Beso francés

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"Pasión y deseo físico."

•••

...

Hace dos semanas que Crowley había salido a un asunto "personal", Azirafel no creyó que aquello fuera a pasar uno o dos días, sabiendo que al demonio no le gusta estar muy lejos de él, mas cuando pasaron de esos días, y sin tener llamadas del mismo, Azirafel empezaba a creer que algo malo había pasado.

¿Y si el cielo le hizo algo?

¿O los de su bando?

¿Si necesita ayuda?

Apenas terminaba el tercer día y ya estaba por salir en busca del rastro del demonio cuando solo en teléfono, corriendo a este y atender para sentir el alivio de escuchar su voz y ruidos de fondo, a lo cual no le presto atención en realidad, solo a la voz de ese demonio quien le informaba que aquello se extendería un poco más, que no se preocupara.



—Nada de eso –se apresuro Maggie a decir y reñir a la mujer a lado suyo, quien había dado una insinuación de que posiblemente el demonio tuviera a "alguien" más.

—Es un demonio –recalco lo obvio.

—A demostrado que ama y que es fiel al señor Fell –seguía defendiendo Maggie con insistencia.

En cuanto al ángel, había perdido el apetito. Ama a Crowley y sabe que este no seria capas de hacerle tal cosa, de traicionarle o dejarle por alguien más, ya que ninguno de los dos tenía o había tenido tal cosa como una "relación" con algún humano.

—Los últimos días estuvo hablando mucho por teléfono alejado de todos, y si dicen ambos que ya están alejados de sus "bandos" –haciendo comillas con los dedos —entonces ¿porqué se esconde?



Aquel día terminaba la segunda semana que Crowley no estaba, y su ultima llamada había sido al inicio de ese misma semana ¿Si en verdad tiene a alguien?

Seguro al estar bajo el mando del infierno, no le daba oportunidad de poder entablar familiaridad o amistad con alguien, pero ahora que era libre de esa carga, o al menos lleva menos peso del que tenía, se ha de haber hecho de amistades, después de todo es alguien animado, carismático y guapo, sobre todo guapo.

Su forma de vestir siempre va a la moda a diferencia de él, quien apenas y cambia de atuendos, los cuales mezcla entre ellos debido a la comodidad de los mismos y el aprecio hacía ellos. Crowley también tiene buenos gustos en cuanto a música, alguien con labia y con una hermosa sonrisa con la cual puede cautivar a cualquiera.

—Ya es hora de cerrar –hablo Muriel con cuidado al ver como Azirafel apretaba un libro, algo que demostraba su estado —Señor Fell... –llamo con cuidado.

Notando la fuerza con la cual tomaba el libro, el ángel se disculpo con este como si de un ser vivo se tratará y lo volvió a dejar en su lugar, ya lo había leído y estaba por devolverlo cuando aquel pensamiento de Crowley le invadió de nuevo, y tampoco es que le dejará de retumbar en la cabeza desde el tercer día.

Asintió a las palabras de Muriel con respecto de cerrar. Ella le quedo mirando y hablo de nuevo —el señor Crowley no seria capas de hacer algo malo –Azirafel le miro alzando la ceja.

En un principio y debido a su ser celestial, era normal que una parte de Muriel sintiera cierto rechazo hacía el demonio, lo cual no se reflejo mucho en sus primeros días en la tierra cuando en verdad era una novata que, de no ser por ellos, y por Maggie como Nina aun seguiría teniendo su pensamiento de colmena como le dijo Crowley que están todos los ángeles.

Cuando Crowley se dejo arrestar, que subieron al cielo y ver que el demonio podía abrir los archivos, además de tener un regaño por parte de Saraqael esta aun así no llamo para que reprendieran a Crowley, mucho menos le hecho, sino que le dejo ver y saber sin entender ella mucho de ello.

Tiempo después y estando más enterada de como funcionan las cosas en la Tierra, Saraqael le visito y explico las cosas que, desde su punto entendía del demonio, y que no le seria extraño si Muriel tuviera pensamientos confusos sobre el demonio, al cual Saraqael consideraba una perdida lamentable que tuvo el cielo.

El asunto en si es que Crowley no es totalmente un ser demoniaco como se podía esperar.

—Bueno... No me refiero a que no pueda o no deba, es decir... –las cosas estaban mucho más clara en su mente, la mano en el hombro y la mirada de Azirafel la relajaron.



--¿Pero qué estás diciendo Crowley?

--¡Solo sube en el Bentley!

La llamada se corto, y afuera de la librería estaba el imponente auto esperando por el ángel, el cual informo a Muriel que saldría y que, en caso de no regresar a la hora del té, que cerrara la librería a la hora correspondiente.

Abordo el auto y este sin esperar más, acelero pese a las insistencias del ángel de disminuir la velocidad, al menos la música era clásica y no la escandalosa que escucha el demonio.



Tadfield era el lugar que menos esperaba.

Llegando en el menor tiempo que la ultima y primera vez, Azirafel bajo del auto. El bosque aun era iluminado por la luz del sol, y mágicamente un camino se ilumino para él en donde unas palabras se mostraron "sigue el camino" el cual siguió.


—Ángel –escucho al fin esa voz que no era lo mismo oír por el teléfono. El demonio como siempre estaba más encantador, atractivo.

Un picnic en un sitio alejado de todo y todos, en donde el Armagedón estuvo por acabar con todo y todos de no ser por un grupo de niños amigos del Anticristo, una bruja, un cazador de brujas y un ángel y demonio lejos de sus afiliaciones correspondientes.

Estaba sin palabras, que claro un picnic no es algo que pueda dejarte sin aliento, mucho menos los deliciosos platillos que estaban sobre el mantel de típicos colores blanco y rojo, no era la botella de champagne ni tampoco los cómodos almohadones, tampoco uno de sus mejores libros.

—No creí tardar tanto en ello, solo que Adam y sus amigos no fueron fáciles de convencer y la bruja no dejaba de darme sermones –escupió el demonio tomando del brazo al ángel y llevarlo al sitio, acomodándolo junto a él y servirle un poco de champagne.

El ángel estuvo devorándose la cabeza solo pensando en que el demonio estaría pasando mejores ratos con otros humanos, que estando siempre metido en la librería como él, un aburrido ángel de biblioteca.

Entonces, su cuerpo se tendió por cuenta sola sobre los almohadones, el peso ajeno le hizo sentir un escalofrío agradable y los labios tocando los suyos le regresaron a la realidad. Crowley se sostenía con una mano para no estar por completo sobre él, y la otra mano le acariciaba con cariño la cabeza.

Aquel beso necesitado pero no por ello forzado o apresurado.

Cálido, tierno y mostrando el sentimiento de ambos. Azirafel se abrazo a la espalda del demonio, necesitando de él, de su aroma, de su presencia, de su voz.

Y el beso se corto por aquel sonido que sorprendió a ambos, el jadeo de Azirafel ante el atrevimiento de la lengua ajena de toco el labio del ángel con suavidad. Ambos se vieron, ansiosos y sorprendidos.

—De nuevo –dijo Azirafel con la respiración agitada.



24/04/2024

•Solo como amigos•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora