— ¿Vienes o no? —El rubio preguntó adelantado, encontrarse a Deku con su amiga lo tranquilizó de alguna manera. Había estado pensando en él mientras no iba a la escuela, deseaba saber algo del peliverde. Necesitaba aún que sea imaginarse que estaba bien, descansando en su casa como era debido.
Izuku movió su cabeza asintiendo a paso rápido, estaba caminando a una máxima velocidad y lo sabía, eran por sus nervios al estar a su lado después de mucho tiempo, todavía le costaba entender todo esto. "Entender" no sería la palabra que él usaría, pero "costaba" si, le costaba saber que lo había olvidado. Ellos dos eran... Inseparables juntos. Hasta sus madres sabían de ello, se tenían amor mutuo, es decir, a cada lugar que Katsuki iba el peliverde también lo hacía. Con cada cosa que el ceniza decía... Izuku pensaba que era lo más grandioso del mundo.
Y bueno, también porque el pecoso tenía un sólo amigo, no socializaba con los otros niños por miedo a ser rechazado por ellos, cuándo Katsuki jugaba con otros nenes, él lo seguía porqué odiaba quedarse sólo. Ese sentimiento que lo alejaba de todos, no le gustaba para nada. Pero no hablaba, él siempre fue callado en esos términos.
Se presionaba a si mismo si decía lo que pensaba, porqué tenía miedo, de hablar lo demasiado o lo menos.— ¿Así que fuiste a hacer las compras? —Optó decir eso con algo de desconfianza, le hecho una mirada a sus manos ocupadas.
Katsuki alzó una ceja, cómo si no fuese lo más obvio del mundo, pero no quería sonar grosero.
— No para mí. —Contestó sin problema, dejando al pecoso con la boca callada—. Le hago mandados a una señora. —Izuku abrió sus ojos sorprendido, no creía que él sería capaz de hacer algo así, era bastante amable de su parte ayudar a esa anciana de esa manera.
— ¡Oh! Es bueno ayudar a quiénes lo necesitan a veces.
— Si, su hijo es un imbecil con ella, así que ahora me encargo de sus mandados yo.
— Ya veo... —Murmulló—. Hay personas malas en este jodido mundo, que ni siquiera son capaces de disfrutar de su familia.
Hubo silencio, sólo se escuchaban los pasos de ellos dos llegando a la cafetería.
— ¿Nos sentamos adentro o afuera? —Cuestiono al pecoso, en primer lugar le preguntaría a él lo que deseé antes de elegir por su cuenta. Debía comportarse como era debido, y cómo el gran caballero que era.
— ¿Adentro? —El tono que usó fue referido como pregunta, él era incapaz de elegir por su cuenta y cuándo le hacían escoger una cosa y otra lo dudaba mucho.
— Entonces entra.
Ordenó el ceniza abriendo la puerta del lugar, obviamente dejando pasar primero al pecoso. Entraron y escogieron una mesa para sentarse los dos.
El ambiente era incómodo, el silencio entre ellos, la musica bajita que resonaba en la cafetería, y un par de personas hablando. Habían momentos en dónde compartían contacto visual por unos segundos y luego se apenaban.
Justamente porqué ninguno de los dos sabía comenzar una conversación normal. Katsuki que tenía 0 complejidad en aquello, y el pecoso ni siquiera sabía en dónde estaba parado. ¿Esto se suponía que era una cita? No, claramente no lo era, un encuentro sería estar bien arreglado y saber lo que realmente quería. En este caso nadie estaba preparado para lo que vendría y no estaban arreglados en lo absoluto.Luego de un par de miradas, llego la mesera y los atendió. Acá fue cuándo a Izuku se le paró la respiración, debía comer algo también. No quería, pero tampoco podía y el ceniza sería capaz de notarlo apenas le traigan la merienda.
— ¿Tú que pedirás? —Procedió alzando una ceja, llevando su vista a el pecoso. La mesera estaba con la carta en sus manos y miraba fijamente al chico con desigual.
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Tenías que ser tú... •Bkdk•
RomansKatsuki y Izuku son amigos desde la infancia. Hasta qué un día todo cambia. Ya no vuelven a verse, y poco a poco el cenizo se va olvidando de los recuerdos que tenía con el peliverde, ¿Podrá recuperarlos al paso del tiempo? ¿Sé acordara de él? Pero...