• Capítulo 4|"Besarte"

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—Definitivamente las mujeres tienen un gusto espléndido— comento Hugo.

—No— negó Hades. —Ella, tiene buen gustó.

Salimos de la tienda, ni me había dado cuenta de que llevaban los vestidos que me probé. Nos pasamos el día en el mole, comprando ropa, maquillaje, perfume de todo para ser exactos.

Horas después...7pm

Estaba en la habitación arreglando las cosas en su lugar cuando sentí el toque de la puerta.

—Pase— accedí la entrada, pensé que sería Lori, pero en su lugar era Hades.

«¿Que hacía aquí?. No se suponía que nos marcharíamos a las 10.»

—¿Y que haces tú aquí?— recalque las palabras, dando un leve movimiento a mis manos para exagerar mi pregunta.

—Besarte— ni siquiera tardo un nanosegundo en estar delante de mi. —Para ser más claro, siempre quise besarte, no paro de pensar en ti. Sentir el sabor de tus labios, gatita, acariciar tus mejillas y tenerte en mis brazos, ¿tú no?

Mis mejillas se sonrojaron al borde de sentir que explotarían.

«Carajos.»

Un brillo de emoción se añadió en el color de mis ojos. Pero mi emoción no duró mucho, decayó con desánimo. Abrió sus carnosos labios enrojecidos de tanto morderlos para soltar una corta exhalación entrecorta.

Miedo era lo que tenía, mucho miedo en responderle, de actuar.

«Coño si quería besarle, estaba loca por eso.»

—Pero es imposible— musité, en un tono sensual.

«Ya aquí estaba ignorando a mi cabeza, me ganaron las ganas.»

—Entonces hagamos que sea posible— sentí con aquellas palabras mi piel se comenzaba a erizar. —Me provoca tanto tu piel, tu cabello, tus ojos, tú maldito cuerpo— decía mientras sus manos rodeaban mi cintura, acercándome a él. —¿a ti no?

Tenía la vista despistada, solo miraba a sus labios y ojos, estaba completamente ignotizada ante Hades.

«Un magnífico provocador.»

—Hades yo— jadeé intentando decir algo, pero coloco su dedo índice en mi boca.

—¿No quieres besarme?— recalcó, acariciando mis labios con su dedo, hasta introducirlo en mi boca.

Sentí como poco a poco perdía el control de la situación, y el mío, claramente.

—Y, yo— tartamudeaba de los nervios. —si, si quiero.

Mordió sus labios sonriendo. Me agarró fuerte del cuello, alzandóme hacia él, nuestros labios se unieron con una pasión y rapidez. Sus manos recorrían mi cintura hasta llegar a mi cabello. Se alejo de un jadeó. Me volvió a agarrar con ambas manos de la cintura subiendóme arriba de él, mientras me cargaba con sus manos. Nuestros labios no querían separarse.

Sabía que estaba mal...

Pero...

De eso de trata la vida.

Los Hermanos Down [PROCESO] © [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora