Beso en el cuello

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"Gesto erótico

para seducir."

•••

...

Azirafel revisaba los estantes, que daca libro estuviera en su sitio. Después de que Jim/Gabriel se fuera, le había quedado aun más marcada la necesidad de tener todo en orden, como debe de ser.

Muriel sacudía los muebles después de haber barrido y trapeado el suelo con líquidos especiales para el mismo usando unos audífonos que Maggie le había regalado junto al mp3 con canciones variadas.


—Todo en orden, como debe de ser –se felicito a si mismo, Muriel ya se había retirado debido a la hora, y es que Maggie le había establecido ciertos horarios al ángel para dormir, lo cual ella insistía que no necesitaba al ser un alguien celestial, pero la rubia le insistió en que es algo que los "humanos" hacen y, eso ayuda a comprenderlos mejor, y ella, obediente acepto aquello, claro hablándolo antes con Azirafel.

Diez en punto, la puerta se abrió dejando ver al demonio quien todos los sábados sin falta llegaba con unas botellas de vino para emprender un viaje al pasado por medio de las anécdotas y los recuerdos de ambos.


—¿Por qué los niños? –saco de la nada el demonio con un rostro que paso de alegre a triste y cambiar el tema sobre los enjuagues bucales.

Azirafel no entendía a que venía aquello ¿acaso el vino ya le estaba causando alguna especia de daño? No lo creía posible —¿niños? –interrogo de vuelta.

Crowley rodo los ojos y se puso en pie, avanzando hasta él y picarle con el índice repetidas veces sobre el pecho —sabes de lo que hablo. El diluvio, Sodoma y Gomorra, Egipto... –el llanto de las familias y de los mismo niños algunas veces se repetían en sus sueños sin poder hacer nada —¿es que acaso no dijo que seria consuelo? ¿un manto en donde poder descansar? ¿entonces porqué no los consoló, no los protegió?

«Este es algo que más bien mi "bando" haría» recordó esa frase cuando Noé subía en el arca a su esposa, hijos y nueras y animales antes del diluvio, antes de que todos perecieran por sus pecados, por la desobediencia y su orgullo.

Pero ahí estaba esa palabra "mi bando" no "él". Crowley de algún modo siempre procuraba por los indefensos niños, los cuales insistía en que no tienen la culpa de lo que sus padres, o en general los adultos hicieran. Y de algún modo estaba de acuerdo, pero no puede ir en contra de lo que diosa haga o decida.

—Bueno... –hablo apartando el dedo acusador y acomodarse en el asiento —los niños son como esponjas que absorben lo que ven y oyen así que...

—El que lo hagan no significa que no comprendan el significado de lo bueno y lo malo, Ángel –reclamo —saben distinguir muy bien una cosa de otra, por ello dejo en claro que dejarán que los niños fueran a él ¿pero cómo dejarlos ir si lo que hace es matarlos? 

Paso saliva. De nuevo, lo que ella decida hacer no es ni sería jamás asunto de ellos, no eran quienes para decirle como hacer su trabajo, por eso mismo es que Crowley había terminado como un ángel caído.

—¿Ángel? –preocupado, Crowley le miro confundido. Aquello era señal de dejar de beber.

Azirafel se había abofeteado por pensar aquello ¿acaso también estaba señalando a Crowley como el resto de los ángeles? ¿juzgándolo solo por ser curioso? ¿por su necesidad de saber las cosas?

El ardor en la mejilla no era nada a comparación de lo sentía en su pecho de llegar a pensar aquello, se sintió muy mal, demasiado que dejo salir lágrimas que alteraron aun más al demonio —¡Azirafel! 


Drenando sus cuerpos de alcohol y estando ya cuerdos al cien por ciento, Crowley se retiro para dejar descansar al ángel, quien se aferro a este diciéndole que lo que menos necesita es que se fuera, por lo que Crowley accedió a quedarse.


Crowley se quedo dormido en el sillón largo, Azirafel le retiro los zapatos, desabrocho el cinto y cubrió con una manta, acomodando la cabeza de modo que no se torciera al dormir, entonces y estando cerca, el olor del demonio, uno que conoce bien esta vez le pareció un tanto más exquisito y tentador.

Acerco la nariz al cuello, el cual estaba a su disposición por tener la cabeza un tanto hacía arriba y ladeada, sus labios entre abiertos dejando salir suaves ronquidos y, al parecer, el demonio estaba soñando debido al movimiento de los ojos bajo los parpados y la respiración tan tranquila.

Se saboreo aquello.

El beso que le dio en México hizo que estos fueran un tanto más presentes en ellos, claro que no delante de la gente y mucho menos en lugares públicos, si mal no recuerda, fueron veintidós veces los que se dieron en total en su estadía en aquel país, y al volver, estos no eran tan seguidos, pero si muy tiernos.

Sus labios se posaron en aquella piel expuesta y, besaron suave.

Su corazón se acelero como con los besos en los labios, el aroma era mayor en esa zona y parecía estar hipnotizado, deseoso de más de ese aroma y de esa piel que, volvió a besar, pero esta vez por un tiempo más largo, sacando la lengua y lamer haciendo que un suspiro saliera de Crowley.

Con ello se alejo, pensando en que despertaría y le echaría de encima, en cambio, el demonio no hizo nada, estaba igual ¿Lo habrá imaginado?

Tenía que alejarse, dejarlo como estaba y quitarse la idea de la cabeza, hacer aquello sin el consentimiento del demonio no es correcto, pero cuando menos se dio cuenta, ya estaba sobre de él saboreando la piel con mayor anhelo y sentir bajo suyo a Crowley moverse y jadear, haciéndole seguir en sus acciones por un tiempo más hasta ver marcas rojas de sus acciones en el cuello de Crowley, el sonrojo en las mejillas y en él desear algo más del demonio.



19/04/2024 

•Solo como amigos•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora