Rara era la ocasión en la que veías a tu marido y aún más rara la vez en la que tenían intimidad. Comprendias que su trabajo solicitaba su atención la mayor parte del tiempo, pero tu eres su esposa, debía ponerte atención.
Ella seguía preguntándose si quizá estaba haciendo algo mal, quizá ya no le era lo suficientemente atractiva. Mientras tomaba una ducha comenzó a tocar sus pechos, inspeccionando si tenían el tamaño correcto.
— ¿Por que? —
Siempre que salía a recorrer las calles veía parejas melosas y ella más sola que un perro.
De las raras veces que Kyojuro llegaba a su hogar pasaba algo de tiempo con ella, le hablaba de sus misiones o le traía uno que otro obsequio pero nunca la tocaba.
Incluso a veces dormían en habitaciones separadas, esto le ayudaba a soñar que ella y su esposo hacían el amor. Lo cual más alejado de la realidad no podía estar.
Debido a este comportamiento ella empezó a mostrarse distante a él, ya no lo esperaba con las mismas ansias, ni lo contemplaba con alegría cuando le contaba de sus misiones es más, ya ni se preocupaba por su apariencia, después de todo pareciera que el nunca lo notaba.
Mientras recogía los trastos de la mesa el la tomó de la mano. Estaba nervioso y con el rostro sonrojado. Soltó su mano de inmediato.
— ¿Me podrías preparar el baño? —
Ella asintió ligeramente mientras dejaba los trastes en la cocina y se dirigía a preparar el baño.
El agua caliente le hacía desear estar en cama, pues el invierno era crudo.
<< Una vez que acabe esto podre irme a la cama >>
Pensó, quizá podría descansar más de lo habitual.
— Kyojuro... El baño está listo — Murmuro entre las paredes de papel.
— Gracias... Enseguida salgo — Su voz sonaba agitada.
— ¿Necesitas ayuda? — Pregunto por cortesía.
— No... ____________ — Otro jadeo — Estoy bien, puedes irte a dormir.
No la necesitaba.
Ella se fue a su habitación individual con el propósito de preparar su cama y ponerse su camisón, estaba cansada para ella el día había sido difícil, pero no se imaginaba lo difícil que debió ser para Kyojuro, en el exterior y con demonios intentando comerte cada dos por tres.
Mientras se recostaba la casa y todos sus alrededores quedó en profunda oscuridad y silencio, ella se removia incómoda en el futon.
Una de sus manos empezó a descender hacia su entre pierna, sentía mucho calor y algo palpitaba en ella.
Sus dedos empezaron a introducirse en esa caliente carnosidad, masajeaba lentamente mientras simulaba penetraciones, como necesitaba de su esposo en ese momento.
Sentía su vientre estirarse y dejar caer algo que venía de su interior.
Jadeando en la oscuridad, con el sudor cayendo por su sien, una voz familiar la hizo salir de aquella sensación de placer.
— Te tocas en la oscuridad teniendo esposo — Te sentaste rápidamente con vergüenza, sacando tus dedos de tu interior.
— Kyojuro — Tragame tierra, que vergüenza, tu rostro estaba colorado. — Yo...
Él se estaba acercando lentamente, podías ver que su cabello seguía húmedo, pues se pegaba a su cuello y rostro.
Se puso de cuclillas a tu lado. Una de su manos se metió debajo de la colcha y empezó a recorrer tus muslos hasta llegar a tu intimidad completamente mojada por la experiencia anterior, empezó a masajear un punto en especifico miéntras soltaba algunos gruñidos.
— Te estabas tocando teniendome a mi ¿Eh? — Sonaba con rencor, apreto con fuerza ese botón rosa mientras caías en sus brazos por la excitacion.
— Kyojuro —
— Shhhh... Se una buena chica y quítate la ropa —
¿Será que por fin tendrías intimidad con tu esposo?
Empezaste a desvestir tu cuerpo del fundoshi.
Kyojuro te miraba con perversión y una pizca de vergüenza.
— Ven aquí — Señaló sus piernas y tu obediente accsediste.
Pensaste que te penetraria pero empezó un juego con sus dedos de manera hábil, recargarse tus manos en sus hombros, apenas con ese toque tus piernas flaquearon.
— ¿Tan pronto? —
— Cómo no quieres que sea así si nunca me tocas — Dijiste entre su cuello.
El río.
— Por fin te tocaré... ¿Estarás contenta?
Sus dedos eran enroscados por tu caliente interior mientras jadeabas con felicidad.
Empezaste a dejar besos húmedos en su clavícula, dejando tu frente en su cuello mientras jadeabas.
— Tan mojada para mi —
Tus jugos se fueron deslizando por su mano, tus piernas temblaban, ya no podías más.
Caíste por completo en su regazo. Él acaricio tu espalda mientras te recuperabas.
Kyojuro sacó su polla de debajo de su ropa y la coloco en tu entrada, tomó tus caderas y las fue empujando hacia abajo, de manera lenta y tortuosa.
— Ah... Kyojuro — Escuchar su nombre salir de tus labios fue suficiente para que arrojará al futon y su pelvis empezara a chocar de manera vulgar con la tuya.
Tus pechos estaban al descubierto, dando una espectacular vista.
— Oh dios... tan apretada para mi —
Juntaron sus labios, la saliva empezaba a salirse por la comisura de los labios, se separaron por que el aire se les escapaba.
— Kyojuro... —
Una de sus manos fue a tu espalda baja y la levanto ligeramente, Sentiste la gloria cuando la punta de su pene tocó ese punto tan delicada, que te hizo apretar aún más su polla.
— Tan jodida para mi —
Tu cabello estaba desordenado, estabas sudorosa y gemias de manera ruidosa mientras el vaivén era cada vez más fuerte y rápido.
Kyojuro levanto más tus caderas mientras se corría en tu interior.
— Ah... Ah — Estabas cansada, los párpados pesaban pero tu interior seguía apretando la enorme polla de tu esposo.
— Una vez más —
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