Especial HALLOWEEN

223 14 3
                                    

El reloj marcaba las 6:34am. La cabeza de Leo estaba apoyada en la pared de una amplia habitación de un color crema. No había muebles. Tampoco había ventanas. Leo se froto los ojos de manera algo lenta, ni siquiera entendía que hacía ahí. Su cuerpo estaba débil e incluso podía notar sus rodillas temblar, fallándole incluso el equilibrio. Su respiración ahora agitada comenzó a hacerse pesada también, el chico más que confusión ahora tenía miedo. ¿Qué era esto? Sus ropas estaban totalmente llenas de sangre, la habitación de pronto comenzó a estar llena de salpicones... Y de repente despertó. No era su habitación, mas bien, no la que compartía con los miembros de VIXX. Claramente...Era una casa, alejada visiblemente de la zona en la que estaba su compañía. Un calor sofocante le apretó el pecho. ¿Dónde estaba todo el mundo? ¿Dónde estaba Hakyeon?

-¡Leo, cariño, el desayuno!

"¿Mamá?" Pensó por un momento, quedándose helado sobre sus pies. Esa no era su casa. Pero sin duda esa era la voz de su madre. La puerta se abrió entonces dejando ver a Leo la figura y rostro de su madre, ya algo mayor. Un escalofrío le recorrió por completo haciéndole jadear con una mueca de dolor. Se veía demacrada. Aun así..¿Cómo se vería él? Su madre se acercó entonces dando un beso en la mejilla de su querido hijo, acariciándole el cabello para después sonreírle de manera cálida y amable. De nuevo otro escalofrío recorrió el cuerpo de Leo por completo. Se separó con mucho cuidado para ir al baño de manera inmediata, teniendo que buscar el mismo al no ser capaz de reconocer la casa. Decir que no tenía cierto miedo sería mentir. Una vez encontrado el baño, se quedó mirando en el espejo que estaba exactamente igual que siempre. Tal vez algo ojeroso... despeinado y con un rostro somnoliento. Pero sin duda era él, no otra persona. De su boca salió un pequeño pero cargado suspiro, saliendo del baño tras lavarse la cara así como los dientes. No sabía como actuar, la sensación que invadía su cuerpo era desde luego escalofriante.

-Vamos, Leo cariño. ¡Llegarás tarde a clase y a las prácticas! –Escuchó la voz de su madre desde su habitación e inmediatamente obedeció.

-Mamá... ¿Y la compañía? –Dijo en un susurro cuando se dirigió a su habitación, tomando el uniforme que su madre tenía en las manos.

La mujer arrugó la nariz con cierta decepción y rió entregándole el uniforme.

-Aun sigues con ese trauma mi pequeño...

-¿Qué trauma..? ¿Mamá?

La mujer comenzó a apagarse, sin querer hablar ahora. Le dio un beso en la mejilla y señalo la puerta.

-Deja de soñar y estudia, Leo. No vales para ser idol. Ya te dijo papá que fueras futbolista.

-¿F-Fut...

Leo contuvo su lengua esta vez. Se dirigió y se dirigió al lavabo de nuevo para vestirse de manera rápida. Tenía el uniforme de chándal. Se arregló el pelo y a continuación salio de la casa sin despedirse. Esa mujer era igual que su madre por fuera...Pero no podía ser ella. No podía.

Dio unos pasos hasta salir del jardín y a continuación se chocó contra un muchacho de pelo negro, atractivo, alto, musculoso...

-¿W-Wonsik? –Dijo en un susurro mirando al chico mientras se tapaba la nariz, pues se había echo algo de daño.

-¿Cómo sabes mi nombre, gilipollas?

Leo aguardó un instante antes de hablar, dejando de respirar en ese mismo momento. ¿A caso no le reconocía?

-¿D-De que hablas...?

-Mira marica, no se quien eres y la verdad no es que me hayas alegrado la mañana. Hazte a un lado.

ERRORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora