Capitulo 7.

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Un reflejo de luz comenzó a espabilar a Leo el cual tiritaba en la carretera. Estaba más pálido de lo normal. Había tenido un sueño; estaba con N en una especie de prado, el le estaba mirando con esa ternura que tanto amaba ver en sus ojos...Y de pronto todo se volvía gris, como si acabara de cometer un pecado, como si estuviera sucio. Estaba sucio.

Sus parpados comenzaron a abrirse bagamente mientras se apoyaba en las palmas de sus manos, los brazos le temblaban como si estuvieran a punto de doblarse. Tenía mucho sueño.. Veía todo extrañamente borroso. Ni siquiera pudo diferenciar quien era el que estaba llamando su nombre a todo pulmón. Solo sintió unos brazos que lo rodeaban, lo elevaban de la carretera y el sonido de una puerta de coche. Después se volvió a quedar dormido.

Ravi se había encargado de rodear de mantas a Leo, dejandole en el asiento del copiloto. Había tenido que aparcar poco después saliendo de la carretera a un pequeño descampado. Estaba demasiado preocupado y a pesar de que había salido junto con N en busca de Leo, el único en encontrar al chico había sido el rapero. Por una parte se alegraba, por otra la ira le reconcomía. ¿Qué diablos le había hecho Ken? ¿Porque lucía Leo como si estuviera a punto de romperse en mil pedazos? No podía verlo así más. No podía. Se quitó la camiseta y sacó el albornoz del muchacho dejando ambos pechos desnudos, bajo la palanca del asiento tumbándolo. A continuación se acurrucó junto a Leo, estaba mas frío que el hielo, y comenzó a darle de su calor corporal, abrazandole mientras la manta les rodeaba a ambos. Poco a poco Leo comenzó a tomar color carne y respirar mas notablemente. Su mayor miedo en ese momento era que hubiera cogido una pulmonia.

Para su alivio, Leo abrió los ojos.

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N aparcó el todo terreno justo en frente del Hotel Palace, el mismo hotel que usaba Ken de picadero y en el cual debía de estar Leo. Había escuchado por teléfono todo lo que había pasado en esa habitación, desde la llamada hasta que de pronto solo se escuchaban ronquidos. Ken había usado a Leo, habia mancillado su cuerpo y le había poseido...En contra de su voluntad.

Conforme subia por las escaleras tras pasar por recepcion maquinaba en su cabeza las 101 formas de destripar y descuartizar a Ken, aunque nada se compararía con la humillacion de Leo. Leo.. Pobre, delicado y frágil Leo. Se sorprendió a si mismo cuando paso por ha habitación 404 y vio que la puerta estaba entre abierta. Esa era sin duda la habitación de Ken, no podía ser otra. Entro despacio escuchando el crujido de la puerta. Unos boxers desgarrados y una camiseta tirada por la entrada... Sin duda tenían que ser de Leo. Giro la esquina del pequeño pasillo y vio el bulto de Ken dentro de la cama. La rabia y la ira se apoderaron de su cuerpo y se encaminó hacia el colchón y levantó de golpe las sabanas dejando al descubierto a Ken, el cual se despertó sobresaltado. No estaba Leo con él.

N por algun motivo sonrió. Si estaba la puerta entreabierta significaba dos cosas: 1. Un empleado habia entrado sin avisar. o 2. Leo se había escapado.

-¿¡H-Hak-Hak-Hak..!? -Tartamudeó Ken mirando a un enojadisimo lider mirandole como si tuviera llamas en los ojos.

A pesar de que Ken tapó su rostro como pudo, N comenzó a golpearle de manera importante, dandole tal paliza que Ken no podía moverse después. Hubiera deseado matarlo, pues estaba medio moribundo, pero a pesar de todo su conciencia no se lo permitiría.

-¿Donde esta Leo? -Dijo con voz ronja mientras le arreaba una patada en el costado.

-¡N-No lo se, mierda! -Chillo encogiendose de puro dolor.

N se cansó de seguir golpeandole para nada y simplemente le escupió. Poco después salió de allí encaminándose hacia casa, a la carretera. Igual Leo había conseguido llegar o un taxi o...

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