Enma y Armin son mejores amigos desde que entraron al instituto y después de 5 años lo siguen siendo, pero nada es para siempre ¿no? ¿Seguiran siendo amigos o hay algo más?
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Por cierto las imágenes no las hice yo, las he cogido de pinterest, así...
Habían pasado ya más de 5 minutos desde que Enma se fue al baño. ¿Porque está tardando tanto? Ella normalmente es muy puntual, ¿donde carajos está? La gente iba entrando a la clase, yo tenía mi mirada fijada en la puerta para ver si entraba Enma, pero no la veía, después ví que entraron Ámber y sus estúpidas amigas riéndose, y las miré entrecerrando los ojos, esto huele mal, seguro que ellas tenían algo que ver con la tardanza de Enma. Después de un minuto, entró el señor Farrés, se sentó en su mesa y empezó a pasar lista.
–¿Enma Martin? –Toda la clase estaba silenciada pero oí a las tres estúpidas reirse y las eché una mirada asesina.
–¿No está? –dijo el señor Farrés levántando la cabeza.
Me levanté arrastrando la silla hacia atrás y miré al señor Farrés. -¿Puedo ir a buscarla?
–Si, pero déese prisa señor Armin.
Asentí con la cabeza y me fuí a buscar a Enma. Miré por todos lados y no había ni rastro, hasta que de repente oí su voz pidiendo socorro. Me alarmé y fuí escopetado hasta la puerta de donde procedía su voz, llegué a la puerta de la sala de conserje y grité.
–¿¡Enma!?
• Narra Enma •
Reconocí esa voz y levanté la cabeza.
–¿¿Armin?? –Me levanté y me pegué a la puerta.
–Si, ¡estoy aquí! ¿Estás bien?
–Ámber me ha encerrado, y se ha llevado las llaves, no puedo abrir la puerta.
–Ahora entiendo sus risitas de brujas con sus secuaces.
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–Sácame de aquí por favor, me está dando claustrofobia. –Armin se quedó en silencio unos segundos y puse la oreja aver si estaba. –¿Armin?
–Espera, tengo una idea
–¿Cuál?
–Quítate voy a echar la puerta abajo. –Se alejó unos metros de la puerta.
–¿¡QUÉ!? Estás loco
–Oh vamos siempre he querido hacerlo. –Armin puso una voz llena de emoción y se frotó las manos.
–¡Armin, es una locura! ¿Y si alguien lo ve?
–Tranquila, decimos que ha sido Ámber
No me quedaba otra opción, parecía seguro de si mismo. Me aparté un poco de la puerta y suspiré. –Ten cuidado por favor.
Pude oir como Armin respiró profundamente. –¡Allá voy! –Cogió un poco de impulso, se acercó corriendo a la puerta poniendo su brazo derecho hacía delante y derrumbó la puerta haciendo que él cayera encima de esta.
