Beso en los labios

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"Directa muestra

de amor romántico."

•••

...

Después de aquel día, las cosas retomaron su habitual ritmo, como es costumbre. Crowley visitando a Azirafel y este saliendo con Crowley al Ritz, restaurantes y visitar algún que otro sitio diferente, probando el ángel postres deliciosos y el demonio degustar buenos vinos, como otros licores.


—¿Es qué no tenías algo que decirme antes de... ? –recordó Crowley al estar sobre el largo sillón sosteniendo la copa con vino, el cual se mecía por el movimiento en la mano del demonio.

¡Oh claro! Azirafel en verdad que se le habían pasado los días tan gratificantes ante el mal trago que, sabe no sería el primero no el único que tendrían, después de todo eran seres buscados, o no, solo tenían la suerte de estar o aparecer, o estar de donde ocurren los sucesos.

Corriendo al escritorio y abrir la gaveta y remover entre los papeles hasta ver entre ellos los folletos de viajes. Regresando con la misma energía, se acomodo como pudo en el largo sillón, donde Crowley se enderezo, Azirafel había estado mostrando más cercanía hacía este, lo cual no era para nada malo.

—En realidad es una propuesta –Crowley alzo la ceja, los lentes estaban sujetos apenas por la respingada nariz dejando ver esos hermosos amarillos ojos que no se cansaría de ver, y le molestaba que este tuviera siempre que esconderlos. Le dio algunos para que los viera —de salir por unos días, como en los viejos tiempos cuando nos enviaban a misiones, que de alguna manera siempre terminábamos encontrándonos –sonrió ante ello, siendo en realidad esas sonrisa que siempre esta en él.

 


—¿Roma? –cuestiono Beel mirando a Dragon, la cual se encogió de hombros.

Estar quieto le es agradable, eso siempre y cuando la morada en la cual estuviera fuera agradable, y ese averno pestilente y mugroso no es un sitio en el cual se pueda disfrutar de una siesta o un buen vino.

—¿Por qué no? –sonrió. Aquello era una acción que no se usaba mucho, o al menos no todos debido al terror que debían mostrar como seres de oscuridad y todo eso —es hacer "tiempo extra".

Como si esas cosas importarán, tuvo la autorización y pronto, estaba vagando por esas calles entre la gente que charlaba, gritaban y se peleaban al roce de aquella mano que incluso incito a que dos comerciantes se pelearan formo una mayor sonrisa en este.


La taberna no se veía tan mal, y pidiendo un par de bebidas de las cuales esperaba algo mejor, dio otra oportunidad a la mujer de darle una bebida que "parezca" bebible, después de todo, al parecer la calidad estaba bajando.

—Crawly. Crowley –escucho reconociendo la voz y girarse a verlo, con sus ropas blancas y esos rizos, aquellos ojos resplandecientes y esa sonrisa.

No había sido "casualidad" sabía que él ángel estaba ahí, y de alguna manera se acercaría, eso pensaba aunque el tiempo empezó a alargarse y parecer que él tendría que acercarse, cosa que al final no paso.

No deja de tener esa "inocencia" de la cual puede decir que no todos los ángeles la tiene, como un niño aprendiendo a conocer el mundo, aunque de alguna manera así era, una cosa es saber sobre la creación y otra muy distinta estar entre ellos, lo cual para ellos con bastante tiempo en la Tierra era ya algo normal o sencillo de manejar, más para uno que para otro.

—Permíteme tentarte –¿Perdón? ¿Qué había dicho? Eso incluso le hizo sentir una corriente correr por el cuerpo, había sonado bien en esos labios angelicales.



Dejando encargada la librería a Maggie y Nina, más a la primera quien tiene el tiempo para ello, subieron al Bentley y se dirigieron hacía el aeropuerto con rumbo al otro lado del océano.

Aquel sitio ahora llamado México fue una decisión tomada basándose en los gustos de ambos, y no es que España, Paris o Marruecos no fueran interesantes, Vietnam o Valencia, lugares fantásticos en donde tuvieron sus encuentros cuando trabajaban para sus bandos, pero aquel lugar donde la gastronomía, los paisajes y la cultura impresionaban más que cualquier otro, sin ofender al resto, además se dice que nunca se deja de estar haciendo algo.


Empezando con algunas dificultades como el encontrar la maleta con libros de Azirafel, comprender el hablar de la gente, su modismo y evitar que se "extraviaran" las cosas, llegaron a al hotel en el cual hicieron reservaciones.

Crowley hubiese querido compartir cama con el ángel y no solo la habitación, pero bueno. Dejo las maletas en el suelo y se lanzo sobre una de las dos camas, amaba dormir como amaba el vino y a Azirafel, pero más le ama a él que las dos anteriores.

Se dio la vuelta para quedar con la vista al techo —mañana empieza el tour, tendremos tiempo de hacer nuestra "propia" expedición nosotros mismos –apoyándose en los codos, observo que Azirafel había estado callado más de lo usual —¿Qué sucede?


Azirafel paso saliva y se acerco con paso firme, se había prometido el mismo que lo haría al llegar al hotel, aunque también se pensó en hacerlo cuando se fueran de regreso pero, aquello sería, posiblemente mas incómodo.

Se sentó aun lado del demonio, delante de este quien ya se había sentado, tomo el rostro ajeno que seguía expectante de las acciones del ángel, se relamió los labios, acción que fue notada por esos azules ojos.

Acortando la distancia, cerrando los ojos y por fin tener la presión ajena, Azirafel sintió una explosión dentro de su ser, igual cuando vio las estrellas nacer a lado de Crowley, a quien justo estaba besando y quien movió sus labios para ser el guía de ese beso sencillo y dulce.


Sentir el calor y dulzor de su ángel era algo que pensaba no sentiría jamás, pero ahí estaba con sus labios unidos a los ajenos, sintiendo el amor que ese ángel, Su Ángel estaba expresando en ese beso y como las manos pasaron del rostro a sus hombros.

No fue mucho, unos escasos segundos que valieron más que ver la creación nacer, Crowley miro los ojos ajenos, el carmín en las mejillas y sus labios deseando por más, y él también, claro que seguiría besando a Azirafel.

—Un paso a la vez –musito. Se regaño el solo por ello pero, a la vez se felicito por ese control que estaba manteniendo.

Azirafel paso saliva y frunció levemente y por poco tiempo el ceño, asintió y sonrió para levantarse y revisar que sus libros no sufrieran mucho en el camino. Crowley se recostó de nuevo con una gran sonrisa que no podía ocultar, mucho menos el ángel.

...


11/04/2024



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