En tiempos remotos un profeta advierte un caos eminente. Mónica descubre un secreto que su familia y el gobierno ocultan ¿Será capaz de descifrar la profecía?
Su deber es salvar al mundo contra ángeles y demonios, para ello debe reunir a otros chico...
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Micronesia. Isla Ponapé, sitio arqueológico Nan Madol.
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El Escuadrón de la Justicia llegó a la isla Ponapé, entre ellas la más destacada llamada Nan Madol; una serie de pequeñas islas artificiales unidas por una red de canales, más conocida como «La Venecia del Pacífico». Situado en el Océano Pacífico, cerca del extremo oriental de las Islas Carolinas. Una isla virgen, nadie más habitaba solo por algunas especies de aves exóticas, insectos, murciélagos y gran diversidad de peces. El portal del espacio-tiempo los llevó hasta este conjunto de islas antiguas para encontrar las insignias del Profeta Enoc. La isla era un poco grande; con exuberante vegetación, la playa era de una arena blanca, suave y cálida por el sol, a lo lejos se podía observar una colina alta al centro de la isla. Una parvada de aves volaba el cielo azul del día. El viento era fresco y relajante; las ondas de aire emitían una tranquilidad al ser rosadas por la piel, algunas palmas y arbustos de los manglares eran movidos al son del viento. Sonidos de las aves se escuchaban al fondo de la selva; uno tras uno, emitían sus cantos. Y un aroma fresco al entrar por dentro era el olor a tierra mojada, los rayos apenas penetraban la densa selva por las copas de los árboles más altos y frutales.
Kevin interrumpió los pasos de Frederick -¡A dónde vas!-. Prosiguió a perseguirle.
-A mí nadie me manda, escuchaste niño musculoso.
Todo el grupo vio como se retiraba a un lugar aparte; no obstante, Mónica lo detuvo -¿Puedes venir un momento?-, Frederick detuvo sus pasos -Que fue en lo quedamos, dijiste que si éramos amigos ibas a cambiar-. Él chico arrogante dejó su ego a un lado y volvió con el grupo.
Con los brazos cruzados se puso al lado de Mónica, el resto de los chicos no lo podía creer.
-No que nadie te decía que hacer -bufó Silver.
Mónica reunió a los cinco chicos que salarian al mundo. Los invitó a conocerse y rendir cuentas, a lo que todos accedieron, menos Frederick. Mónica lo observó indiferente, y con una mirada seria, lo volteó a ver. Frederick había notado su mirada, algo dentro de él retumbaba, sintió nervios después de mucho tiempo.
