrera invisible.
Aterrizó en la plataforma.
—Estamos acabados —Elsy inquirió con aprensión.
La barrera invisible desapareció, dejando expuesto la base flotante de la corporación. Abril y Frederick regresaron con el resto del grupo.
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Nataniel extendió los brazos y del torbellino formó una gran serpiente marina, de una altura de unos siete metros aproximadamente.
Del otro lado de la base, los Jesuitas aterrizaron para entrar en el templo babilonio. Unos impactos de balas y se oían afuera del santuario, Eloísa se reunió con el equipo —esto es una trampa, el Dragón Rojo ya inició su plan para conquistar este mundo. Puedo sentir que sus familias están en peligro, ellos están en busca de sus hermanos menores—, anunció mirando a Mónica y a Frederick —Puta madre, nos están obligando a separarnos, alguien debe estar detrás de todo esto, alguien que sabe que yo y Lobo Solitario viajaríamos en el tiempo—. Analizó Eloísa preocupada.
—Eso mismo sospecho yo, pero si no es el Rey Arconte ¿Quién es?— dedujo Frederick.
—Da igual quien sea, mi familia me necesita, debo ir a ayudarlos. Tu familia también está en peligro ¿No piensas hacer nada? —comentó Mónica dando vueltas.
