Tenías que ser tú... •Bkdk•

10. Enfrentamiento.

--- Él está aquí.

Ella me miró atónita desde la puerta. Una leve sonrisa apareció sobre sus labios. --- ¡Qué hermosa noticia!, ¡¿Cómo se encuentra Izuku?! ¿Y Inko? --- Suelta un suspiró. --- Tantas cosas que tengo que decirle a esa mujer.

Permaneció callada al no tener mi respuesta, entonces comenzó a preocuparse.

--- ¿Porqué no estás contento? ¿Tú no querías ésto?, seguramente el Katsuki de diez años se hubiera puesto a llorar de la emoción.

--- ¡No lo entiendes! --- La miró entrecerrando mis ojos. --- Y yo tampoco.

--- ¿Qué no entiendes?

--- A Izuku. --- Solté un gemido ahogado. --- Es que, no lo sé. Su presencia es extraña estando acá, al menos podría haberme dicho que se encontraba aquí, ¿no?

--- Si no te dijo, ¿entonces cómo sabes?

--- Porqué lo veo en casi todos lados. --- Realmente no sé qué decir y sacudo mi cabeza. --- Pero al contrario, cuándo él me ve, parece cómo si yo fuera invisible. Me irrita demasiado que haga eso.

--- ¿Intentaste hablarle? --- Alzó una ceja. --- Quizá tendrás la respuesta a todo éso.

--- Es una mala idea.

--- Ni siquiera lo has hecho, no apresures las cosas. Ve despacio, quizá esté pasando un mal momento. --- De pronto, recordé cuándo estaba en pijama mientras lloraba en su puerta. ¿Capaz lo estaba?

--- No esperaba decir ésto, pero tienes razón. Hablaré las cosas con él. --- ¿A dónde quedó mi puto ego?, detestaba ésto.

Había aceptado lo que dijo de mi vieja, pero nunca dije cuándo.
Pero tenía algo en mente que me aterraba mucho, incluso sería una de las respuestas con más lógica;

Izuku me había olvidado.

Eso explicaba porqué no me dirigía la palabra, ni me veía a veces, y realmente no lo culpó, pero sí me entristece.
Nunca pensé en lo mucho que me importaba Deku, y ahora entiendo esté término; "A veces no sabes valorar a alguien, pero cuándo esa persona ya no está te das cuenta lo mucho que te hace falta."

Eso me pasaba con él, en aquéllos momentos cuándo nos veíamos, no me importaba. Sólo era alguien más con quién jugar.
pero también fue alguien por la cuál derrame lágrimas, y aquél por la cuál fui a un psicólogo.

--- ¿Ya terminaron de definir? --- Habló nuestro profesor de literatura. En toda ésta hora estuve complacido, porqué mi mente podía pensar relajado. Mis momentos favoritos eran éstos, en dónde poníamos a prueba nuestros conocimientos.
Y por la cuál mi amigo miraba mi hoja a cada rato, intentando copiarme. Yo trataba de taparlo por vergüenza.

--- ¿Qué pusiste? --- Me sonrió desesperado. Faltaban sólo unos minutos para que la clase terminé y se llevará las hojas. Yo sólo rodé los ojos, poniéndolos en blanco. --- ¡Por favor, bro! --- Junto sus manos, mostrando ojos de pobrecito.

--- No te importa lo que puse, piérdete. --- Puse mi hombro sobre la mesa, para que no vea lo que escribí. Era demasiado cursi que me daba asco saliendo de mí. --- ¿Acaso no era menos varonil estar copiandote?

--- Tienes razón, ¡que poco varonil soy pidiéndote semejante cosa! --- Agarró su lápiz y empezó a escribir sobre el tiempo.

--- Entreguen todos, terminó la hora. --- Señaló el reloj sobre su muñeca. Los otros suspiraron e incluso no habían hecho nada, yo lo había entregado hace rato.