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Desde ese día, él siempre se preguntaba, ¿Por que a él?
Nunca había sido de esos tipos que se enamoran y pierden todo su valioso tiempo en alguna chica, nublando su pensamiento al tenerla todo el tiempo en su mente.
Pero desde que vio a esa chica tan alegre, ingenua y algo infantil. En un inicio creyó que seria un fastidio tenerla cerca, pero le causaba curiosidad estar a su lado, sus pensamientos era lo que se llama imprescindibles, en un momento podía pensar en rosas y en otro Phyton.
¿Que tenían que ver las rosas con un lenguaje de programación?
Y claro que la había ignorado, en sus inicios pero se sentía extrañamente atraído a ella. Como un imán.
No lograba decifrarla y eso lo desesperaba en un inicio, poco después se tomó como objetivo poder adivinar en qué iba pensar después de panecillos o pratata.
- Buenos Días Kusou - Esa sonrisa, esa fastidiosa y hermosa sonrisa. - Veras... ¿Me preguntaba que harías hoy después de la escuela?
Eso era nuevo, usualmente siempre seguía ese patrón.
- " Buenos Días Kusuo" - "Sonrisa fastidiosa" - "Sentarse en su mesa banco y no volver a hablar"
Parpadeo sopesando sobre qué responder.
- Es que veras... Trabajo en una pastelería después de la escuela y hoy sacaran un nuevo postre de gelatina de café, me preguntaba si querías... -
- Acepto - Dijo, después de todo una gelatina de café lo valía todo.
- Ah estaba segura de que aceptarías - Otra vez esa sonrisa.
¡Dios!
¿Que a esta tipa no le sucedían desgracias?
- Muchas gracias - Dio una ligera reverencia y se fue a su lugar contenta.
<< Me alegra que Kusuo San aceptara venir, estoy seguro que la receta del jefe le encantará >>
- Vaya - Farfullo, no se esperaba tal muestra de... ¿Afecto?
Durante el resto del día estaba impaciente por que las clases acabarán.
Pero tenía una sensación extraña, no era por la gelatina de café. A la salida, disfrutaba la platica que ella empezaba a hacerle, las estupideces y ocurrencias que aparecían en su mente.
— Aquí es
Una pastelería de aspecto humilde y a su vez elegante se encontraba frente a ellos.
— Interesante.
Ella lo llevó dentro mientras le pedía que esperase en una de las mesas.
— En seguida te traeré tu gelatina Kusuo — Le sonrio de nuevo.
¿Por que siempre sonreía?
No lo comprendía, mientras estaba ahí sentado, logró escuchar uno de sus pensamientos.
<< Me veré muy obvia con esto... >>
¿A que se refería con obvia?
<< ¿Me veré linda? >>
Por supuesto que se veía linda... Esa piel ligeramente bronceada, esos labios del color durazno ligeramente pintados de un color dorado... ¿Por qué se preguntaba si estaba linda? Ella estaba hermosa.
Pero... ¿¡En que demonios estaba pensado!?
Solo era una estúpida invitación que había aceptado por que había una gelatina de café de por medio.
¿Verdad?
Él empezaba a creer que no era así.
— Aquí tienes Kusuo — Una bonita y regordeta gelatina de café adornada con un bonito merengue de crema estaba frente a él esperando a ser devorada.
— G-gracias... — Oh no.
— ¿Todo bien? Es raro escucharte tartamudear —
— Todo bien __________ —
Ella se sonrojo ligeramente y volvió a darle una sonrisa.
— Tu sonrisa es hermosa —
El creyó que lo había pensado pero su mente le jugo mal.
— ¿En serio? —
— Si — Y estaba siendo honesto. Ella se inclino hacia el y le robo un beso coqueto.
Sabía a café.
— __________... — Lo tomó por sorpresa y estaba completamente sonrojado.
— Buen provecho Saiki Kun...
La forma coqueta en que lo dijo le dio una sensación tan extraña y tan especial a la vez, que se quedó deseando de más.
