Sus palabras me habían excitado. Me imaginaba con él en esos espacios oscuros y bien preparados para someterme a todo tipo de placeres. Y mi amiga era dueña de un hotel completo.
Me habló sobre habitaciones completamente enmudecidas con un sofisticado sistema para evitar que se escucharan los sonidos del placer. Detalles de hotelería elegantes, comida delicadísima y unos valores que ni trabajando un año completo podría abonar.
Todo lo que me contaba Carmela me erizaba la piel. El negocio era perfecto, pero mi mente se detuvo cuando me confesó:-vTambién brindamos talleres grupales y sesiones privadas - soltó.
- ¿"Brindamos"? ¿Quiénes? ¿Me estás diciendo que te acostas con tus clientes teniendo pareja? - escupí horrorizada.
- Si y no.
¿Quiénes? Mi amo y yo.
¿Somos pareja? Si, pero no una convencional y soy feliz con esta vida.
Despejadas tus dudas contame que te dice Alejandro de todo esto. -No quedé completamente satisfecha, pero ante su apuro al responder decidí no inmiscuirme más en sus asuntos. Al fin y al cabo tenía razón, no sé si estaba lista para escucharla.
- No puede más de felicidad. Estamos mejor que nunca. Pero los dos notamos que algo está faltando. - me lamenté.
- Si, se lo que se siente. Es parte del camino. Pero acá está tu hermana de la vida para resolverte la cuestión. - dijo alegremente mientras yo la miraba con extrañeza sin saber lo que iba a sugerirme.
- Dale amiga deja el misterio y decime tu idea maravillosa... - le respondí burlonamente.
- Les ofrezco una sesión de 4 horas en una de mis mazmorras, con todos los lujos. Van a ser mis invitados de honor. Y como sos mi mejor amiga y te quiero como a nadie en esta vida yo personalmente les voy a dar un taller instructivo en vivo y en directo durante esa sesión. - al terminar de hablar, me miró expectante de mi reacción.
Compartir a Alejandro con Carmela es algo demasiado grande. No podría jamás imaginarlo a el tocando su escultural cuerpo mientras el mío solo contempla su placer. No parece ser una buena idea ¿Y si él se enamora de ella?
Mi mente divagaba a toda velocidad. Al notarlo, Carmela me tomó de las manos y expresó:
- Por esto son tan importantes los contratos. Bajá tu ansiedad, que jamás va a pasar nada que ustedes no deseen. Y si ya estás pensando que compartir tu marido es un montón, te cuento: yo no voy a participar. Simplemente los quiero ayudar a sacar el mayor potencial de este vínculo en su nueva etapa. Pensalo y me decís. Se viene su cumpleaños, sería un lindo regalo… - sugirió descaradamente.
En verdad Carmela tenía razón. Algo en sus palabras me confortaba y me incitaba a dar el salto. Pero dentro mío las dudas sobre mí misma y la posibilidad de perder a Alejandro me impedían decidir en ese instante.
Cómo toda mujer que lleva 12 años en esto, notó mi ansiedad y dijo:- Gina, tenés 10 segundos para decirme si aceptas mi propuesta o no. -
Hizo una pausa, levanto sus manos y separó sus dedos y bajándolos a un ritmo seductor comenzó a presionarme.
-Diez, nueve, ocho-
Su voz se oía susurrada. Cerré los ojos para concentrarme pero fue imposible. Ella me tenía atrapada en una encrucijada. Lentamente recorría la escala numérica de reversa haciéndome sentir entre la espada y la pared.
Sería osado y creo que Alejandro disfrutaría tanto de ese lugar. Pero… ¿con Carmela mirando?
Mi mente circulaba a la velocidad de la luz.
- ...tres, dos, u… -
- PARÁ - interrumpí gritando. Algunas personas voltearon a mirarnos razón por la cual me encogí de hombros antes de decirle:
- Está bien, acepto su propuesta señorita fastidiosa. Pero bajo estricta promesa de que no te vas a propasar. -
- Tenés mi palabra de que no sucederá nada que ustedes no quieran. -
Mire mi reloj. Ya eran las once de la noche, era momento de regresar. Intenté despedirme de ella pero me detuvo en seco para ofrecerme llevarme a mi domicilio. Le agradecí pero me aclaró que primero necesitaba detenerse en un lugar.
Acepté de todas formas ya que era tarde y volver caminando varias cuadras resultaba agotador de solo pensarlo. Me pidió unos minutos los cuales pasó mirando la pantalla de su teléfono móvil y tecleando hábilmente..- Ya está, vamos. - dijo guardando sus pertenencias y saliendo con prisa.
Se detuvo en un kiosco librería 24 horas. Es el mismo que me salva cada vez que recuerdo a última hora las tareas escolares. Su existencia es una bendición en mi vida.
La esperé en el auto. Carmela se acercó a la pequeña ventana por la que se realizaban los pedidos nocturnos. Sacó su móvil tipeó algo y el hombre se adentró en el negocio. De pronto reapareció con unas hojas y se las entregó. Carmela pagó su pedido y volvió al asiento del conductor.
- ¿Qué necesitabas imprimir a estas horas de la noche? Maldita fanática del trabajo. -
- Si, del trabajo. - susurró divertida.
Al llegar a mi casa. Estacionó y me pidió pasar al baño. Por supuesto que accedí a su pedido, mi familia debía dormir a esas horas.
Entramos, resolvió su urgencia, se sentó en una silla junto a la mesa y me miró invitándome a imitarla. Buscó en su cartera un pequeño librito y un bolígrafo. Se mantuvo así por unos minutos mirando su agenda y escribiendo mensajes con el móvil.- Listo. Ya liberé el día de su cumpleaños. Cae sábado así que podés dejar a los chicos con tu suegra y venir sin problemas. Asegurate que no trabaje ese día y que duerma bien la noche anterior. Vos hacé lo mismo. -
Deslizó por la mesa una de las hojas impresas y la colocó justo delante mío para que leyera.
- Te dejo este papel con indicaciones previas a la sesión. Recordá respetar tu rol, porque Alejandro no va a tener piedad, le voy a enseñar a dominarte como querés. -
Sus palabras me estremecieron. Una mezcla de miedo y placer desencadenaba una creciente humedad en mi entrepierna.
- Y te dejo esto. - me entregó el resto de las hojas a lo que respondí con mirada de intriga esperando que se explique.
- Es el contrato. Tengo uno siempre a mano. Lo modifique en el bar y acabo de imprimirlo en el lugar de tus sueños. Es necesario que lo lean y lo firmen. Al hacerlo enviame una foto de cada carilla con su conformidad en ella. En ese momento te voy a revelar la dirección y el horario para asistir a la sesión. -
Hizo una pausa observandome. Sus ojos penetraban los míos pero me transmitían calma y confianza. Finalmente expresó:
- Si querés hablalo con Ale, yo en tu lugar le daría la sorpresa. ¿Estás de acuerdo en hacer esto Gina? Yo estoy segura que me lo van a agradecer. -
Nuevamente me invadieron el temor y las dudas. Suspiré, miré una foto nuestra de año nuevo pegada en la heladera. Me volví hacia Carmela y tragué saliva antes de responder:- Dejame pensar, mañana te escribo y te digo. - no pude decidir en aquel instante.
- No te preocupes, lean el contrato. Si acuerdan continuamos adelante y sino aquí no ha pasado nada. -
Esa noche casi no dormí. Mi cabeza no paraba de fantasear con ese lugar y comenzaba a amigarse con la idea de que Carmela nos ayudará a continuar. Pero de pronto los imaginaba besándose o peor aún, el penetrándola como lo hacía conmigo o mejor. Mi cabeza era mi peor enemiga, no podía permitirme compartir al hombre que amo, no podría verlo en brazos de otra mujer.
No podía.

ESTÁS LEYENDO
Educando a Gina
RomanceDesperté un día anhelando cumplir mis fantasías. Un simple relato leido la noche anterior encendió una chispa que estuvo apagada durante unos 6 años de desconexión. La magia de internet. Su presencia y su compañía jamás dejaron de ser una necesidad...