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Hyunjin llegó temprano como de costumbre, dejó sus cosas en el salón de arte y después fue a su salón, todo parecía ser lo común, pero aún podía sentir esos ojos que apuntaban a su nuca, eso no era lo normal.

Al voltear Minho giró la cabeza para el otro lado fingiendo no estarlo viendo, pero Hyunjin sabía que era él la persona que lo observaba, después de todo era la única persona que lo había notado después de tantos años, todos sabían que Hyunjin estaba ahí pero solo era un extra en la vida de los demás, algunos días mi siquiera estaba seguro de ser protagonista en su propia historia.

Aquellos orbes cafés lo miraron toda la mañana, hasta la llegada del almuerzo donde el pelinegro pudo huir y esconderse en el salón de arte, sus audífonos y el cuadro frente a él era lo único que existía en su mundo justo ahora. Las pequeñas notas de música llegando a sus oídos junto a sus suaves pinceladas. Cuando pintaba eran los únicos momentos en los que a pesar de estar solo se sentía acompañado por su alma, por su mente y por su arte.

Pequeños toques en la puerta se hicieron presentes, sin embargo estos no fueron escuchados por Hyunjin, el rechinado de la puerta abriéndose tampoco fue oído, tampoco los pasos contra el suelo ni la tenue voz que hablaba, percibió el toque en su hombro derecho y se sobresaltó quitándose los audífonos para darse la vuelta. Ahí estaba ahí otra vez, la única persona que lo veía estaba parada frente a él haciéndolo retomar el camino de la realidad, sacándolo de su mundo y de su arte.

-¿Qué haces aquí?-Pregunto tajantemente Hyunjin.

-Es solo que no te vi en la cafetería y pregunté con algunos chicos y me dijeron que estabas aquí.

"Así que no soy tan invisible"pensó.

-¿Para qué me buscabas?

Las cortantes palabras del pelinegro no lograban su cometido de alejar al intruso, al contrario parecían que lo invitaban a quedarse, haciendo que Minho tomara asiento en un banco que se encontraba cerca.

-Nada en especial, es solo que vi que estabas solo así que decidí entrar y hacerte compañía.

-Nadie te lo pidió.

-Lo sé, solo quise hacerlo. Por cierto, pintas muy bien.

-No lo veas, nadie te dio permiso de ver lo que hago.

Hyunjin se levantó de su asiento provocando que Lee se levantara también del suyo.

-Bien, lo siento no era mi intención, para la siguiente pediré permiso.

-Si vas a quedarte aquí siéntate al otro lado.-Exclamó Hwang.

Minho jaló su banco hasta quedar pegado a la pared, donde solo podía ver el rostro del pelinegro y la espalda de su cuadro.

-¿Ya comiste?-Preguntó Lee.

-No.

-¿Quieres que te traiga algo de la cafetería?-Lee se paró de su asiento al terminar de hablar.

-No, Gracias.

-Pero no has comido nada. Tranquilo yo voy por algo para ti y para mi, sirve que yo también como.

El castaño salió del salón dejando a Hyunjin solo y confundido, Minho era de las pocas personas que siempre se comportó medianamente amable con él, pero justo ahora no estaba siendo solo "medianamente amable". Le era imposible no pensar que algo quería a cambio, tal vez un cuadro, alguna tarea, algún trabajo, en la cabeza de Hyunjin era poco real que una persona se acercara a él siendo amable solo para ser su amigo, nadie lo había notado en años, era raro que ahora alguien tuviera los ojos puestos en él.

Un par de minutos más bastaron para que Minho llegara con dos sándwiches y jugos, al pasar por los pasillos los chicos lo invitaban a sentarse con ellos en su mesa de la cafetería, Minho los rechazaba cortésmente, hasta que entró al salón nuevamente y ahí estaba el pelinegro pintando, esta vez ya había aprendido y tomó asiento en su lugar sin ver lo que Hyunjin pintaba, le acercó lo que previamente había comprado para él y se limitó a quedarse sentado en silencio, comiendo lentamente su comida, Hwang hizo lo mismo.

Los minutos siguieron pasando en silencio, ambos habían terminado su comida, aún estando en la misma habitación sin nadie más cada uno evitaba el contacto visual, como si esto los hiciera conscientes de que solo estaban ellos dos.

-Gracias por la comida.-Hyunjin disipó el silencio.

-No hay problema.-La voz de Minho siempre era tan amable como un pétalo, pero Hyunjin sabía bien que esa misma voz podía quebrarse tan fácilmente como un cristal.

-Supongo que ya estamos a mano.

-¿Qué?

-Tu dijiste ayer que querías agradecerme de alguna manera lo del baño, pues ya está, no me debes nada.

-No, pero esto no es lo mismo.-Hyunjin sin prestar atención a las palabras de Minho comenzó a guardar sus cosas.

-Para mí lo es, así que estamos a mano.

El sonido de la puerta cerrándose fue lo único que hizo darse cuenta a Minho que estaba solo en la habitación, soltó un suspiro y salió también.

Al estar en el pasillo volteó para ambos lados, pero Hyunjin ya no estaba ahí, no había nadie más, lo único presente era el bullicio lejano de la cafetería, a la que a pasos lentos se dirigió.

Sus amigos aún seguían ahí, le caían bien pero todo se sentía tan superficial, como si solo existieran para conversar un poco y ya, conocía el nombre de todos, conocía quienes eran sus parejas o donde habían ido de vacaciones, pero no sabía el nombre de sus padres o que les gustaba hacer, Minho se sentía desconectado de todos ellos, había compartido más sobre su vida con Hyunjin en diez minutos que con sus amigos de toda la vida.

Minho se había cansado de lo vacío y solitario que era ser amigo de todos, quería algo real en su vida, alguien con quien pudiera llorar, reír, contar cosas tristes, platicar sobre algo más que fiestas y vacaciones sin sentido, quería poder vivir con la intensidad de algo verdadero.























Holaa, espero que esta historia les esté gustando, actualizaciones todos los viernes:)

Empty Souls-HyunhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora