IV

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Una visita no muy grata

El sonido del mar es el único presente en el barco, la pelinegra, quién está sentada mirando el vasto mar y acariciando a sus lobos. Es interrumpida de sus pensamientos por un peliverde, quién trae como un botiquín.

Lo mira y luego mira al peliverde. —¿Y eso?

Zoro se sienta sin responder a la pregunta de la chica. —Tu brazo —pide de la nada.

Daiyu se da cuenta y accede sin chistar, no sin antes calmar a sus animales, quienes le gruñían al peliverde.

—Tienes una excelente puntería —comenta mientras le empieza a curar la herida algo profunda de su brazo.

—Gracias.

—Le quedó bien el corte —se ríe un poco mientras la sigue curando.

—¿Tú crees? —lo mira con una expresión alegre.

Flashback

Una vez que llegaron al barco de la pelinaranja, Zoro deja de forma brusca la caja, provocando que inicien una pequeña discusión entre ellos dos.

—Parece que hay un poco de tensión en la tripulación —comenta Luffy.

—¿Cuál tripulación? —cuestionan ambos al mismo tiempo.

—No puedo irme sin ellos —refiriéndose a Koby y a Daiyu.

—No podemos esperar, la marina casi llega —comenta Zoro.

De la nada, parece el rubio apuntando con sus dos pistolas. Estaba algo desalineado, con garabatos en su rostro y con un corte muy peculiar, cortesía de cierta pelinegra.

—La Marina, ya está aquí. Están bajo arresto.

Luffy se empezó a reír por cómo lucía el tipo, seguido de una sonrisa burlona por parte de Zoro.

—¿Qué le pasó a su cabello y a su cara? —lo señala.

—Es un pequeño regalo que le dejó tu amiga —comenta el peliverde.

El rubio dispara pero falla y le da a una madera. —No voy a permitir que se burlen de mí. Irán conmigo hasta la oficina de mi padre, yo voy a ser el héroe. Puede que me den una medalla o...

Es interrumpido por una flecha en su brazo, seguido de un golpe en su rostro. Dejando ver al autor del golpe.

—¿Koby? —Luffy se sorprende al verlo.

—¡Ay, eso dolió! —se queja el pelirosa—. Pero la verdad si me encantó.

—Te dije que se disfruta —se acerca la pelinegra.

—Dayi —la abraza.

—Auch, con cuidado, tengo heridas de batalla —dramatiza.

—Lo siento, por cierto, buena puntería. Sigues siendo buena con el arco —admite Luffy.

—¿Tú fuiste la de flecha? —pregunta Nami.

—Sí, así es —muestra su arco.

Fin del flashback

—¿Y dónde aprendiste a pelear así? —le venda la herida. Para luego curar las heridas superficiales que tenía.

—Mi madre me enseñó de chica, junto con Shanks el pelirrojo —responde—. Ellos me enseñaron todo lo que sé.

—¿Y los lobos? ¿Los entrenaste o ya estaban entrenados?

—Los entrené yo, mi mamá igual me enseñó como entrenarlos de la manera adecuada. Por lo tanto, los lobos que hemos criado y entrenado saben que nosotras somos como sus alfas, sus líderes.

The hunterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora