17. Mejorando.

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Ha pasado un mes desde que Lisa vive con su omega y su cachorro, Lisa poco a poco ha aprendido a ser más cortes con sus empleados, aún tiende a ser agresiva cuando se enoja, cuando pierde millones en inversiones, pero aprendió a decir por favor y gracias, aunque muchas veces lo dice gruñendo.
La pareja se está preparando para salir a Paris nuevamente, aún en contra de la voluntad de la alfa, pero su omega dio su palabra e irían a ver a la tía de su cachorro.

-Lisa, ¡estamos listos!- Dice la rubia con el cachorro en brazos.

-Si, yo también, pero ellas deberían venir aquí si quieren ver a nuestro cachorro.

-¡Lisa! ¿como pretendes que venga Sana si tiene cancer en etapa final? ¡no puedo creer como puedes llegar a ser tan cruel!- Dice molesta la omega.

-Es un don, algo natural.- Responde cínica la alfa, con una sonrisa que aunque quiere verse burlesca, para Rosé se ve incluso inocente.

-Mi hermosa alfa, se que poco a poco.- Dice acariciando el rostro de su alfa tiernamente.
-Te quitare ese humorcito tan cruel.- Dice dando ligeras palmadas en el rostro de alfa que le gruñe por el dolor.

-No eres tan graciosa como crees.- Responde gruñendo la alfa.

-No estoy tratando de hacerte reír.- Dice la omega con una sonrisa vencedora, y una ceja enarcada, mientras evita atropellar a la servidumbre que trabaja casi corriendo llevando el equipaje de la pareja y el cachorro.
Suben al auto y Rosé voltea a la mansión donde vive, poco más de un mes viviendo ahí, y se ve tan lejana y tan distante a la imagen con la que se topó cuando llegó, aunque estaba limpia, el césped perfectamente hecho, la elegancia que tenía, pero se respiraba esa tristeza y pesadez en el ambiente, ahora, se veía como un hogar uno tan feliz, con los juguetes del cachorro rodeando el jardín, el brincolín, el inflable, los columpios, tantas cosas que hacían ver la mansión tan diferente y sonríe una omega feliz.

-¿Estás bien? Das miedo riendo sola.- Se burla la alfa de su omega, ganándose un golpe de la rubia que solo le parece tierno.
-Vaya una omega golpeadora.-Se continúa burlando Lisa de la rubia.
-¿Que paso? ¿de que te reías?

-Nada, solo recordaba la primera vez que estuve aquí con mi hermoso Nissan.- Dice Rosé haciendo reír a la alfa.

-Oh, es un clásico.

-¿Donde quedó mi hermoso auto?

-Creo que en la chatarra.- Dice la alfa hasta que ve la cara de tristeza de la omega.
-No es cierto, debe de estar en el garage.- Dice mientras envía mensajes para que recuperaran el auto.
-¿Por que lo quieres? Apenas y encendía.- Pregunta curiosa Lisa.

-Pues fue mi primer auto, yo lo compré con mis ahorros, ya llevaba cincuenta mil para comprar uno de agencia, con eso cubriría lo del seguro, y el costo auto, era el auto o el enganche de un departamento.-Dice la omega con tristeza en la voz.

-Pero ahora no es necesario que ahorres, tu alfa te puede comprar el auto que quieras, incluso tu con lo que ganas como modelo.- Dice la alfa abrazando a la omega.

-Lo se, y creo que el destino es maravilloso, de no ser por ese dinero no estaríamos aquí hoy, no tendría a mi hermoso cachorro, que desde que empezó a decir sus primeras palabras no deja de hablar.- Dice sonriendo al cachorro que está entretenido viendo una película en la tablet y Lisa lo ve de la misma manera que la rubia.

-¡Y sobre todo, lo más importante, no me tendrías a mi!- Dice Lisa casi reclamando que no hubiese sido mencionada.

-¡Eso es más que obvio!- Responde la omega besando la mejilla de la castaña.
-Salió bien para todos, bueno, mi pobre padre, debe estarse volviendo loco encerrado, sin el alcohol y sin poder apostar.- Dice algo triste la omega recordando a su padre.

La bella y la bestia (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora