Seven

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Roier soltó un suspiro de satisfacción mientras restregaba su cara en la suave superficie en la que estaba acostado.

Una risita y una pequeña vibración hicieron que Roier abriera los ojos y mirara hacia arriba.

— Buenos días, principito — lo saluda Spreen con una sonrisa.

— Buenos días Osito, yo...lo siento — balbucea el menor con las mejillas rojas.

— No te disculpes — Spreen acaricia los rizos de Roier para después empujarlo suavemente sobre su pecho — Me copa estar así con vos.

— A mí también, pero ¿no es incorrecto?

— No si vos me dejás — Spreen toma un rizo y lo enrolla en su dedo — Acá las costumbres son otras y no está mal que estamos juntos a solas. Voy a llegar hasta donde vos me des el visto bueno, y siempre podrás decidir.Acá ser omega varón no te hace menos, y ni en pedo nadie podrá hacerte sentir mal, ni siquiera yo.

Un agradable calorcito se extendió por todo el pecho de Roier, se sentía feliz. En Quesadilla tenía algunos derechos por ser noble, pero los demás omegas no corrían con la misma suerte, eran marginados, silenciados y avergonzados, ser más que un adorno para alfas se sentía bástate bien, se sentía seguro.

— Gracias — murmura acariciando el pecho de su prometido — Eso significa mucho para mí.

Roier se levantó un poco para conectar sus ojos con los del mayor, Spreen le sostuvo la mirada y se inclinó un poco para probar esos lindos y rojos labios. El omega entendió lo que Spreen pretendía y se acercó más para pode recibir esa caricia que tanto añoraba, pero justo cuando sus labios se iban a tocar, la puerta de la alcoba se abrió con un estruendo.

— Doctor Soot, le digo que no puede pasar — suplica un mortificado Aldo tras el otro beta que entra al lugar con la frente en alto — Los príncipes no están en condiciones.

— La salud del príncipe Roier es mi prioridad y necesito que se tome la medicina ahora — dice el beta caminando a pasos largos hasta llegar al pie de la cama donde para abruptamente al ver a Spreen junto a Roier — Con que eso era.

— Buenas días doctor Soot — saluda Spreen con un toque de reproche en la voz incorporándose para quedar sentado en la cama.

— Buenos días príncipe Spreen, príncipe Roier — Wilbur hace una torpe reverencia con el rostro ligeramente sonrojado — Lamento interrumpir pero...

— Está bien — Spreen hace una mueca y se levanta de la cama — La salud del príncipe Roier es lo primero, y de todas formas ya me estaba yendo.

— Eh, sí, lo siento de todas formas.

— Lo siento alteza — interviene Aldo — Intenté detener al doctor, pero fue persistente.

— Todo tranqui, Aldo — Spreen hace un gesto y rodea la cama para ir hacia Roier quien lo mira expectante — Que te mejores pronto, principito. Voy a estar al tanto y vendré a comer contigo.

— Gracias — murmura Roier — Gracias por cuidarme y quedarte conmigo.

— Para mí es un gusto — Spreen se inclina y deja un beso en la frente de Roier.

Cuando se separa les da una inclinación de cabeza a los dos betas y sale del cuarto a paso veloz.

— Yo me retiro — dice Aldo señalando la puerta.

Royalty / SPROIER - SPIDERBEARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora