La verdad

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El día en que Izuku fue secuestrado, lo llevaron a un calabozo que era secreto; allí lo encadenaron de los pies, manos y taparon su boca con un trapo.

Trataba de moverse para escapar pero no podía, lloraba y se quejaba para que lo soltaran; Dabi ya harto por sus intentos lo goleó provocando que sangrara un poco.

—¡Carajo! ¡Cállate ya!

—Oye—se quejó la rubia—no lo trates así—se acercó más a Izuku para limpiar la sangre, obviamente lo hizo para acumularla.

—Dabi, espera a que mi padre de órdenes. No te adelantes.

Izuku seguía sollozado, sentía tanto miedo de lo que pasaría, ¿acaso moriría sin ver a su padre y pedirle perdón? Y sin ver por última vez a su Kacchan.

—Me estresa. Yo creo que le tenemos que dar una lección para que se quede callado—sonrió ladinamente.

—¿Qué tienes en mente?—pregunto Shigaraki.

De pronto vio cómo Dabi empezaba a desabotonar su pantalón, en cuanto Izuku lo notó; su miedo aumentó más y sus ganas de querer irse también. Por ende trato de moverse para irse.

—Yo me largo, no quiero ver—dijo Toga girándose para irse y notó a Kirishima en la entrada—vaya, viniste justo a tiempo.

—Y-yo mejor me voy—intento irse pero Toga fue más rápida.

—No seas así—lo tomó de la muñeca acercándolo más a la escena—después de todo, fue gracias a ti.

Kirishima cerró los ojos al ver cómo Dabi empezaba a tomarlo a la fuerza, escuchar el llanto de aquel ángel hacía que su alma despiadada se sintiera una completa basura.

Cuando Toga notó aquello, lo tomó de la cara abriéndole los ojos para que no se perdiera de ningún detalle. Shigaraki solo rodó los ojos y salió de allí, odiaba cuando sus amigos se comportaban así.

Después de algunos minutos, el ángel dejó de poner resistencia y su miraba estaba completamente apagada mientras se quedaba mirando a la nada. Kirishima quería ayudarlo, pero era demasiado tarde.

Dabi salió del pecoso para después subirse sus pantalones—espero que con eso te quedes callado—lo tomó del mentón—estúpido angel—lo soltó y miró a Kirishima—¿quieres intentarlo?

Kirishima no respondió y solo observó al ángel que yacía tirado en el suelo sin mostrar emociones. Toga lo soltó y Dabi solo sonrió.

—Para ti solo, pero no le digas a Bakugou. Si no ya sabrás lo que te pasará—lo amenazó y ambos salieron de allí.

Izuku miró al pelirrojo preparándose mentalmente para lo que sea que venía a continuación.

—Lo siento—se dejó caer al suelo—no pude ayudarte... y ahora estás... —miraba su piel lastimada de rasguños y sangre—en verdad lo siento—bajo la mirada para comenzar a llorar.

El ángel solo lo observaba, después de todo no podía hablar debido al trapo en su boca, su cuerpo le dolía y se sentía débil. Cerró los ojos lentamente para quedar inconsciente.

Ese día después de que Izuku recobrara la conciencia, Kirishima lo ayudó a limpiar sus heridas, aunque había una que no podría curar.

Al día siguiente apareció un ser de aspecto temible y a su lado los mismos que lo habían secuestrado, Izuku había quedado traumado y en cuando vio que se acercó, cerró los ojos temblando.

AFO miró a los chicos para ver quien había sido, notó como Dabi desviaba la mirada y supo que era él.

—Tranquilo—dijo volviendo su vista a Izuku—solo estarás aquí hasta que mi querido hijo se case. Así que pórtate bien—lo tomó del rostro—eres una reliquia perfecta.

Ángel y Demonio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora