[Chapter fifteen - Lágrimas de Cocodrilo]

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[𝑪𝒉𝒂𝒑𝒕𝒆𝒓 𝒇𝒊𝒇𝒕𝒆𝒆𝒏 - 𝑳á𝒈𝒓𝒊𝒎𝒂𝒔 𝒅𝒆 𝑪𝒐𝒄𝒐𝒅𝒓𝒊𝒍𝒐]

— Una vez reciban las llaves de su cabaña despejen la recepción. No queremos molestar a los demás visitantes. — Informó el entrenador que permanecía cerca de la puerta de entrada.

— ¿Y qué hago con todo esto? — El estudiante de último año alzó la caja donde venían bebidas alcohólicas y otras sustancias. Nadie ajeno al instituto se daría cuenta de lo que había en el interior. 

— Déjalo en mi cabaña, lo usaremos todo está noche. — Le palmeó la espalda dedicándole una sonrisa cómplice.

El equipo de fútbol y porristas siempre tenían un ritual, casi un mantra, que repetían en cada competencia sin excepción. Ellos tenían la creencia de que era eso lo que los había mantenido en la cima con todos los primeros lugares para Gavik.

Esto consistía en una fiesta –casi destructiva– llena de drogas y alcohol para todos los estudiantes que asistían al viaje. Todo es destrucción hasta el día siguiente, donde se sientan alrededor de una fogata para quemar un trozo de hoja con el deseo de ganar la competencia escrito en tinta y letra legible. 

Algo tan simple como eso suponía la confianza de todo el equipo. 

— ¡Saint! — La voz de Kluay lo hace detenerse en seco. Venía corriendo detrás de ellos agitando su mano en el aire para ser visto —. Hola. — Saludó en un tono de voz avergonzado cuando llegó a su lado, mordiendo su labio inferior —. ¿Podemos hablar unos minutos?

— Yo... No sé si sea una buena idea, Kluay. — Se aferró a la mano de Perth que le rodeaba la cintura —. Tenemos que desempacar nuestras cosas. — Los labios de su novio depositaron un beso en su sien para hacerlo sentir seguro.

— Puedes traer a PP si eso te hace sentir mejor, solo quiero que hablemos. — Sugirió con el tono suplicante presente en su voz. Tanapon compendio que era algo realmente importante para que insistiera de esa manera —. Por favor.

Suppapong buscó la mirada del azabache que lo sostenía con fuerza. La seguridad que emanaba su cuerpo lo dejaba más tranquilo, pero no deseaba separarse de él en ningún momento. No importaba a donde fuera, lo necesitaba cerca. Tras una breve sonrisa entendió que Perth apoyaría cualquiera que fuera su decisión, siempre y cuando no le perjudicará o causará daño alguno. 

— Iré más tarde a tu cabaña, ¿de acuerdo? De verdad quiero desempacar antes. — Alzó las maletas para confirmar sus palabras, recibiendo una sonrisa que lo dejó más tranquilo. 

— Los esperó, entonces.

Una pequeña chispa de alivio surgió desde su pecho al escucharlo hablar en plural, realmente le había dado la opción de no ir solo. Agradecía ese gesto, porque por nada del mundo quería alejarse de las únicas tres personas en las que confiaba; PP, Billkin, y recientemente, Perth.

[Shooting Stars] ➳ PerthSaint © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora