Three

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Roier se sentía raramente tranquilo y a gusto. La fragancia de Spreen hacía que su omega estuviera quieto y ronroneando, y la exótica (y muy desconocida) comida lo mantenían atento a la mesa.
La música de los violines y el piano le daban un toque muy refinado a la celebración.

La comida consistía en distintas frutas y verduras que él solo podía comer en verano, acompañada de diversas carnes y postres muy coloridos y de apariencia exquisita.

-  Vení, probá esto, principito - le pide Spreen mientras le sirve un pedazo de cerdo y ensalada - Es bondiola de cerdo asada con ensalada de mango, arándano y lechuga, espero que te cope.

Roier asiente y lleva el tenedor a su ensalada, pica un pedazo de mango y lo lleva a su boca. Se sorprende al encontrar la rara combinación deliciosa. Nunca había probado algo igual.

- Está muy rico - dice mirando a Spreen con unas sonrisa.

-  Me pone contento que te haya gustado - Spreen sonríe y agrega - De hoy en adelante, me gustaría que compartamos nuestras comidas juntos, quiero mostrarte todas las delicias que este reino tiene para ofrecerte.

- Me encantaría - murmura el omega sonrojado.

Juan, al principio los vigila como un halcón, pero no pasan más de cinco minutos para que toda su atención se centre en la deliciosa comida, Roier casi quiere agradecer por ello, es incomodo hablar con el príncipe Spreen cuando su hermano lo está viendo.

Cuando todos terminan de comer inicia la conversación entre los reyes, hablan del acuerdo de relaciones diplomáticas y de los planes para la boda.

Pronto la música que en su inicio era tranquila y baja, ahora es más movida y vivaz. Roier sonríe cuando ve como varias personas dentro de la sala buscan pareja y empiezan a bailar.

- Hijo mío - llama el consorte Rubius a Spreen - Deberías invitar al príncipe Roier a bailar.

Roier mira con pánico a el consorte y más aún cuando Spreen asiente - Claro que sí - el alfa se para de su asiento y hace una reverencia extiendo su mano al omega - ¿Me concede esta pieza, mi príncipe?

Y Roier no sabe qué responder, bailar no es algo que se le dé muy bien, pero después de la mirada amenazante que su padre pone, termina por aceptar la invitación con una sonrisa - Seria un honor, alteza.

Spreen toma su mano y lo arrastra con delicadeza al centro de la sala provocando que varias miradas se posen en ellos -  Che, estás medio tenso, principito - comenta el alfa.

- Es solo que no...no sé bailar muy bien.

Las mejillas del pequeño príncipe se encienden y espera algún reproche o mueca, se sorprende cuando en vez de eso Spreen acaricia su mejilla y le arregla un rizo rebelde - Entonces será un honor para mí enseñarte, mi pequeño príncipe.

Spreen sonríe de medio lado y toma la cintura del rizado acercándolo a él hasta que sus pechos se están tocando y Roier siente el aliento del alfa cerca de sus labios.

- Solo déjate llevar, Roier.

El omega asiente en compresión y coloca su mano en el hombro de Spreen mientras la otra la entrelaza con la del alfa.
Se empiezan a mover a un ritmo lento, el pelinegro marca el paso y Roier lo sigue, se sorprende cuando se da cuenta de que bailar con Spreen está siendo más fácil y divertido de lo que imaginó.

De pronto la sala del trono se llena de aplausos y es cuando el pequeño príncipe de Quesadilla se da cuenta de que él y su prometido son el centro de atención. Se sonroja y esconde su rostro en el cuello de Spreen, quizá tardará mucho en acostumbrase a esa emoción y actitud desinhibida de los habitantes de Tryhard.

El príncipe de Luque lo hace girar un par de veces y terminan la pieza alejándose y dedicándose un reverencia.

Royalty / SPROIER - SPIDERBEARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora