Tw : Violencia física, violencia autoinfligida, mención al suicidio.
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Había términos que nunca arreglaron cuando su relación terminó y bloqueaste apresuradamente su número.
- Un mensaje de un desconocido... Que pereza - Tomo el móvil leyendo con atención el mensaje.
Este decía lo siguiente.
"Hola... ¿De casualidad eres Rei Kanzaki?"
"Si... ¿Con quien tengo el gusto?"
" Rei, soy yo Shinichi..."
La fémina arrojó el teléfono casi al otro lado de la habitación. Eso sí era la sorpresa que había pedido en su cumpleaños. Decidió contestar el mensaje pensando que quizá sería buena idea arreglar Las cosas.
Después de una charla triste y divertida, descubrieron que aún tenían esa chispa. Esa cercanía era peligrosa y podía terminar mal en cualquier momento. Decido soltar el móvil por un par de horas dejar de responder el teléfono.
Mientras se duchaba recordó toda su fatídica y a su vez hermosa relación; siempre terminaban en problemas por mentiras de uno de ellos, además de ella había sido una mala amiga, después de todo Sinichi era ex novio de una de sus amigas íntimas y aún así tuvo el descaro de enparejarse y enamorarse con él. Durante la época de secundaria, ella se vio involucrada en peleas y acoso por ser una "zorra" que le bajó el novio a su amiga, aunque ya no estuvieran juntos, se sentía culpable de cierto modo. Aunque eso la llevó al borde del suicidio, aunque la hizo hacer nuevas amistades, todos hablaban mal a sus espaldas.
- Que asco -
El agua caliente de la tina le recibió con un cálido abrazo.
- Lo siento... Mizuki.
Mizuki era esa chica que alguna vez fue su amiga, sin embargo ahora no eran más que un par de desconocidos.
Cuando salió de la tina con los ánimos por el suelo, se cobijo entre su cama mientras husbeaba su teléfono.
" ¿Recuerdas cuando nos conocimos?"
Era otro mensaje, decidió responder honesta y veridicamente.
" Lo Odio"
"¿Sigues con ese remordimiento?"
"Shinichi a ti nunca te lanzaron piedras después de clases, nunca te aventaron de las escaleras, nunca te enviaron amenazas de muerte y mucho menos perdiste amistades, yo si"
De cualquier modo fue culpa de ella por aceptar, fue solo su culpa por pensar que aún podría conservar esa amistad y vivir con su primer amor. Empezó a llorar, lo perdió todo, solo quería que alguien le dijera que estaba bien, que no todo fue su culpa.
Pero no podía pasar, se acurrucó entre las colchas y lloro como una cría hasta quedarse dormida. El sonido del móvil la despertó a la mañana siguiente, era la alarma que indicaba el tormentoso nuevo día.
La curiosidad la mataba, veía que tenía el buzón lleno de mensajes, pero tenía miedo de abrirlos así que ignoró el móvil durante toda la mañana.
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