• Capítulo 2|"¡Mierda!"

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—¿No lo ves?— señaló Hadiel, y yo ahí buscando el error.

—¿Dónde?— pregunté, confundida.

—Aqui entre tu y yo— mordió sus labios mirando los míos.

—¿De que hablas?— me quedé seria, esperando que me explicará.

—¿Dónde has estado?— me preguntó, agarrando mi barbilla suavemente para tener mí mirada en él.

Y lo consiguió tenía toda mi atención en él.

«Joder Arcane, es un niño.»

—Hadiel...— logré decir, quitando su mano de mi barbilla, mirando hacia el otro lado. —esto no está bien.

Me levanté, y fui a mi habitación. Antes de entrar mire hacia él, quien sonreía picaramente. Entre rápidamente.

«Wow, wow, sino me equivoco él estaba coqueteando conmigo, ¿pero que mierda?. Solo es un chico, bueno tampoco como que yo pueda ser su madre. Pero no.»

Horas más tarde...

Sentí un fuerte portazo desde mi habitación, fue tan fuerte que desperté del tirón. Salí rápidamente de mi habitación y lo que ví me dejó la piel de gallina.

Hades estaba completamente lleno de sangre y tenía una gran herida de bala en su brazo izquierdo. «¿¿Que?!.» Socorría hacia el rápidamente.

—¡¿Que paso?!— me preocupé viendo su estado.

—Nada— él trato de sonreír, pero su dolor aumento.

«¿Que le habrá pasado?. ¿Un asalto?. ¿Se habrá peleado? Bueno, tiene cara de ser bien problemático, y un cuerpo de pecado, pero que digo joder.»

—Necesitas ayuda— le informé, corriendo hacia él botiquín médico.

—Estarare bien— se negó de plano, derrepente hizo un gesto de molestia sabía que le dolía.

—No, no lo estarás, ven— le senté en el sofá.

Corte su camisa cuidadosamente, dejando ver su cuerpo jodidamente sexy desnudo. «Diosito valla tentación.» Coloque su brazo en lo alto del sofá, detrás, para poder quitar esa bala de su brazo. Antes de empezar le eche un poco de alcohol.

—¿Te duele?— le pregunté, agarrando las pinzas.

Las manos me temblaban al igual que el cuerpo, estaba tan nerviosa, tenía tanto miedo.

—Haslo— pidió, mirándome a los ojos.

—Bien.

Lleve las pinzas hacia su brazo izquierdo, introduciendo las pinzas en este, al momento sentí la bala, la agarre y la saqué rápidamente. Luego corte una venda y la coloque en su brazo.

—¡Mierda!— se quejo un poco ya que yo le estaba cociendo la herida, dándole un buche al alcohol.

—Perdón— me disculpé, mirando hacia abajo.

—Gracias— soltó, acariciando mi cabello.

«¡Carajos, carajos!. ¡Está tocando mi cabello!»

Trague saliva y trate de estabilizar mis nervios hacia él. Ya había terminado de cocer su herida.

—¿Me dirás qué pasó?— indague alzando una ceja.

—¿Porque quieres saberlo?— dijo impetuoso.

—Quiero saber si es natural o no.

—¿Crees que es natural esto?— miro su brazo y sonrió.

—No lo sé— fruncí el ceño, confundida.

Los Hermanos Down [PROCESO] © [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora