Cruel Intentions ❁ HyunIn

♡ : CAPÍTULO VI - CRUEL VERDAD.

—Habla.

Joder, su madre podría ser un grano en el culo cuando quería. Hyunjin rodó los ojos, dejó la pobre actuación atrás y sonrió condescendiente.

—¿Cómo?

Su madre arqueó una ceja bien cuidada.

—Me ofendes, Hyunjinnie. Los tuve por más de nueve meses dentro de mi vientre, sería una pésima madre si no los reconociera. Además, tienes un tic nervioso cuando mientes. Pero, debo aceptar que me da mucha curiosidad que estés ocupando el lugar de tu hermano.

—Esto es un asunto entre Jae y yo—objetó.

—Sus asuntos son míos. Ustedes hacen los problemas, yo los resuelvo. Es cuestión de tiempo para que vengas a mí, realmente son inútiles—bromeó.

—Bueno, gracias, mamá.

Jihyo echó la cabeza hacia atrás riendo elegantemente.

—No te ofendas, cariño. Todos los niños siempre necesitarán a sus madres, es nuestra naturaleza.

Y era verdad. Cuando Hyunjin se metía en problemas, la mayoría del tiempo corría junto a su madre y se escondía tras ella. Jihyo siempre fue la mujer de las respuestas, ella era intuitiva y su vena maternal la hacía una personas sobreprotectora.

Una vez, hace mucho tiempo, Jihyo le echó de su casa y le ordenó que buscara un trabajo e hiciera algo de su vida, pero fue ella la que terminó negándose a que Hyunjin trabajara porqué simplemente el mundo era demasiado peligroso y su pequeño hijo no tenía tal necesidad.

Hyunjin la culpaba por su inutilidad y la incapacidad de independizarse. Bueno, sólo un poco.

—Lo sé.

Jihyo tomó su té de nuevo y bebió un sorbo.

—Ahora, quiero escuchar la historia del por qué estás aquí. Quiero la verdad.

—Hyunjae me pidió que lo haga porque él no tenía las suficientes pelotas para afrontar las consecuencias. Él está enamorado de una chica llamada Ryujin y... huyeron juntos, pero volverá dentro de un par de meses y terminará esta farsa.—Suspiró.

—¿Por qué no me sorprende?—Su madre aplanó sus labios.—¿Esa fue la razón? ¿Fue por Rini?

—Es Ryujin.

Su madre giró la muñeca ignorando su corrección.

—Lo que sea.

Hyunjin rodó los ojos, sacudió la cabeza.

—En parte. Jae dijo que papá necesitaba que él contrajera matrimonio con Jeongin, para salvar la empresa familiar.

Jihyo detuvo la pequeña taza de porcelana a centímetros de sus labios. Ella le dio una mirada inexpresiva. Su madre nunca fue una persona seria, ella siempre sonreía o bromeaba, era un alma libre y verla estoica incomodaba a Hyunjin.

—¿Qué has dicho?—ella dijo.

—Que necesitaba casarse con...

—Te escuché—Jihyo le interrumpió. Hyunjin le dio una mirada molesta. Su madre se levantó y paseó por la habitación volviéndolo a ignorar.

—¿Qué sucede?

—Hyunjae—ella respondió como si Hyunjin pudiera entenderle.

—¿Qué con él?

Siguió a su madre. Miró hacia abajo, Jihyo masajeó sus sienes y gruñó.

—Tu hermano es un maldito idiota.