Ivan...
La sentí...
La sentí desde el primer momento que ingreso a la Capital. Mi lobo se encontraba inquieto, desesperado. El dolor era cada vez más insoportable, la noche anterior no había podido dormir absolutamente nada; solo quería que mi beta la trajera de una vez por todas para aliviar el maldito malestar.
Era como si millones de puñales te estuvieran perforando cada parte de tu cuerpo, junto con la sensación de estar ahogandote, anhelando un poco de aire y liberación, la cual era cada vez más lejana a medida que los días restantes para que mi mate cumpliera años terminaban.
La reacción de mi lobo me dejó aún más frustrado, aulló en mi interior al sentir a la humana en el castillo.
Cada vez más cerca.
Me encontraba en el despacho cuando Gael ingreso y me dijo que mi mate ya estaba en la habitación que le había asignado con anticipación. Mi beta iba a hablar, pero no le di oportunidad de decirme nada, ya que la desesperación por aliviar el malestar fue mayor.
A medida que caminaba su olor se intensificaba, llegué a la puerta y sin esperar un minuto más la abrí.
Allí estaba ella.
Con la mirada hacia el ventanal de la habitación, mirando la creciente luna que iluminaba esa noche.
Cerré la puerta a mis espaldas llamando su atención. Ella me observo reflejando la sorpresa en su rostro.
Mi lobo quiso tomar el control al verla.
Era... Era... Hermosa...
Contuve a mi instinto animal y me quedé mirandola desde mi lugar. Ella me detellaba, llevo esos grande ojos azules y me recorrió por completo. Casi quise sonreír al ver el tono rosado que cobraron sus mejillas al darse cuenta de su acción.
No pude evitar recorrer con mi mirada su cuerpo. La bebé que recordaba ya no estaba, ahora en su lugar se encontraba una mujer, de pequeña estatura y cuerpo de diosa que te invitaba a pecar. Pero con el rostro delicado de un auténtico ángel y de larga cabellera rubia.
Toda ella era como un imán para mí, su olor me llamaba. Mi lobo se remueve dentro de mi con la intención de tomarla en sus brazos y marcarla como suya.
Quedé sorprendido por su pequeño momento de atrevimiento, al parecer ella no sabía quien era yo. Me pareció un poco gracioso lo tímida que era, era como un diminuto conejo asustado.
Y eso era lo que más me molestaba, ella no era la mate que esperaba. Ella es tan... Débil y frágil.
Ya el dolor había cesado, pero igual la molestia y la sensación de asfixia seguía ahí. Aún no es suficiente, aún no...
-Alfa, la joven Luna...
-No le digas así- gruñi haciendo que mi beta bajara la cabeza sumiso- Ella no es, ni será nunca la Luna Suprema.
Un silencio se formó entre ambos. Solo un momento antes de mi beta volviera a tomar la palabra.
-Creo que debe hablar a más detalle con ella, hay cosas que aún no conoce.
Fruncí el ceño.
-¿Como cuáles? No creo que haya estado encerrada toda su vida...- la expresión en el rostro de Gael me hizo callar- Maldición, no es verdad.
Pase mis manos por el rostro. Esto no puede estar pasando.
-Ella no conoce nada del mundo exterior. Toda su vida estuvo encerrada, su madre se encargo que jamás fuera encontrada. A penas y sabe algo de nuestra especie.
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Solo a El
WerewolfTodos los países se regían por el Alfa que los lideraba. Un personaje de fuerza y belleza insuperable, un ser tan sanguinario y cruel que con solo su nombre te hacía temblar y correr. Nadie era capaz de levantar la mirada cuando el pasaba, nadie que...