♡ : CAPÍTULO VIII - CRUEL AMOR.

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Hyunjin deslizó sus lentes y se quedó parado, delante de la residencia Jeon. Y, estaba asustado hasta la mierda por tener que entrar allí.

Si fuera por él no hubiera aparecido jamás. La sola idea de afrontar sus errores le aterraba. Porque, después de todo, ¿Quién desea enfrentar sus errores? ¿Absolutamente nadie?

Pero la madre de Jeongin le había rogado porque fuera a ver a su hijo. Según decía la mujer, 'Jeongin estaba desorientado y ya no era el mismo de antes.'

Y le duele saber que fue él quien influenció ese cambio radical en el hombre. Hyunjin ha cometido muchos errores en su vida, pero las consecuencias sólo las pagaba él, este error iba de la mano con el daño colateral.

Jeongin no había vuelto a hablar con Hyunjin desde aquella última vez en su casa. No lo culpaba en lo absoluto. Se lo merecía, pero eso no hacía que la herida dejara de sangrar.

Hyunjin era un hombre frío, estoico, donde había emociones significaban problemas. Cuando accedió a este trato con su hermano, no había esperado ser él el que cayera por Jeongin.

No, eso nunca estuvo en sus planes.

¡Era estúpido!

Estos sentimientos que mantenía por Jeongin eran terriblemente estúpidos. Había pasado tiempo con el hombre un máximo de dos semanas y su corazón, idiota, lloraba por él.

¿Cuán patético podía llegar a ser eso?

Su madre dijo que no se necesitaba meses o años para caer perdidamente enamorado de alguien. Jeongin acreditaba esa absurda teoría, magníficamente. Y lo jodía, lo enfadaba y solía hacer rabietas gritando que era injusto.

¿Acaso, el haberse enamorado del hombre era el precio a pagar?

Entonces, el precio era muy alto. Su corazón lloraba cada noche exigiendo que sacara la cabeza del culo y fuera tras Jeongin. Pero, él había dejado en claro su desprecio hacia Hyunjin. Con solo ver su rostro podía expresar su resentimiento y la animosidad flotando en el aire era realmente doloroso.

Jamás imaginó a su Chico Flor siendo tan distante y frío con él.

Frotando su pecho, trató de aligerar el malestar anclado allí. Subió el pequeño tramo de escaleras de cemento y fue directo a las altas puertas dobles de madera y golpeó. De inmediato, un hombre de mediana edad abrió la puerta y le dio una respetuosa inclinación.

—Sr. Hwang, lo esperan en la sala de estar, por favor...—pidió, extendiendo una mano indicando el camino. Hyunjin torció su labios, recolocó sus lentes sobre el puente de su nariz, suspiró y enderezó la espalda no queriendo lucir derrotado.

El mayordomo lo guio hasta la sala de estar donde la madre de Jeongin, Dahyun, estaba sentada junto a Jihyo. Su madre le dio una preocupante mirada y entonces se levantó. La madre de Jeongin la imitó dejando su taza de café en la mesilla.

—Hyunjin...—Dahyun dijo, tratando de sonar amigable. Ella no lucía feliz con buscar su ayuda, pero sus opciones se agotaron recurriendo en última estancia a Hyunjin. Eso había dicho su madre.

—Sra. Jeon—saludó sin ánimos de estar en ese lugar.

—Siéntate, por favor—pidió ella. Dahyun sirvió un poco de té para él y con una tensa sonrisa aceptó.

—No tiene necesidad de ser amable conmigo. Tanto yo como mi madre sabemos que no soy de su... agrado. Así que siéntase libre.

—Cómo quieras. Siendo sincera, detesto la idea de pedirte ayuda, pero no encontré otra salida más que recurrir a ti.

Cruel Intentions ❁ HyunInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora