7.

29 8 0
                                    

¡Y así comienza! Luca se dirigiría a Winterwald. Mientras me veía participar en tiempo real en el primer gran acontecimiento de la novela, sólo sería una ligera exageración decir que sentí que podría levantarme y aplaudir. Pero, obviamente, no podía. Me recordé a mí mismo las dos reglas que tenía que seguir: No sé nada de lo que está pasando. Sólo soy la amable tía de Luca, nada más.

Repetí las palabras en mi cabeza como si intentara lavarme el cerebro y luego traté de parecer aturdida y preocupada. Calculando cuánto tiempo tenía que esperar para poder aceptar la propuesta sin levantar sospechas, puse cara de preocupación y retorcí mi taza de té sin culpa entre las manos.

Ruediger se lo creyó todo. Se inclinó cautelosamente para persuadirme.

—Sé que debe de estar preocupada, pero Winterwald puede proporcionar y proporcionará a Luca un entorno excelente en todos los sentidos.

Decía la verdad. En la novela, Ruediger y sus padres —los abuelos de Luca— tratan a Luca como a un miembro más de la familia, no como a un hijo ilegítimo. Como Ruediger no piensa casarse, Luca es su único nieto. Su decisión de tratarlo como heredero del ducado es lo que provoca el desacuerdo de la familia y la consiguiente calamidad.

Al recordar el difícil camino que le esperaba a Luca, fruncí el ceño. De repente me sentí destrozada. ¿De verdad tenía que irse Luca? ¿No estaría bien aquí conmigo? A pesar de esos pensamientos, sabía en mi corazón que Winterwald nunca lo abandonaría.

La sangre Winterwald que corría por las venas de Luca era un asunto más importante de lo que Ruediger aparentaba. Como yo era su tía y no su madre, no sería fácil ganar una batalla por la custodia. Aunque fuera su madre, no había garantías. Y aunque había intentado tratarlo bien durante el último mes, eso no justificaba los años de abusos.

El propio Luca querría ir con Ruediger. Aquel pensamiento me dejó un sabor un tanto amargo: era como si el último mes de esfuerzo no hubiera servido para nada.

Deja de lamentarte. Fuiste amable con Luca porque querías serlo, no porque esperaras algo a cambio. Es mejor atenerse al plan. Cuando te cuestionas y cambias la respuesta justo antes de que suene la campana, siempre te equivocas. Con esa conclusión a mi momento de incertidumbre, respiré hondo.

—Es muy repentino —dije.

—Comprendo —dijo Ruediger, asintiendo lentamente con la cabeza.

—Puede que a Luca le cueste asimilarlo mientras esté enfermo. Él debe de terminar su medicina y descansar un poco. ¿Podría volver mañana, cuando se encuentre mejor?

—Por supuesto. Debería agradecerle su cortesía.

—Oh, no es nada. Cualquier cosa por Luca.

Me mantuve en el papel de tía triste que se separa de su querido sobrino hasta el momento en que vi a Ruediger salir por la puerta. Por suerte, no parecía tener ni idea de que yo había planeado enviar a Luca con él desde el principio.

«Bueno, una cosa menos.» Cuando Ruediger desapareció de mi vista, por fin respiré aliviada.

***

Esa noche reuní todas mis habilidades culinarias para preparar un delicioso pot-au-feu. Luca vació su plato en un santiamén, así que debía de estar sabroso. Lo miré con satisfacción.

«Esta podría ser nuestra última cena juntos. Hice lo mejor que pude, aunque sólo fuera durante un mes.» Satisfecha conmigo misma, intenté recordar la escena para más tarde.

Decidí no contarle a Luca la visita de Ruediger. Se enteraría mañana de todos modos. Fue en parte un mecanismo de defensa para ayudarme a calmarme tras el pánico que me produjo la repentina aparición de Ruediger.

Haré un esfuerzo para cambiar el géneroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora