Capítulo 10

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Narra Jeff:




Continuación de Flashback:




Tomando en cuenta que yo también tenía hambre, mandé a pedir un buffet a mi oficina, donde el Omega llamado Barcode, comió una gran cantidad de comida como si en verdad no hubiera comido en mucho tiempo; y me gustó mucho, sentí que la posición en la que estaba ahora, me permitía ayudar a más personas, que cuando dependía de Meg.

Y con respecto a Meg, vive en la mansión conmigo desde que nos mudamos y no la dejé tomar otra habitación que no fuera la segunda de mayor importancia porque fue la única que se quedó siempre conmigo. Así pasaron un par de años más y quien se suponía que sería mi esposo, ya había cumplido la mayoría de edad, razón por la que me presentaron con sus abuelos.

- ¡Tú no eres digno de ser mi yerno! ¿Crees que no sabemos que eres un bastardo? - Me espetó con repudio el abuelo del chico.

- Los rumores corren bastante rápido niño. Y definitivamente, tú no formarás parte de la familia Nannakun, así mi nieto fuera un Omega, jamás lo casaría con un bastardo y mestizo. - Las duras palabras de la abuela me hicieron sentir peor.

No es primera vez que un alfa me lastima de forma tan cruel, y lo que pasó solo me recordó que mi abuela también me repudió por ser un mestizo, ni siquiera vio que en mí también corría su sangre. Por eso, ahora me juré que no permitiría que otro alfa me viera como un juguete al cual puede aplastar; así que lejos de ponerme a llorar, me levanté y con gran garbo dije:

- Espero que sepan rezar, para que empiecen a pedirle a todos los santos que ninguno de sus familiares caiga en mis manos. Porque si eso llegase a suceder, lo haré vivir un infierno, lo dejaré sin moral y cuando ya no valga nada, yo mismo haré que se suicide de desesperación. - Ambos me miraron con sus ojos bien abiertos.

- No te atreverías. - Me dijo el abuelo.

- Señor, usted no me conoce... Solamente les recuerdo, que empiecen a rezar.

Mi abogado, mis guardias y yo, caminamos al unísono hacia la puerta, las feromonas de ira que estaban liberando mi cuerpo eran tan fuertes que incluso Barcode me tuvo miedo. En ese entonces, él estaba viviendo en mi casa, a Meg no le gustaba la idea, me lo había hecho saber en repetidas ocasiones, incluso hizo que Saint me llamara desde Hong Kong para convencerme.

- "¡No te enojes con Meg, solo está preocupada por ti! Y como escucho las cosas, con justas razones, explícame, ¿qué hace un Omega en tu mansión? ¿Qué harás si entra en celo?" - Me regaña Saint por teléfono.

- No lo sé Saint. Pero la juventud se me está yendo y mis opciones también, tal vez lo conservo para no sentirme solo. - Hablé por primera vez con la verdad, porque es fácil decirle a mi mejor amigo como me siento.

- Bueno, tú sabrás si lo que haces es correcto. Pero ve haciéndote la idea, de que si su alfa destinado aparece, debes decirle adiós. - Me aconseja.

- Si lo marco, su alfa no podrá alejarlo de mí. - Le dije con ironía.

- No seas imbécil Jeff. Supongamos que ese fuera mi Omega, aún con tu marca no te lo dejaría porque es mío, e imagino que otros alfas pensarán igual.

Las palabras de mi amigo me dejaron pensando en lo que debería hacer ahora; es decir, es que sí me atrae Barcode, pero no es mi Omega y mi alfa interno lo rechaza de alguna manera. Aunque tampoco puedo dejar de pensar en que mi juventud puede acabarse antes de encontrar a mi Omega destinado o alguien que me haga realmente feliz.

Un Alfa Obsesionado "JeffTa"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora