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Otro día rutinario y monótono. Sentía que perdía el sentido de su vida, trabajar vendiendo pastelillos en una cafetería no era lo que esperaba pero era mejor que estar siendo cazada por magos.
- ¡Ahg! - Bostezo ____________ una vez que llego a casa. Todo estaba a oscuras, a tientas busco el interruptor y al estar inmensa en su búsqueda y con su campo visual obstruido por la oscuridad no reparo en el bulto que estaba en la entrada.
- ¡Ya te encontré! - Festejo y al encender la luz lo vio - ¡Aaaaah! -
__________ cayó al suelo con su trasero impactandose en el tatami.
- ¡U-u-un-na p-polilla gig-gante! - Tartamudeo, pero su miedo se desvaneció al ver que la polilla gigante respiraba y emitía ruidos de dolor. - Ah... Es solo un ladrón.
- Agh... - Se quejo el bulto. Observo a su alrededor y vio sangre en el suelo y la ventana de la cocina rota.
- Genial - Soltó un suspiro, dejo su bolso en el suelo y se quito los zapatos.
Con dificultad arrastro el pesado cuerpo hacia su habitación y le quito la máscara. Debajo de esta había un chico de pelo azabache y rostro serio, que aún se deformada por el dolor, también estaba cubierto de rasguños y marcas de sangre.
Pero lo más importante y un detalle que __________ no dejo pasar es que tenía cruces en sus ojos.
- Vaya... -
Con cuidado, lo desvistio de la cintura para arriba, había varía heridas en su vientre. Alguien en serio quería matarlo. Todos sus brazos estaban llenos de cortes algo profundo y el flujo de sangre apenas estaba deteniéndose.
Limpio con cuidado las heridas y una vez que estaban curadas, era momento de usar su magia.
Con cuidado levanto uno de los brazos del chico y lo acerco a su boca, una vez ahí, soplo con cuidado de su humo.
Primero estaba la inmudad, que se encargaba de evitar infecciones en la piel o si había algun veneno se encargaba de hacer inmune al usuario y en segundo, la regeneración aunque esta era bastante lenta y necesitaba bastante humo.
Mientras estaba en esto, no reparo en que el chico había abierto los ojos. Enojado, pensando que seria víctima de la experimentación mágica, el azabache tomó el cuchillo que descansaba en su pantalón y lanzó un ataque hacia la cabellera pelinegra que estaba frente a él.
Muy apenas y __________ pudo evitarlo, se llevó un buen corte en su garganta, nada profundo pero era difícil respirar.
- ¡¿Quién eres?! - El muchacho se le fue encima con el cuchillo amenzando con contarle la cabeza.
