05 ~Rebeldía~

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La investigación en internet no había sido en vano. Cada vez que aplicaba algo de lo leído, él parecía enloquecer.
Su actitud dominante desencadenaba en mí más reacciones de las que jamás hubiera imaginado.
Me decía "mi putita", me permitía decirle señor. Me sentía privilegiada de compartir esta nueva versión de mí con la persona con la que transito mi vida hace tanto tiempo.
Los azotes comenzaban a volverse mi perdición. En ocasiones lo desobedecía intencionalmente con tal de sentir el ardor en mi piel seguido de perfectas caricias que solo me estremecían más y más.
Lo que comenzó como simple y tímida curiosidad comenzaba a convertirse en algo más. Por momentos me excitaba solo verlo ponerse serio, incluso con otras personas. Cuando respondía firme y grave mi mente me trasladaba a los encuentros que teníamos. Él detectaba mi calor, giraba la vista y me sonreía con perversión. Al encontrarnos no era necesario mucho ya que la excitación sobraba por todas esas miradas y caricias furtivas.

Esa tarde me reunía con mi mejor amiga Carmela. Ella siempre supo todo de mí. Nos conocíamos desde los 5 años. En ocasiones la envidiaba un poco. Su familia jamás tuvo problemas económicos. De hecho ella se desempeñaba como gerente general de una de las enormes corporaciones que pertenecían a su familia.
Era una mujer hermosa. Su piel era blanca como la nieve y contrastaba espectacularmente bien con su cabello pelirrojo natural. Literalmente era el cabello anaranjado más hermoso que había visto en mi vida. Sus ojos grises armonizaban con las suaves pecas del puente de su nariz. Tenía una figura digna de admirar y por supuesto vestía, caminaba y olía espectacular a toda hora.
Pese a las diferentes circunstancias en las que se desarrollaron nuestras vidas, esa mujer era mi mayor confidente. La hermana que jamás tuve.
Había llegado el momento de abrirme y contarle todo lo que venía sucediendo hace 2 meses.
No nos veíamos desde julio y ya estábamos en septiembre.

Que pésima amiga soy, me castigué.

Al dar las 17 y con los niños a resguardo de mi suegra, me maquillé y salí. Por supuesto dejé un sinfín de indicaciones y consejos. Debo haber repetido unas 50 veces "cualquier duda o problema me llama sin dudarlo", la cara de la mujer ya evidenciaba un fastidio suavizado por la empatía.

- Haceme caso nena, salí con tu amiga y disfrutá. Cuando llegue tu marido me voy a mi casa - dijo mientras me acompañaba hasta la puerta. Su brazo ejercia cierta fuerza obligándome a por fin, cruzar el umbral.

Quedamos en vernos a las 18 en una cervecería no muy lejos de mi casa. Ella vivía a 30 minutos, en un lugar un poco más alejado de la ciudad y por supuesto era paradisíaco.

Llegó tarde, como siempre. Pero al verla sentí tanta felicidad que no pude evitar levantarme de mi asiento y abrazarla tan fuerte como el cuerpo me lo permitía.

- Te extrañé tanto Carmelita! Siempre oliendo tan bien, creo que este es mi favorito hasta el momento. -

- Ay es el Play, tomá. Tengo otro en casa. - al terminar de hablar abrió su cartera, sacó un frasco de vidrio y me lo extendió.

- No Car, no puedo. En un montón. - dije algo avergonzada.

- Shh, ya es tuyo.- sentenció.

Guardé el regalo y nos ubicamos en la mesa. Pedimos una pinta cada una y unas papas con queso para acompañar y no embriagarnos de solo llegar al lugar.

- Estas linda amiga. - dijo con curiosidad.

- ¿Si? Yo me veo arruinada. - me reproché.

- No amiga nada que ver, tenés cara de recién cogida. - dijo divirtiéndose siempre de mi expresión horrorizada ante sus osadas palabra.

- Carmela!! Baja la voz!! - me sonroje y le dije - Aunque si, así me encuentro amiga. - confesé.

Abrió los ojos enormemente. Sabía de mi crisis con él así que con efusiva sorpresa y emoción exclamó:

- CONTAME TODO YA. -

Hablar con Carmela de esto se sentía como el mayor acto de rebeldía que hubiera cometido en mi vida. Comencé contextualizando sobre mi juego secreto, que ya era cosa del pasado pues me resultaba demasiado avainillado.
El mismo que hoy resultaba insulso era el motivo por el cual había mejorado tanto mi intimidad con él.

- ¿De verdad me estás diciendo Gina? - resopló. - Tardaste demasiados años en darte cuenta lo que es bueno. Aunque lo entiendo, con la maternidad y la rutina… -

- ¿QUÉ DIJISTE? - la interrumpí cortando sus palabras finales.

- Si Gina, es obvio lo que dije. Sé de lo que me hablas, es mi más preciado "pasatiempo" - dijo haciendo las comillas con sus dedos al hablar.

- No puede ser ¿Y por qué nunca me lo contaste?. -

- Por la misma razón que tenés vos para contarme lo tuyo recién ahora. No estabas lista para escucharme sin juzgar mis gustos. Simplemente respeté tus tiempos para abrirme a vos en el momento indicado. Sos mi hermana Gina, jamás sería deshonesta con vos. -

Su discurso me hizo llorar y nos fundimos en un abrazo. Se sentía como reencontrarnos en otra vida.

- Gina ni se te ocurra dudar de vos por esto. No es algo malo, es parte del deseo y… -

- Ya lo se Car, no te preocupes. Estuve investigando para entender que me pasa… - volví a interrumpirla ahorrándole el sermón. - las cosas van tan rápido, las emociones son tantas que no se muy bien…-

- ...dónde estás parada. - finalizó mi oración con voz contenedora - sé lo que sentís. Yo también tuve un inicio en este mundo. - expresó.

- ¿Cuando empezaste con esto? -

- A los 18 años. Recordarás a Germán. -

- ¿El nerd? - pregunté intrigada.

- Si. Resulta que el nerd me hacía gemir como perra en celo dominándome. Él me inició y me adiestró como sumisa. - confesó sin tapujos.

- Miralo vos, ¿quien lo hubiera dicho…? -

- Bueno, preguntá. Dale, te conozco. Tenés dudas y me necesitás. - me apuró con sus palabras.

- Bueno está bien - conteste rendida ante mi curiosidad - Resulta que me doy cuenta que me encanta que me azote y me de órdenes para todo. Creo que me siento una ¿Brat? ¿Así se dice?. - me sonrojé al decirlo .

- Si amiga, igualita a mi! Por algo la vida nos mantiene unidas! - celebró con regocijo.

- En fin… siento que algo nos falta y no sé cómo darme cuenta que es. Es imposible explicarlo con palabras. - me lamenté.

- Ay amiga, están estancados. Seguramente se resuelve de manera sencilla. Contame que dice el contrato. -

- No hay contrato. - dije.

- Es fundamental que lo hagan, yo podría ayudarlos. Tengo varios modelos te imaginarás. - dijo en tono insinuante, subiendo y bajando las cejas.

- No, no me imagino nada. Carmela ¿cuál es exactamente tu "pa-sa-tiem-po"? - me burlé aniñando mi tono de voz e imitando el gesto con las manos que había hecho hace pocos minutos al usar comillas.

- Lo pides lo tienes bebé. Tengo una especie de micro emprendimiento de hotelería. Si, creo que así podría decirse. -

La miré con fastidio e impaciencia. Su respuesta no me complacía. Al notarlo revoleó los ojos y reveló:

- Alquilo mazmorras Gina. No me  hagas gritarlo ¿O querés que pegue un banner publicitario en la pared también? -

La miré con sorpresa. Estaba atónita por sus palabras. Por un instante sentí que no sabía nada de mi tan íntima amiga. Nada me preparó para los que seguía. No sabía que ese, era solo el comienzo.

Educando a GinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora