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Las estaciones del año seguían avanzando, en un cerrar de ojos el calor del verano se aproximaba a Japón. Para Gojo Satoru era increíble como el tiempo había transcurrido desde que se había encontrado con Suguru Getou, parecía ser que el azabache le había ayudado a que su vida dejará de estar en pausa. Pensar en su mejor amigo hacía que las mariposas revolotearan en su interior, sentía el calor recorrer sus mejillas y una sonrisa de tonto se plasmaba en su rostro.

Suspiró revisando su celular y buscando rápidamente entre sus contactos al que alborotaba todo su ser.

Suguru
¿Cómo van tus vacaciones?
¿Aún no te ahogas en el mar?

Satoru
Son terribles, ya me quemé la espalda
¿Qué tal tú? ¿Me extrañas?

Satoru tecleaba con nerviosismo pesé a su mensaje coqueto y con intenciones de molestar a su amigo. Se quedó sentado en unas de las sillas de playa con la vista fija en la pantalla del celular, ignorando por completo al pequeño Megumi que empezaba a llenarle de arena la ropa de baño. El albino no recordaba con exactitud la vez que se había emborrachado en el karaoke. Tenía presente que había llorado como magdalena en brazos de Suguru, pero no sabía que había pasado luego.

Suguru
Sí, mira como estoy llorando por ti

El azabache le había enviado un foto donde una fina capa de sudor cubría su piel, tenía mechones rebeldes en su frente y para matar a Gojo Satoru, tenía una maldita sonrisa de par en par. En el fondo podía divisar a otras personas con trajes de artes marciales. Sintió como su corazón empezó a latir en frenesí, no sabía si su mejor amigo era consciente de lo que causaba. Pero de hacerlo era toda una maldición.

Suguru
Estoy practicando para poder darte una paliza

Satoru
Ah mira, no sabía que tu lenguaje de amor era por golpes

Satoru se levantó de la silla notando toda la arena que corría por sus glúteos, volteo a ver rápidamente hacia la dirección donde escucho unas suaves risas, no tenía que ser un adivino para saber que se trataba de Megumi.

—¡No querrás que le diga a Itadori y Nobara que aún duermes con tus peluches de animalitos!—

Bufó sacudiéndose todo lo que pudiera mientras mantenía su celular a mano, esperando con paciencia la respuesta de Suguru. Caminó por la costa admirando el paisaje disfrutando la sensación de la arena en sus pies, la brisa chocando contra su rostro y el sonido de las olas. Era el lugar perfecto, pero, recuerdos nostálgicos le invadían de su vida pasada en tal escenario.

Una suave sonrisa se formaba poco a poco, sentía la debilidad de sus comisuras al levantarse. Llegó un punto donde se cansó de caminar y prefirió sentarse cerca del agua salada que tentaba con mojarle los pies.

Le habría gustado estar ahora mismo con sus amigos, especialmente con Suguru. Jugando en el agua, quizás encontrándose con algún animal marino que fuera estúpido y las risas no faltarán. No le molestaba del todo que fuera un viaje familiar, pasaba tiempo con su primo Megumi que adoraba con su vida entera pesé a que este lo odiara, le gustaba pensar que muy en el fondo él también lo quería.

Su celular vibró, que sus manos no dudaron en moverse rápidamente revisando el mensaje.

Suguru
Y sí, te extraño Satoru

Nos volveremos a ver. [SatoSugu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora