Llegue a casa de Lydia y solo podía pensar en una larga ducha, después de la noche que había pasado.
Nada mas abrir la puerta Thor se hecho a mis piernas para pedir unas cuantas caricias y me encontré con Lydia preparando la comida, mientras Pau la miraba sentada en una silla alta apoyada en la barra de la cocina.
- Hola chicas- Me acerque a ambas y les di un beso en la mejilla a cada una.
- Si que llegas tarde petarda, ¿donde has estado?-Ly me repaso de arriba a abajo, con una ceja levantada.
- Me fui a casa de un amigo que me encontré cuando os fuisteis- le sonreí y le devolví una mirada picara- y me quede dormida y cuando me he levantado, he venido para que alimentes estoy hambrienta.
- Sabes que podrías haber venido para casa, idiota. Y a todo ¿qué amigo era? ¿Marcos?-volvió a girarse para tirar los spaguettis en el agua que estaban hirviendo.La verdad es que no me apetecía contarle en este momento que me había estado tirando a dos cuando ella se fue y tener que contarle quienes eran y de que los conocía, ya se lo contaría otro día a solas.
-Sip, cuando cerro la disco nos fuimos para su casa, estuvimos hablando un rato y nos quedamos dormidos. Voy a ducharme y vuelvo para comerme tu deliciosa comida.
Estuve con las chicas hasta que empezó a hacerse de noche y a eso de las 20h me fui para mi casa para prepararme para mi primer día.
Prepare unos pantalones negros de traje ceñidos a mi cuerpo con unos tacones negros y una blusa de color carmín de media manga y un leve escote donde solo se podría ver un poco de mi sujetador de encaje negro. Cene pronto con mi madre y me fui a dormir antes de las 22h, ya que al día siguiente a las 7h tenía que estar en la oficina.Me levante de un salto al primer timbrazo de la alarma y me fui directa a la cocina a prepararme un té negro con leche, ya que no soporto el gusto del café, y mientras dejaba que se enfriaba un poco me prepare dos tostadas una con jamón y otra con un poco de queso. Y me senté con el móvil a leer las noticias nacionales, era una manía desde el instituto, y cuando acabe deje tanto la taza como el plató en el fregadero de la cocina y me fui a mi habitación a vestirme y luego me maquille levemente y me arregle el cabello en una cola de caballo alta con unos mechones laterales sueltos, dandole un toque coqueto a mi look.
A las 6.45h estaba entrando por las puertas de la oficina y vi que Laura estaba hablando con la chica de la recepción y me dirigí hacía ellas.
-Buenos días-La salude con una gran sonrisa que ella me devolvió rapidamente.
-Buenos días Anna- Miro el pequeño reloj que llevaba en su muñeca y volvió a mirarme-llegas pronto, perfecto. Te presento a Maggie, ella es la recepcionista. Maggie ella es Anna la nueva secretaria de dirección de la que te estaba hablando.
-Mucho gusta Anna- Se puso de pie y me ofreció la mano con una gran sonrisa, supe al instante que íbamos a llevarnos bien ya que se podía notar que eran un encanto.- Si necesitas ayuda o tienes algún tipo de duda, no dudes en decírmelo y intentaré ayudarte en lo que pueda.
-Encantada de conocerte Maggie, muchas gracias.-Le devolví el apretón de manos y la sonrisa.
- Maggie luego vengo a buscarte para ir a comer, ahora me llevo a Anna para enseñarle todo el edificio y los departamentos y luego iremos con recursos humanos para que le hagan la identificación de empleado.- Ella empezó a andar hacía unos postes conectados a unos cristales que hacían de puertas y encima de uno de los postes coloco su tarjeta que llevaba pinzada a su chaqueta de traje y lo paso por encima, al instante cambio la luz de roja a verde y se abrieron las pequeñas puertas de cristal dejandonos pasar.
- Cuando tengas tu tarjeta tendrás que pasarla por estos postes para poder salir y entrar al edificio, ya que así se hará un control de tus entradas y salidas. También con esta misma tarjeta podrás pasarla por todas las maquinas de café o en el restaurante que hay en esta misma planta y podrás beber y comer gratis.
-Perfecto, gracias.

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CORBEL
Non-Fiction- Sabemos lo que te gusta y como te gusta Anna. Luís me tenia acorralada contra el escritorio, mientras Adrian nos miraba sentado desde una de las sillas del despacho. - No voy a hacerlo, no de nuevo.- Mis piernas no dejaban de temblar, ya que realm...