[Shooting Stars] ➳ PerthSaint ©

[Chapter twenty two - Painful past]

[𝑪𝒉𝒂𝒑𝒕𝒆𝒓 𝒕𝒘𝒆𝒏𝒕𝒚 𝒕𝒘𝒐 - 𝑷𝒂𝒊𝒏𝒇𝒖𝒍 𝒑𝒂𝒔𝒕]

Era abrumadora la sensación de asfixia que siente en ese momento luego de colgar la llamada con sus amigos. El frío en el viento lo golpea repetidas veces que ya ha secado los restos de lágrimas en su rostro. Lo que más duele en ese momento es su corazón, porque sabe que todo es culpa suya.

Si no hubiera sido por esa discusión en el coche que les causó el accidente que le hizo perder la memoria quizá las cosas serían diferentes. Quizá en ese momento Perth tendría a sus padres y habría vivido una vida normal. Una vida feliz.

¿Pero que felicidad traería alguien como él? Todo el tiempo pasaba con pensamientos intrusivos, actuando de una manera u otra, tan cambiante como el clima en las estaciones del año. Y tenía un padre que quería aparentar lo que no eran todo el tiempo. Por supuesto que tenían dinero, pero, ¿ricos? Para nada. Incluso todo el dinero con el que goza su padre fue ganado de la peor manera. Siempre haciendo daño a otros.

Deseaba que Perth no le odiara por todo el daño que pasó después de haberlo conocido. Deseaba que lo perdonará por haber arruinado a su familia. ¿Y si se acercó a él para vengarse? Se lo merece después de todo.

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Pasado.

— Papá, Perth vendrá a verme. — Permanecía parado a un lado de su padre observando como tecleaba en la computadora.

— ¿Y qué? — Respondió cortante, lanzado un suspiro al aire.

— Se quedará a cenar. ¿Puedes ser amable con él, por favor? — Detuvo sus manos para que le prestará atención y apartará la vista de su trabajo —. De verdad lo amo, papá. Quiero hacer mi vida con él, o al menos intentarlo.

— ¿Amarlo? ¿Hacer tu vida con él? — Exclamó horrorizado —. No seas infantil, ese chico no tiene nada para ofrecerte.

— Tú eres el infantil. Siempre que está conmigo evitas a toda costa salir de tu despacho. ¡Ni siquiera comes para evitar verlo! — Dijo completamente enojado —. Lo está intentando, papá. Se esfuerza por llevarse bien con mi madre, y a ti parece no importarte lo que me hace feliz a mí.

El señor Suppapong se le quedó mirando con el ceño fruncido, y al ver que su hijo tampoco cedía la mirada, soltó una bocanada de aire en señal de rendición.

— Está bien, si eres feliz haré lo que pueda.

××

El ambiente en el despacho era tenso. Una incomodidad recorría todo su cuerpo, causando que sus manos comenzarán a sudar.

Sabía lo mucho que el padre de Saint lo odiaba, se notaba a kilómetros y tenerlo ahora mismo de frente, mirándolo con esa mirada ártica, sin expresión alguna en el rostro, lo dejaba con una sensación de temor.